Características del profesor de religión
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El profesor de Religión, está condicionado por dos factores que van anexos a su peculiar tarea en la escuela. Conviene no perder de vista que la ERE “tiene unas carácterísticas que la identifican escolarmente como modalidad opcional curricular de carácter confesional” configurando al que la imparte, por una parte como “profesor” y por otra como “enviado” de la iglesia. Las principales funciones del profesor de religión como docente en un centro escolar son;
El profesor de ERE desde su perspectiva docente
Debe ser responsable en su gestión como profesor, con un perfil académico intachable en cuanto a los deberes profesionales y exigencias laborales. Además de saber elaborar y llevar a cabo el Proyecto Curricular del Centro en lo referente al área de Religión.El profesor de la ERE desde la perspectiva eclesial
La primera exigencia que se le impone al profesor de Religión es la de ser miembro de la Iglesia de cuyo mensaje es portador.Desde el punto de vista jurídico y teológico la pertenencia a la Iglesia está garantizada por el Bautismo; pero ha de quedar patente y manifiesta tanto en las actitudes como en la praxis cristiana. Ésta incluye la pertenencia pastoral, esto es, que el profesor de religión tenga clara conciencia de su vinculación eclesial manifestada en los signos y gestos que vinculan al cristiano con su comunidad.Carácterísticas del profesor de ERE:
Educador más que docente.
Integrado en la dinámica pedagógica de la LOGSE.
Relación educativa fundamentalmente activa.
La globalización como criterio y actitud didácticos.
Actitud de cercanía.
Actitud de bondad y amor.
Actitud optimista y alegre.
Testigo vital del mensaje que transmite.
Apóstol desde el ministerio de la palabra.
Colaborador en las tareas pastorales de la iglesia.
El profesor de religión es, ante todo, un profesor con sentido de pertenencia al equipo de profesores. Un profesor con presencia educativa en la escuela.Un profesor que cree en las personas. Un profesor con conciencia de su misión que estima y aprecia la propia materia. Un profesor-educador creyente y testimoniante, coherente con los planteamientos de la asignatura.