Zeus se mete a su hijo en su pierna

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Dionisio es conocido como el dios del vino, es el hijo del éxtasis y del temor, de la furia desatada y de la liberación más dulce, el dios loco cuya aparición provoca el frenesí de los hombres, ya que en su concepción y nacimiento anuncia el carácter misterioso y paradójico de su naturaleza. Dionisio, cuenta el mito, fue hijo de Zeus y Sémele, una mortal, hija del rey Cadmo de Tebas. Siendo apenas un feto de 6 meses la mujer de Zeus, Hera, se da cuenta de los amoríos de Zeus y enfurecida por la infidelidad de éste, se le presenta a Sémele y, fingiendo un interés por su integridad, la conmina a exigir a su amante a que se le presentara sin disfraz, elemento que Zeus siempre portaba en su presencia. Al siguiente encuentro con su amado, y después de una promesa de Zeus de que como prueba de su amor accedería a todo lo que pidiese, ella le solicita que se despoje de su disfraz, Zeus intenta desdecirse, porque sabe las consecuencias que esto traerá, más ella es firme en su propósito. Acto seguido, Zeus cumple su promesa y los rayos que emergen de su cuerpo no tardan en devorar a quien había sido su amada. Pero antes de que ella se convirtiese en ceniza, extrae el fruto de su vientre y lo injerta en su muslo para salvarle la vida. Una vez concluida la maduración lo sacará de ahí. 
Cuando Dioniso creció, descubrió la cultura del vino y la forma de extraer su precioso jugo. A este respecto, la leyenda narra lo siguiente: Dioniso se encontró con un frágil tallo de parra, sin pámpanos, racimos o fruto alguno. Le gustó, y decidió hacer algo para preservarlo. En primer lugar, lo introdujo en un huesecillo de pájaro. Tan a gusto se encontró el tallo, que siguió creciendo. Fue entonces cuando tuvo que trasplantarlo al interior de un hueso de león. Posteriormente, hubo de pasarlo a un hueso de asno, de mayor tamaño. Al tiempo, el tallo se convirtió en una parra y dio su fruto. Entonces descubrió Dioniso las propiedades de su zumo fermentado. 
Hera hizo que se volviese loco y le empujó a vagar por diversas partes de la tierra. 
En la leyenda aparece como al menos cuatro personajes: primero, como el respetable patrón del teatro y las artes; segundo, como el afeminado pero violento y fálico dios mistérico de las sanguinarias Ménades; tercero, como la deidad mistérica en los templos de Deméter; y cuarto, como el salvador divino que murió por la humanidad y cuyos cuerpo y sangre son simbólicamente comido y bebido en la eucaristía de los célibes órfico-pitagóricos

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