La vida y obra de Plauto: un genio del teatro latino

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La vida de Plauto

Sobre la vida de Plauto poseemos noticias poco fiables. Originario de Umbría, ciudadano libre, pero pobre, parece que trabajó en el teatro y en otras ocupaciones hasta que logró vender y representar sus primeras obras, que lo hicieron famoso. Fue el único autor verdaderamente popular del teatro latino. Su éxito fue arrollador y creció después de su muerte, hasta el punto de que un siglo más tarde corrían por Roma, bajo su nombre, ciento treinta comedias. El erudito Varrón las sometió a un cuidadoso análisis y llegó a la conclusión de que sólo veintiuna eran de Plauto. Esas veintiuna son las que conservamos, algunas mutiladas y una de ellas (Vidularia) sólo en fragmentos escasos.

Las comedias de Plauto

Todas las comedias de Plauto pertenecen al género de la palliata, es decir, son adaptaciones de obras griegas, con personajes, lugar de acción y contenido griegos. Los autores griegos imitados no son los de la época clásica, sino los de la llamada Comedia Nueva, de los siglos IV-III a. C., sobre todo Menandro, Dífilo y Filemón.

Personajes y tramas

El mundo de las comedias de Plauto es el de los hombres de la calle, el de los seres sin rostro que no tienen ningún protagonismo en la vida social y política. Sus personajes más frecuentes son: el esclavo astuto, el viejo avaro y estúpido, el joven enamorado, la prostituta ávida de dinero, el parásito adulador, el proxeneta avaricioso y sin escrúpulos, el cocinero ladrón, el soldado fanfarrón... La trama consiste con frecuencia en un joven enamorado de una esclava y sin dinero para comprarla; acude a un esclavo suyo y éste, con su astucia, consigue el dinero, a menudo engañando al propio padre del joven o al alcahuete dueño de la muchacha. Siempre hay un final feliz y muchas veces la esclava no es tal, sino una persona libre que fue robada de niña a sus padres por los piratas; los padres la reconocen por alguna señal en el cuerpo o alguna prenda o juguete que conserva de su niñez.

Algunas de las comedias de Plauto

Las obras van precedidas con frecuencia de un prólogo, en el que un personaje, que a veces no interviene en la comedia y hasta puede ser un dios, cuenta el argumento y pide la benevolencia y los aplausos del público para la obra que va a representarse. Los espectadores romanos querían saber la trama y el desenlace de la obra antes de comenzar la representación, para tener la seguridad de que iba a acabar bien a pesar de las penalidades por las que pasarían los protagonistas. Después del prólogo, tal como aparecen hoy editadas, las obras de Plauto constan de cinco actos; pero esta división no proviene de Plauto, sino de sus primeros editores en época del Humanismo.

El legado de Plauto

Plauto supo poner en escena las inquietudes, aspiraciones y frustraciones de la sociedad romana de su época, una sociedad que estaba cambiando como consecuencia de la gran afluencia de esclavos después de la guerra contra el cartaginés Aníbal. Los esclavos, auténticos protagonistas de las comedias plautinas, se burlan de las clases acomodadas y las engañan. Esto debía de resultar atractivo para los grupos sociales más desfavorecidos, que eran los que acudían en masa a las representaciones y se veían reivindicados en escena. Pero más allá de mensajes sociales o morales, lo que Plauto pretendía era provocar el jolgorio popular en estado puro, colocando a los personajes en situaciones que provocaran la carcajada del espectador. La constante búsqueda del efecto cómico es patente en la utilización de la lengua popular y en los recursos estilísticos empleados: juegos de palabras, aliteraciones, anáforas, distorsiones onomásticas, etc. La parodia, la ironía, la caricatura grotesca de personajes y situaciones y las comparaciones hiperbólicas constituyen otros elementos que confieren mayor originalidad al teatro de Plauto.

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