Las Cinco Vías de Santo Tomás de Aquino: Pruebas Racionales de la Existencia Divina

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II.1. El Problema de la Demostración de la Existencia de Dios

Podríamos pensar que, si bien Dios no es perceptible por los sentidos, sí puede serlo directamente por la razón. Ejemplos de conocimiento de este tipo son "los hombres son animales racionales" o "los triángulos tienen tres lados". A estas proposiciones Santo Tomás las denomina "evidentes en sí mismas"; ello quiere decir que en la esencia de los objetos en cuestión se encuentra la propiedad referida en la proposición (que el predicado se incluye en el sujeto). Los ejemplos anteriores son, además, evidentes para nosotros, pues los vemos como verdaderos con solo comprender el concepto sujeto.

Si la existencia de Dios fuese una característica esencial, si se incluyese en su esencia, entonces podríamos suponer que la proposición "Dios existe" puede ser demostrada como verdadera con la mera comprensión del término "Dios". Algunos filósofos (San Anselmo y Descartes) creerán que se puede demostrar la existencia de Dios basándose en ese supuesto (ese es el "argumento ontológico"). Santo Tomás mantendrá, por el contrario, que no cabe una argumentación de ese género porque la esencia de Dios no nos es dada con la misma claridad que, por ejemplo, la esencia del triángulo. Ello quiere decir que la proposición "Dios existe" no es evidente para nosotros, aunque sea evidente en sí misma (pues es verdad que la existencia se incluye en la esencia de Dios).

II.2. Las Cinco Vías de Santo Tomás de Aquino

A pesar de ello, Santo Tomás afirmará que es posible la demostración de la existencia de Dios. La argumentación meramente racional no es la adecuada, pues no es acorde a las facultades humanas; debemos llegar a Dios a partir de lo más conocido para nosotros, es decir, la experiencia sensible.

Las pruebas de Tomás de Aquino (las cinco vías) son demostraciones a posteriori: parten de los efectos de la actuación de Dios en el mundo para remontarse a Él como causa última. Es verdad que no nos permitirán un exhaustivo conocimiento de su esencia —imposible dada la limitación de nuestra naturaleza—, pero sí suficiente como para mantener racionalmente su existencia. Tienen antecedentes en otros filósofos, especialmente Aristóteles y Platón, y todas presentan un esquema argumentativo similar:

  • El punto de partida es un dato real de experiencia, fijándose en distintos aspectos de la realidad del mundo físico.
  • En un segundo momento, introducen un principio metafísico (nada puede ser causa de sí mismo, lo perfecto no puede tener su origen en algo menos perfecto...).
  • En el tercer momento, coinciden en la afirmación de que en una serie causal concatenada no se puede proceder indefinidamente, sino que es necesario detenerse en un término.
  • Y concluyen en la necesidad de la existencia de un ser supremo trascendente.

La primera vía parte de la observación de la existencia de movimiento y termina afirmando la existencia de Dios como Motor Inmóvil; la segunda parte de la existencia de causas en el mundo y concluye en la existencia de una Causa Incausada; la cuarta, de la existencia de diferencias en la perfección de los seres del mundo, y termina proponiendo la existencia de un ser perfectísimo. Pero las más interesantes son la tercera y la quinta.

La Tercera Vía comienza destacando uno de los rasgos más importantes de todos los objetos finitos, la radical insuficiencia de su ser, la contingencia: todos los seres existen, pero podrían no existir; tienen los rasgos que tienen, pero podrían no tenerlos. Si existen y podría

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