Vanguardia escultórica a inicios del siglo XX: De Rodin a Giacometti
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Auguste Rodin: Precedente del cambio en la escultura
**Auguste Rodin**, como artista precedente del cambio de siglo, marca la transición de la estética romántica a la moderna. El siglo XIX, con su realismo y mimesis, da paso a una nueva visión en la escultura de principios del siglo XX. El *Art Nouveau*, la *Belle Époque* y el modernismo se imponen frente a la visión oscura y romántica del siglo anterior. La Revolución Industrial, el colonialismo y los nuevos medios de comunicación generan una visión optimista de la vida, reflejada en un arte que se despega de la estética anquilosada del siglo XIX.
Surge un gusto burgués más refinado y exquisito, junto con nuevos coleccionistas americanos, europeos y rusos que se interesan por el impresionismo, los nabis, los simbolistas y la escuela de Barbizon. Este cambio en la panorámica artística se ve impulsado por la industrialización, los cambios económicos y la aparición de galerías como Duran, Ruel, Vallotton y Kahnweiler. Se inicia un nuevo circuito comercial con la figura del galerista y el marchand, que culmina en las exposiciones finiseculares como la Exposición de París de 1889, con la Torre Eiffel como símbolo.
Exposición de París 1900: Un nuevo paradigma arquitectónico
La **Exposición de París de 1900**, celebrada en el Grand Palais y el Petit Palais, representa la arquitectura abierta, diáfana y transparente de la ingeniería. Esta exposición sintética reúne a representantes del romanticismo, realismo y neoclasicismo del siglo XIX, con una gran presencia de esculturas que marcan la estética de Occidente y los precedentes del cambio.
Henri Matisse: La estética *Art Nouveau*
**Henri Matisse**, en su obra *Mujer contorneada en forma de S* (1901), muestra la influencia rodiniana en la fragmentación arqueológica, pero con una estética modernista, ornamental y decorativa. La línea *serpentinata* o arabesco, la curva praxiteliana en caderas y cuello, y el gusto por recrear la línea en movimiento, relacionan su obra con el crecimiento vegetal. Matisse, aunque clásico en el uso del bronce y gran modelador, se mantiene dentro de la estética *Art Nouveau*, sin grandes innovaciones. Su producción escultórica es limitada, propia de un pintor que trabaja la escultura de forma formidable.
Pablo Picasso: Influencia de Rodin y Medardo Rosso
**Pablo Picasso**, en su *Cabeza de mascarilla de bronce* (1903), muestra la influencia de Rodin y Medardo Rosso. La temática clasicista e ibérica se combina con una marcada influencia impresionista. El estudio psicológico del rostro del retratado, como en *Picador con nariz rota*, se realiza a través de los ceroplastas.
Émile-Antoine Bourdelle: La razón y la lógica griega
**Émile-Antoine Bourdelle**, en su obra *La elocuencia* (1903), de estética neogriega y neohelénica, representa un monumento a Occidente, la razón, la inteligencia y la lógica griega. La escultura, identificada con la dicción clásica y la frenología, presenta un tratamiento liso, ojos almendrados y un cráneo a modo de casco, con cabello decorado en función de la capacidad del individuo.
Alberto Giacometti: La angustia existencialista
**Alberto Giacometti**, en *La nariz*, utiliza el fragmento rodiniano de forma exagerada, con influencias orientales. Sus tres etapas (oriental y africana, surrealismo y Segunda Guerra Mundial) se reflejan en esta obra, que evoca el lamento, el grito y el sufrimiento, en línea con la filosofía existencialista de Sartre. La figura, marcada por la soledad, pende de una jaula espacial, representando el impacto de una bomba en el ser humano. La anatomía desestructurada, con superficies rugosas y corroídas, se materializa en bronce. La innovación en el soporte, la cabeza suspendida y las fases de tratamiento material (bloque, modelado, perforado, suspendido y cinético) marcan la evolución de su obra.
En La mano (1947), Giacometti retoma la influencia de Rodin en el fragmento, introduciendo el brazo y presentando la mano izquierda en contraste, como una sombra en la piedra, evocando las cuevas prehistóricas. La simbología de la mano, texturada y corroída, refleja la filosofía existencialista y las secuelas de la guerra.
Aristide Maillol y Wilhelm Lehmbruck: Fragmentación y nuevos materiales
**Aristide Maillol**, influenciado por Rodin, presenta en su *Torso mutilado* un tratamiento pulido y liso, propio de la influencia del arte africano y egipcio.
Wilhelm Lehmbruck, en su Torso femenino, utiliza la fragmentación y el dinamismo para expresar el intimismo y la reflexión. Como expresionista alemán, Lehmbruck introduce el cemento industrial, un material de la arquitectura, en la escultura, marcando una renovación en los materiales.
George Minne: Simbolismo y modernización urbanística
**George Minne**, en *La fuente de los cinco adolescentes* (1898), trata el tema clásico de Narciso de las *Metamorfosis* de Ovidio, con un canon espiritual y huesudo, típico de la estética nórdica. La multiplicación de la figura, inspirada en las sombras de Adán de Rodin, y la reflexión en el agua, recuperan el hedonismo clásico. Minne, contemporáneo de Gustav Klimt, introduce el banco corrido en la fuente, modernizando el urbanismo y oponiéndose a la fuente piramidal barroca. Se trata de una innovación y una recuperación de la talla directa en piedra.
Josef Bernard y Constantin Brancusi: Síntesis y simplificación
**Josef Bernard**, en *Esfuerzo hacia la naturaleza* (1905), presenta una obra escueta y sintética, de inspiración medieval.
Constantin Brancusi, artista rumano afincado en París, busca simplificar la forma, como se aprecia en la parte inferior de un torso femenino. Aunque amigo de Rodin, Brancusi evita ser influenciado por lo anterior.
Hans Arp: Escultura surrealista y biomórfica
**Hans Arp** es el creador de la escultura surrealista, con una estética biomórfica y orgánica.
En conclusión, la escultura de principios del siglo XX experimenta una profunda transformación, marcada por la influencia de Rodin y la búsqueda de nuevas formas de expresión. Desde el Art Nouveau de Matisse hasta el surrealismo de Arp, pasando por el expresionismo de Lehmbruck y el simbolismo de Minne, los artistas de este periodo exploran la fragmentación, la simplificación y la introducción de nuevos materiales, sentando las bases de la escultura moderna.