Valle-Inclán y García Lorca: Teatro español del siglo XX

VALLE–INCLÁN - Ciclo mítico

Comedias bárbaras: Águila de blasón, Romance de lobos y Cara de plata. Marco espacial → Galicia mítica, en la que imperan las fuerzas primarias. La maldad parece haberse adueñado del universo. En Divinas palabras (1919) se avanza hacia una representación grotesca de la realidad.

Ciclo de las farsas

Transición del Modernismo al esperpento. Farsa infantil de la cabeza del dragón, empieza a ironizarse sobre ciertas convenciones de la literatura modernista y a criticarse aspectos de la sociedad.

Teatro esperpéntico

Más innovador. En Luces de bohemia (1920) la estética de la deformación grotesca se hace sistemática. Considera que la tragedia española sólo puede ser narrada mediante una técnica deshumanizada que impida cualquier identificación emocional. Obliga al espectador a reflexionar y juzgar los conflictos, para lo cual es necesario anular o atenuar la condición humana de los personajes que son animalizados o cosificados.

Esperpento

Técnica antisentimental, basada en el distanciamiento irónico y en la distorsión grotesca de la realidad, muy crítica en el terreno sociopolítico y piadosa con las víctimas de la opresión y la injusticia. Se inspiró en: los movimientos de los títeres del guiñol, la deformidad figurativa expresionista, la sátira violenta - literaria (Quevedo) y plástica (Goya), el caricaturismo y los aspectos distorsionados del habla y los tipos populares del teatro cómico en boga. Escribió otras obras esperpénticas, las novelas Tirano banderas y El ruedo ibérico.

FEDERICO GARCÍA LORCA

Propósito superar la indigencia reinante en el teatro de la época. Aspectos en común con Valle: interés por la farsa (satirizar aspectos ridículos de la sociedad humana) y apego al teatro de guiñol y los títeres. Le desagradaba la truculencia del esperpento. Escribió 2 farsas para muñecos → Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita y Retablillo de don Cristóbal. Y 2 para actores → La zapatera prodigiosa y El amor de don Perlimpín con Belisa en su jardín. Su estancia en Nueva York y La Habana lo llevó a nuevas sendas dramáticas. Dos dramas vanguardistas → Así que pasen cinco años y la pieza surrealista El público – defiende la realización del deseo individual. Destacan las tragedias escritas entre 1933 y 1936 → Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba. Y el drama Doña rosita la soltera. Comparten el protagonismo de la mujer y la represión que ejerce la moral establecida sobre su amor y su sexualidad. Tratan la coerción individual, la frustración de los deseos y la soledad de la mujer española. Se propone conmover y hacer reflexionar al espectador. Bodas de sangre, crea un espacio poético e intemporal sitúa el conflicto entre una boda por intereses económicos y una pasión amorosa auténtica. En el acoso al amante participan personajes simbólicos, como la Muerte y la Luna (dimensión mítica). Yerma, el choque entre el deseo y la represión moral se traslada al terreno maternal. La casa de Bernarda Alba, se denuncia a todo tipo de tiranías que despojan a los seres humanos de su albedrío. Inspirada en un suceso real.