Transformaciones Políticas y Sociales en la España Republicana: Un Análisis de la Primera República

Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Historia

Escrito el en español con un tamaño de 10,85 KB

Transformaciones Políticas y Sociales en la España Republicana

En las elecciones municipales del 12 de abril se dio un claro vuelco a la situación política del país. Los monárquicos habían sufrido una gran derrota ante los republicanos, que ascendieron de forma importante. El día 14, en Gipuzcoana, se proclamó la República y, en otras ciudades españolas, Alfonso XIII suspendió la potestad real y decidió abandonar el país, partiendo hacia el exilio.

En Madrid, el Comité Revolucionario Republicano toma el gobierno y proclama la República. Se formó un Gobierno provisional en el que participaron la derecha liberal republicana, republicanos de izquierdas como Manuel Azaña, republicanos radicales como Lerroux, socialistas como Largo Caballero, nacionalistas catalanes y sectores republicanos galleguistas. Quedaban la derecha monárquica, los nacionalistas vascos y el obrerismo más radical (comunista y anarquista).

Convocatoria de Elecciones y Reformas

Siguiendo el Pacto de San Sebastián, el Gobierno provisional convocó elecciones a Cortes y decidió emprender reformas. Una serie de decretos ministeriales pusieron en marcha un proyecto de reforma agraria, del ejército y el inicio de negociaciones con catalanes y vascos para pactar una solución autonómica.

La nueva república tuvo que enfrentarse a conflictos sociales, animadversión de empresarios y oposición de parte de la Iglesia Católica. Resurgió el viejo anticlericalismo popular y fueron incendiados varios edificios religiosos.

Resultados de las Elecciones

Las elecciones del 28 de junio dieron la mayoría a la coalición republicana-socialista. La nueva composición del Parlamento supuso un cambio significativo en el panorama político del país. Los partidos fueron con una afiliación real y capaces de movilizar a un número elevado de seguidores. Las Cortes nombraron una comisión constitucional para elaborar un proyecto de constitución. La constitución de 1931 tuvo un marcado carácter democrático y progresista, establecía:

  • El Estado se configuraba de forma “integral” con posibilidad de constituir gobiernos autonómicos.
  • El poder legislativo residía plenamente en las Cortes, con una sola cámara. El poder ejecutivo recaía en el Consejo de Ministros y en el presidente de la República. El poder judicial se confiaba a unos jueces independientes.
  • Posibilidad de expropiación de cualquier tipo de propiedades por causa de utilidad social.
  • Declaración de Derechos y Libertades en temas económicos y sociales. Establecía el voto desde los 23 años y, por primera vez, se concedía el voto a las mujeres. Separación de Iglesia y Estado, se reconocía el matrimonio civil y el divorcio. Igualdad de todos los ciudadanos ante el derecho a la educación y al trabajo.

La constitución fue aprobada por amplia mayoría, aun existiendo profundas discrepancias entre la izquierda y la derecha. Manuel Azaña sustituyó a Alcalá Zamora, quien pasó a ser presidente de la República.

Impacto de la Gran Depresión

El cambio de régimen coincidió con la fase más grave de una depresión económica mundial iniciada con el hundimiento de la Bolsa de Nueva York. Esta crisis incidió de manera más débil en la economía exterior que en la economía española. La Gran Depresión se dejó sentir, sobre todo, en los sectores agrícolas y los minerales. Aun así, las exportaciones españolas se redujeron a partir de 1933, sobre todo por las heladas, debiendo destacarse la limitada importancia del comercio exterior a causa del proteccionismo arancelario de la etapa anterior.

Dificultades Económicas

Las dificultades económicas de la etapa republicana fueron, sobre todo, resultado de factores internos: paro agrícola, reparto desigual de la tierra, descapitalización y poca articulación financiera de la industria y la agricultura, etc. Se añadieron la escasa confianza de los empresarios y financieros en el nuevo régimen republicano, así como el aumento salarial y la disminución del número de horas de trabajo. La inversión privada mostró un hundimiento espectacular.

La República conoció una intensa conflictividad social en Andalucía, Extremadura y Castilla la Nueva. Dicha conflictividad social alcanzó su punto álgido a partir de 1933, sumándose los sectores del socialismo español encabezados por Largo Caballero, que contribuyeron a aumentar la desconfianza empresarial y desincentivaron la inversión.

Etapas de la Crisis

Diferenciamos tres etapas:

  1. La primera, entre abril de 1931 y noviembre de 1933, con el deterioro más profundo de los indicadores de confianza y actividad.
  2. La segunda, a comienzos de 1934 y febrero de 1936, con una moderada recuperación a pesar de la revolución de octubre de 1934.
  3. La tercera, de descenso, en los meses anteriores al golpe de Estado de 1936.

Los diferentes gobiernos disminuyeron el gasto público para conseguir el equilibrio presupuestario. Sin embargo, la disminución del gasto público tuvo repercusiones desastrosas sobre los sectores de inversión. El generalizado aumento de los salarios, unido a varias medidas que reducían el número de días anuales de trabajo, disminuyó los beneficios de las empresas e hizo aumentar la desconfianza del empresariado. Esta subida salarial tuvo efectos positivos sobre la economía, lo que aumentó el consumo y favoreció las industrias.

Reformas en el Ejército y la Iglesia

El gobierno republicano estaba convencido de que el ejército necesitaba una profunda transformación. Azaña impulsó una reforma que pretendía crear un ejército profesional. Se proponía poner fin al fuero especial de los militares, acabando con la intervención del ejército en la vida política y con el golpismo. Se fijó la “ley de retiro de la oficialidad”, donde todos los militares debían prometer su adhesión al régimen. Se suprimieron rangos tradicionales y se redujo el número de unidades y oficiales. La reforma no logró sus objetivos, ya que la reducción del presupuesto de defensa dificultó la modernización del material y del armamento.

La República se propuso limitar la influencia de la Iglesia en la sociedad española y secularizar la vida social, con la confesionalidad del Estado, libertad de culto y se permitió el divorcio y el matrimonio civil. Se secularizaron los cementerios. En la enseñanza, se llegó a la disolución de la orden de los jesuitas y la nacionalización de sus bienes. La Ley de Congregaciones limitó la posesión de bienes a las órdenes religiosas y previó la posibilidad de disolución en caso de peligro para el Estado. El problema religioso creó enemigos. Así, una buena parte de la jerarquía eclesiástica manifestó su antagonismo hacia la República, y el obispo de Vitoria fue expulsado del territorio español.

Reforma Agraria

La reforma de la agricultura fue el proyecto de mayor envergadura iniciado por la República. Casi la mitad de la población trabajaba en la agricultura, y en Andalucía, Castilla y Extremadura, más del 50% estaba en manos de grandes propietarios. La República se propuso buscar soluciones ante la urgente necesidad de emprender una reforma. Se perseguía proteger a los campesinos sin tierra y a los arrendatarios, estableciendo la prohibición de poner fin a los contratos de arrendamiento, fijando la jornada de ocho horas y determinando el establecimiento de salarios mínimos.

El verdadero ensayo reformador se llevó a cabo con la elaboración de una Ley de Reforma Agraria, cuyo objetivo era la expropiación de los latifundios y el asentamiento de campesinos. Los resultados de la reforma fueron bastante limitados y conllevaron un considerable aumento de la tensión social. Se expropiaron menos hectáreas de las previstas y se asentaron menos campesinos de los esperados, debido a la lentitud y las dificultades de su aplicación, falta de presupuesto y la resistencia de los propietarios. La aplicación de la reforma agraria tuvo consecuencias sociales importantes, ya que los propietarios mantuvieron una actitud desafiante frente a los campesinos, quienes quedaron decepcionados y se orientaron hacia posturas más revolucionarias.

Movimientos Nacionalistas

En Cataluña, el 14 de abril se proclamó la República Catalana, se reconoció un gobierno autonómico (la Generalitat) y una comisión quedó encargada de redactar un estatuto (Estatuto de Nuria), aprobado en referéndum popular. En 1932 fue aprobado un estatuto para Cataluña con recortes respecto al proyecto de Nuria. Las primeras elecciones legislativas al Parlamento catalán dieron la victoria a Esquerra Republicana de Catalunya, y Macià fue elegido presidente de la Generalitat.

En el País Vasco, se aprobó un proyecto de estatuto (Estatuto de Estella) de carácter partidista y tradicionalista, lo cual retrasó indefinidamente su aprobación. En octubre de 1936, ya iniciada la guerra, se aprobará un estatuto, fruto de un consenso político entre nacionalistas, republicanos y socialistas, y con carácter democrático. Aguirre, principal dirigente del PNV, fue elegido primer Lendakari.

En Galicia, el nacionalismo era menos acusado, así que el proceso estatutario fue mucho más lento. El 28 de junio de 1936 se propuso un proyecto de estatuto que nunca llegó a ser aprobado por las Cortes debido al estallido de la Guerra Civil.

Reformas Laborales y Educativas

Largo Caballero propició reformas destinadas a mejorar las condiciones laborables. Se aprobó la ley de contratos de trabajo y la de jurados mixtos. Se estableció la semana laboral de 40 horas y aumentos de salarios, promoviendo la creación de seguros sociales. Otra reforma importante fue la de la enseñanza, cuyo objetivo primordial era promover una educación liberal y laica para toda la población. El centro de su actividad fue la enseñanza primaria, y así se crearon 10,000 nuevas escuelas. Se intentó acabar con la hegemonía de la enseñanza religiosa y se adoptó un modelo de escuela mixta, laica, obligatoria y gratuita.

Polarización Política y Oposición

Las reformas polarizaron la vida política española y el régimen republicano topó con la oposición de los sectores directamente afectados. Los viejos monárquicos fueron derivando progresivamente hacia posiciones antidemocráticas. Se crearon nuevas organizaciones cuya misión era armar ideológicamente a la derecha. A finales de 1932 se creó el CEDA, un partido de la derecha católica y autoritaria, dirigido por Gil Robles. Al año siguiente, los alfonsinos fundaron Renovación Española, partido liderado por Calvo Sotelo, que defendía la necesidad de un golpe de Estado. Los carlistas se agrupaban en la Comunión Tradicionalista y, de corte nacionalsocialista y fascista, crearon las JONS, unidas a Falange Española. En 1933, José Antonio Primo de Rivera.

Entradas relacionadas: