Transformación de Japón: De la Devastación a la Prosperidad Económica
Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Historia
Escrito el en español con un tamaño de 5,62 KB
El Japón contemporáneo: De la Devastación a la Opulencia (Jorge Loyoza)
Las dimensiones de la devastación:
Hasta el siglo XVI, Japón se destacó porque ningún enemigo pudo llegar hasta la península. A partir de esto, el imperio nipón se consolidó por las armas sobre gran parte de Asia. La producción industrial se derrumbó, reduciéndose a menos de una quinta parte del nivel alcanzado al inicio de la guerra.
En el plano psicológico, el panorama no era menos desolador.
El sello de la ocupación
Después de que el emperador admitiera públicamente el triunfo aliado, todo era calma en Japón. En ese clima llegó el General MacArthur, firmando los documentos de la rendición japonesa a bordo del acorazado “Missouri”. Pacífico y responsable, respetó los derechos de otros estados.
Los puntos anteriores se debían cumplir por medio de los siguientes medios:
- Japón sería desarmado y desmilitarizado completamente.
- El pueblo japonés habría de ser alentado para desarrollar el deseo de la libertad individual y el respeto por los derechos humanos fundamentales, quedando el 90% de las tierras en manos de quienes las utilizaban, y no de aquellos que estaban ausentes.
- Reestableciéndose las libertades de pensamiento, religión, reunión, organización y expresión.
Lo más importante va a ser la creación de la nueva constitución japonesa que empezó a regir en el año 1947, donde Japón se convertía en el primer país de la tierra en consagrar constitucionalmente su renuncia al derecho a hacer la guerra con sus propias armas.
Viraje en las políticas de la ocupación
A tres años de iniciada la ocupación, las condiciones internacionales habían cambiado y Japón pasaba a ocupar un sitial nuevo en el pensamiento estratégico norteamericano, regido por una irreconciliable confrontación con la Unión Soviética. Los norteamericanos, frente al creciente avance de los revolucionarios chinos, necesitaban un aliado seguro en el Lejano Oriente.
En el año 1950 se desató la guerra de Corea, acontecimiento que convirtió a Japón en un factor vital para EE. UU. en el área. Así, poco a poco, el antiguo enemigo se transformaba en el principal aliado de Norteamérica en la región. La derecha no representaba ya un peligro; por el contrario, fue progresivamente rehabilitada, desempeñando a partir de entonces un importante papel en la recuperación económica del país. Así, mientras los comunistas y los radicales eran purgados, los norteamericanos estrechaban lazos con los elementos conservadores de la posguerra, dando un impulso decisivo a la vida económica de Japón.
Las condiciones para el despegue económico
Desde 1952, Japón ha sido gobernado por gobiernos de corte conservador. Esto ha sido clave para el éxito de los gobiernos nipones, pese a una constante inestabilidad y rotación de jefes de gobierno. A la salida de Yoshida, llegará un Hatoyama, conservador también, pero que despertará en el pueblo sentimientos nacionalistas. Esto se ve plasmado de inmediato en dos proyectos:
- Revisión de la política japonesa para con los EE. UU.
- Modificación constitucional del país.
Es así que el mayor triunfo de este hombre será la revisión de la política exterior japonesa, junto con calmar las tensas relaciones con la Unión Soviética.
En 1956, Tokio y Moscú reanudan las relaciones diplomáticas, y poco después, Japón entra a la ONU con membresía plena.
La segunda mitad de los cincuenta fue una época de oro para la economía japonesa. Sin embargo, frente a la creciente ola de nacionalismo, Kishi, y por motivos políticos, tuvo que entrar a revisar el Tratado de Seguridad firmado durante la posguerra con su principal aliado, EE. UU.
Pero al producirse la revisión del tratado, los opositores de Kishi no le reconocieron mérito alguno a los logros obtenidos, por lo que en el parlamento hubo fuertes revueltas.
Más allá de personeros políticos, el plan de revitalización económica iba en fuerte crecida.
Fue así que la expansión económica determinó un fuerte aumento en los ingresos de la población.
El éxito japonés fue simplemente espectacular.
Pero el ámbito político no corría la misma suerte.
El milagro japonés ya estaba en todo su esplendor hacia 1964, ocasión ideal para mostrar al mundo los logros obtenidos en casi una década.
Pero los problemas no tardaron en llegar.
La recuperación de la isla Okinawa, bajo el control norteamericano, será un pilar fundamental en la política de Sato.
En julio de 1972, asume la jefatura de gobierno Tanaka.