Transformación Industrial: Energía, Innovación y Capitalismo Global

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La Segunda Revolución Industrial

2.1 Nuevas Fuentes de Energía

El petróleo se convirtió en la fuente de energía fundamental de la Segunda Revolución Industrial. Comenzó a utilizarse como combustible del motor de explosión o de combustión interna. Este nuevo motor, aunque no sustituyó totalmente a las máquinas de vapor, encontró una rápida aplicación en el transporte. Si el petróleo comenzó empleándose para la iluminación en 1859, en 1893 se aplicó al automóvil de forma industrial. En 1883, el ingeniero alemán Gottlieb Daimler había fabricado el primer motor de explosión, aplicándolo poco después al automóvil. En 1890 apareció la primera fábrica de automóviles del mundo, la Daimler Benz, antecesora de la actual "Mercedes".

Junto al petróleo, surgió la electricidad. Aunque los fenómenos eléctricos se investigaban desde el siglo XVII, fue en 1879 cuando Thomas Alva Edison ideó la lámpara eléctrica, el primer invento que empleaba la electricidad de forma práctica. Edison también inventó el micrófono de carbón y el fonógrafo, entre otros.

La invención de la lámpara eléctrica impulsó la rápida aplicación industrial de esta nueva energía, utilizándose en la iluminación de ciudades y viviendas, así como para mover máquinas y en el transporte público (tranvías eléctricos). El petróleo y la electricidad provocaron el desplazamiento irreversible del carbón.

2.2 Tipos de Industria

La industria alcanzó un desarrollo espectacular a finales del siglo XIX. En la siderurgia se aplicaron nuevos métodos de fabricación, que permitieron un rápido crecimiento de la producción de hierro y acero. La industria química creó nuevos productos: abonos, explosivos, colorantes, perfumes y medicinas. La renovación de las técnicas, las máquinas y los métodos de organización empresarial impulsaron un crecimiento considerable de la producción industrial, a un ritmo más acelerado que en el periodo anterior.

2.2 Expansión Geográfica de la Segunda Revolución Industrial

Este nuevo desarrollo industrial afectó a casi toda Europa, Estados Unidos y Japón. Sin embargo, fueron Estados Unidos y Alemania los países donde la Segunda Revolución Industrial alcanzó un mayor nivel de desarrollo. Alemania fue el epicentro de la mayoría de los inventos técnicos en siderurgia, química, automoción y electrónica.

2.3 Métodos de Organización Empresarial

Los progresos del maquinismo permitieron la producción en masa y la estandarización de productos y piezas en serie, haciéndolos intercambiables y asequibles. A fines del siglo XIX y principios del XX, se generalizó el sistema en cadena, donde una pieza pasaba por una serie de puntos donde los obreros realizaban trabajos específicos. Esto fue consecuencia de la racionalización del trabajo, impulsada por el estadounidense Frederick W. Taylor (taylorismo o fordismo), quien estudió el tiempo de ejecución de un trabajo para maximizar el rendimiento y minimizar el esfuerzo.

Estas medidas resultaron en una mayor producción, descenso de precios, mayor división del trabajo y una sociedad cada vez más consumista.

2.4 Evolución del Capitalismo: Del Capitalismo Industrial al Capitalismo Financiero

Características del Sistema Capitalista

Con la Revolución Industrial nació el capitalismo, un nuevo sistema económico basado en la defensa de la propiedad privada de los medios de producción, la búsqueda de beneficios y la libertad de comercio, industria y contratación de mano de obra. El libre mercado, regido por la ley de la oferta y la demanda (libre competencia), era fundamental. Se le denomina industrial porque se fundamenta en el desarrollo de la actividad industrial, que proporciona grandes capitales. El aumento constante del consumo es clave para el funcionamiento óptimo del mercado, ya que la demanda debe absorber la producción creciente. El movimiento obrero se alzó contra sus abusos desde principios del siglo XIX.

Nuevas Formas de Capitalismo: Capitalismo Financiero

La Segunda Revolución Industrial está ligada a la expansión y crecimiento del capitalismo. El capitalismo de la Primera Revolución Industrial se transformó. La necesidad de invertir más capital para incorporar innovaciones tecnológicas obligó a buscar nuevas fuentes de financiación y a concentrar las empresas. Así, el capitalismo industrial inicial fue sustituido por el capitalismo financiero, más especulativo y bursátil. Este capitalismo financiero y empresarial resultó en un gran desarrollo industrial, monopolios, crecimiento del comercio e inversiones en el exterior, y la aparición de un nacionalismo más agresivo y del imperialismo colonialista. Organismos como las sociedades anónimas, la bolsa de valores y los bancos adquirieron una relevancia fundamental.

  • Sociedades Anónimas: El capital es fijo para la empresa y móvil para el inversor, que puede vender su participación en bolsa. Las acciones permiten la participación de todos y se pueden comprar o vender en cualquier momento.
  • Bancos: Aumentaron su número y diversificaron su cometido, pasando de ser simples prestamistas a inversores, participando en ocasiones en la inversión de empresas. Los holdings fueron un instrumento de penetración financiera de la banca en la industria, dando lugar a los bancos industriales y de negocios.

Concentraciones Empresariales

La concentración de capitales se concretó en alianzas o fusiones entre empresas (cártel, trust, holding) para asegurar beneficios, repartir costes y controlar la competencia y el mercado. Se produjo un proceso de concentración empresarial debido a la necesidad de grandes inversiones para nuevos avances tecnológicos y mayores rendimientos, consolidando el poder y la alianza entre la gran industria y la gran banca. El capitalismo actuó a escala mundial, buscando la conquista de mercados mediante la reducción de costos de producción y la fijación de precios para eliminar la competencia.

Se distinguen varios tipos de concentración de empresas:

  • Concentración horizontal: Unión de empresas dedicadas al mismo tipo de actividad (ej., empresas de carbón).
  • Concentración vertical: Asociación de empresas con una dirección única, pero con producción complementaria (ej., industria textil: hilaturas, tintes, tejidos, confección).
  • Trusts: El mayor grado de concentración industrial, consistente en la fusión de empresas independientes que pierden su autonomía financiera, técnica y comercial para conseguir un objetivo común, generalmente monopolístico. El primer trust se creó en Estados Unidos en 1882 con Standard Oil.
  • Holdings: Grupos financieros o bancarios que poseen o controlan la mayoría de las acciones de varias empresas, que conservan su independencia jurídica pero dependen de ellos para su actividad económica o decisiones (ej., ONCE, Alcatel).
  • Cártel: Asociación de empresas de un mismo producto para acuerdos sobre precios, reparto de mercados, producción, tecnología (ej., OPEP).

Empresas multinacionales: El volumen de las empresas nacionales las obligó a buscar mercados más amplios, extendiendo sus intereses por todo el mundo (ej., Coca-Cola). La tendencia hacia la concentración de la actividad productiva y comercial es una característica de la organización industrial desde las revoluciones industriales, desarrollándose en función del sistema capitalista.

El nuevo poder económico de los grandes empresarios industriales y los monopolios influyó en la política de los gobiernos. Las dificultades para vender el exceso de productos causaron rivalidades entre Estados industrializados, en lucha por nuevos mercados, siendo una de las causas directas de la expansión colonial europea a finales del siglo XIX.

1.3 El Liberalismo Económico

Uno de los principios ideológicos rectores de la nueva organización social fue el liberalismo económico, cuyas bases fueron definidas por Adam Smith,
que en su obra La investigación acerca de la naturaleza y la riqueza de las naciones (1776) defendía que la base de la riqueza no sólo está en la posesión de metales preciosos, como defendía el mercantilismo, sino que se encuentra también en el trabajo individual. Aseguraba, además, que las leyes naturales (oferta y demanda) son las que fijan el precio de las cosas. Estas leyes eran, las que equilibraban la producción y el consumo, y las que regulaban el funcionamiento de la sociedad. La economía debe desenvolverse en el mundo de la libre competencia, sin intervención estatal. Se deben suprimir los gremios, (reglamentaciones sobre trabajo, instalación de manufacturas) y, sobre todo, las aduanas. Sólo a partir de mediados del s. XIX, se admitió la intervención del Estado para remediar los abusos producidos por la ley del libre mercado.
El liberalismo económico fue uno de los pilares de lo que posteriormente se denominó el Capitalismo.

1.4 LA REVOLUCIÓN DE LOS TRANSPORTES

El progreso de los transportes fue también decisivo. Fue una vez más en la Inglaterra del siglo XVIII donde se dio el impulso inicial. Mejoraron los caminos y, sobre todo, la navegación fluvial con la construcción de canales que permitían el transporte de mercancías rápida y poco costosa.
Cuando el vapor se convirtió en una energía, en seguida se quiso aprovechar para el transporte. Su aplicación a los carruajes fue un fracaso y sólo se pudo construir un medio de transporte innovador al unir el tradicional sistema de vagonetas desplazadas por raíles con el invento de Stephenson , la locomotora (1829). Nacía así el ferrocarril, utilizado inicialmente en las minas.

El ferrocarril hizo más fácil el intercambio entre distintas regiones del país y fue un negocio fructífero para los inversores y la industria siderúrgica. El gran avance en la construcción de este medio de transporte se produjo en Europa entre 1840 y 1860, y en el caso británico entre 1835 y 1847.En 1870 la red ferroviaria europea había puesto en contacto entre sí a la mayoría de los países. Facilitó la emigraciones interiores y exteriores, y la interrelación de personas y espacios geográficos.
También se aplicó el vapor al transporte marítimo (Fulton); en 1807 empiezan a funcionar en Estados Unidos y en 1842 un barco de vapor consigue dar la vuelta al mundo.
Se fundan poderosas compañías navieras cuya actividad fundamental es el tráfico internacional.
El progreso de la navegación va a dar una dimensión mundial al mercado, posibilitando la conexión económica de los continentes (Europa-América) y el intercambio de materias primas y productos industriales, abaratando los precios de los transportes, el traslado de grandes contingentes de emigrantes y, en general el gran desarrollo de la industria y del comercio.
Finalmente, los nuevos sistemas de transportes acercaron a las personas, permitieron los movimientos de población, la fluidez del correo y la de prensa y dieron lugar a la creación de un ámbito de circulación cada vez menos local y más internacional.

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