Transformación Económica de Europa: La Revolución Industrial
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Hasta la segunda mitad del siglo XVIII, la vida económica de los países europeos se basaba en las actividades agrícolas desarrolladas con técnicas anticuadas y rudimentarias. La industria estaba reducida prácticamente a los trabajos artesanales.
A partir de esa época se inicia en Inglaterra una transformación profunda de las formas de producción que afectaron directamente a la vida de la mayoría de la población.
Causas
Revolución Demográfica
- Disminución de la mortalidad.
- Mantenimiento de las altas tasas de natalidad.
- Población mejor alimentada.
- Mejoras en la medicina y en la higiene.
Esta reducción de la mortalidad tan espectacular da lugar a un gran aumento de la población. Este aumento demográfico proporcionó la mano de obra que necesitaban las fábricas y fue un estímulo imprescindible para la industrialización, ya que creó la demanda necesaria para cubrir la oferta de una fabricación de productos masiva y en serie.
Revolución Agrícola
El aumento de la población aumentó la demanda de alimento y se pasó de una agricultura de subsistencia a una de mercado gracias a una serie de circunstancias:
- Aumento de la superficie cultivada.
- Supresión del barbecho gracias a la rotación de cultivos.
- Selección de semillas y de razas ganaderas.
- Abonos y fertilizantes químicos.
- Nueva maquinaria (trilladora mecánica, segadora mecánica, mejoras en la forma del arado, mejoras en los herrajes de caballos).
El resultado fue que entre 1700 y 1800 la productividad aumentó en un 90%, con lo que se cubrieron las necesidades propias y hubo un excedente para la exportación.
Innovaciones Tecnológicas
A partir de la segunda fase de la revolución industrial, las innovaciones ya no eran ideadas por gente sin cualificar, sino por científicos y técnicos tras largos estudios previos. Todas estas innovaciones repercutirían más en la vida cotidiana de las personas que las innovaciones de la primera fase, por lo que la población tuvo que empezar a acostumbrarse a ellas.
Nuevas Fuentes de Energía
El carbón mineral es uno de los motores de la revolución industrial. Su alto potencial calorífico lo convierte en la fuente de energía fundamental. Con la revolución industrial se inicia la utilización del carbón como combustible; también será utilizado como materia prima.
La máquina de vapor, inventada por James Watt en 1781, proporcionaba un movimiento continuo y circular y utilizaba como fuente de energía el carbón. En la segunda fase de la Revolución industrial, que comenzó hacia 1870, comenzaron a utilizarse nuevas fuentes de energía como el petróleo, el cobre y el acero (hierro + carbono). El acero no se había utilizado mucho hasta ahora porque su obtención era muy costosa.
Nuevas Materias Primas
Abundaban los recursos naturales (hierro, carbón, lana).
En la industria textil, el algodón sustituyó a la lana. Además, se van introduciendo mejoras en el hilado y en el tejido, hasta que por fin aparece el telar mecánico. Las consecuencias fueron una disminución de los costes y un aumento de producción.
La industria textil, al igual que la ferroviaria, necesitaban grandes cantidades de hierro y carbón, lo que hace que se desarrollen de forma espectacular las industrias minera y siderúrgica. En los altos hornos empieza a utilizarse el coque (carbón mineral) para obtener hierro fundido, que posteriormente se somete a un proceso de pudelaje y laminado.
La industria característica en la segunda fase de la revolución industrial fue la química, productora masiva de sosa cáustica, abonos, explosivos (dinamita), derivados de caucho (neumáticos), leche pasteurizada y condensada, medicinas, etc.
Revolución de los Transportes
La revolución industrial no habría sido posible si no se hubiera producido, de forma paralela y unida a ella, una auténtica revolución de los transportes, ligada a la utilización de la máquina de vapor. La auténtica revolución se produjo con la llegada del ferrocarril.
En 1813, Stephenson inventó la locomotora a vapor y en 1830 estableció la primera línea de pasajeros entre Liverpool-Manchester a una velocidad de 40 km/h.
El ferrocarril se había convertido en un instrumento de unión para los mercados y las naciones. Con este nuevo transporte todo era más cercano y más asequible, además de más barato.
La aplicación del vapor a la navegación arrinconó a los veleros y permitió construir buques de mayor tonelaje. Se crearon nuevos canales y vías. En 1869 se abrió el Canal de Suez y en 1914 el canal de Panamá. Gracias a estas nuevas vías y al barco de vapor, alrededor de 1870, se hacían exportaciones masivas de países lejanos, que proporcionaron alimentos a la Europa industrial.
Las comunicaciones y los transportes siguieron desarrollándose mucho más en la segunda fase de la revolución industrial. Aparecieron la bicicleta, la motocicleta, el automóvil, el tranvía, el avión, etc.