Transformación Económica de España durante la Regencia de María Cristina
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Transformación Económica
Durante la Regencia de María Cristina, los progresistas impulsaron una serie de reformas con el objetivo de modernizar la economía española. Estas reformas se centraron en la agricultura, la industria y las finanzas.
Reforma Agraria Liberal
La reforma agraria liberal se basó en tres pilares:
- Disolución del régimen señorial: Eliminó las rentas feudales y estableció una nueva relación entre propietarios y jornaleros o arrendatarios. Si bien liberó a los campesinos del pago de rentas, la titularidad de la tierra apenas cambió.
- Desvinculación de la tierra: Abolió los mayorazgos, permitiendo la compra y venta libre de la tierra. Esto propició la aparición de un mercado de tierras y nuevos tipos de propietarios, pero los campesinos no se convirtieron en propietarios.
- Desamortización: Buscaba solucionar las deudas de Hacienda y facilitar la reforma agraria. La desamortización eclesiástica de Mendizábal y la general de Madoz permitieron que algunos campesinos adquirieran parcelas, pero el objetivo de redistribuir la propiedad fracasó.
La abolición de los privilegios de la Mesta fue otra medida importante. Estas reformas impulsaron la producción agrícola, especialmente de cereales, vid, patatas y maíz, aunque no se produjeron avances técnicos significativos y los rendimientos, si bien aumentaron, se mantuvieron bajos. La falta de innovación y las condiciones físicas del país limitaron el crecimiento.
Industrialización
España experimentó un lento proceso de modernización e industrialización, con la introducción del vapor, el carbón, las máquinas, la fábrica y el ferrocarril. El crecimiento de la producción y el consumo impulsó la creación de empresas. La industria textil se concentró en Barcelona, mientras que la siderometalurgia se desarrolló en Bilbao, Oviedo-Gijón y Málaga, principalmente por su acceso marítimo y proximidad a los países europeos más avanzados. Las industrias textiles catalanas mecanizaron sus procesos y la explotación minera se intensificó, aunque el subsuelo, considerado patrimonio nacional, pasó a estar controlado por compañías extranjeras. Las continuas guerras, la pérdida de los territorios americanos y la escasez de carbón frenaron el proceso.
El Ferrocarril
El ferrocarril transformó el transporte terrestre en España, beneficiando a la industria siderúrgica, la minería y el comercio. La primera línea férrea fue Barcelona-Mataró (1848), seguida de Madrid-Aranjuez (1851). La Ley General de Ferrocarriles de 1855 impulsó la construcción de una red radial con centro en Madrid, mediante concesiones a empresas privadas. La crisis financiera internacional de 1866 paralizó la expansión, que se reanudó en 1876 con la participación de compañías españolas como MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante) y la del Norte. La diferencia de vía española con la del resto de Europa fue un efecto negativo. Otros avances en transportes y comunicaciones fueron la navegación a vapor (desde 1870), la modernización de correos y el inicio de la telegrafía.
Sistema Financiero
La falta de un sistema financiero sólido obstaculizó la industrialización. La escasez de capital se debía a la baja rentabilidad agrícola, las dificultades del transporte y la falta de recursos energéticos. A partir de 1844 se promovió la fundación de bancos para facilitar el crédito. Desde 1856 se autorizó a los bancos a emitir billetes y se constituyeron sociedades de crédito. Los bancos financiaron la construcción del ferrocarril y la deuda pública, con un papel fundamental del Banco de España desde 1856. El capital extranjero, principalmente francés y británico, fue crucial. El capital español se destinó a la compra de tierras y a la creación de pequeñas y medianas empresas. A comienzos del siglo XX, los bancos privados aumentaron su participación en la financiación de la economía y la deuda estatal, favorecidos por los créditos baratos del Banco de España, lo que reforzó los oligopolios industriales. Se crearon bancos públicos como la Banca de Crédito Industrial (1918) y el Banco de Crédito Local (1925). En 1926 se asoció la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA).
as de Ahorros (CECA).