Tomás de Aquino ley natural segundo de bachillerato

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La cuestión de la ley natural aparece en la primera parte de la segunda parte de la suma teológica, donde el tema central son los actos humanos. Los principios de los actos humanos pueden ser internos o externos. Los principios internos son; las potencias del alma, también llamadas capacidades o facultades; y los hábitos operativos, si son buenos se llaman virtudes, si son malos, vicios. Los principios externos son la tentación (inclinación al mal), la ley natural y la gracia (inclinación al bien). Hay distintas clases de leyes: eterna, natural, positiva-humana, positiva-divina. Todas son un dictamen de la razón práctica ordenado al bien común y promulgado por quien tiene a su cargo una comunidad. Según su "fin" la ley natural mira al bien común, de la comunidad; y según su forma: la ley es un acto que dirige las acciones humanas, teniendo en cuenta los bienes que están en juego.

3.1 Ley natural: hábito, potencia y acto:


La primera pregunta es qué es la ley natural, en sentido físico y psicológico.La ley natural no es una potencia o capacidad del alma; ya que los preceptores de la ley natural solo están en la mente cuando pensamos en ellos. Tampoco es una pasión o sentimiento; ya que se puede actuar de acuerdo con la ley natural incluso sin “ganas”. Por lo tanto la ley natural debe ser algo de la razón, por descarte debería ser un hábito.
Pero propia y esencialmente la ley natural NO es un hábito, sino un producto de la razón, “fabricado” por ella.No obstante, secundariamente se puede considerar un hábito, pues está en nosotros gracias a la conciencia moral (acto de conocer la ley natural) que Tomás divide en dos: conciencia y sindéresis.La conciencia es el juicio moral sobre la acción, juicio que puede ser de elogio o reproche, pero los principios de estos juicios los aporta la razón, mediante el hábito de la sindéresis.

3.2 Primeros principios de la razón práctica y de la ley natural

1. La razón práctica: El uso práctico de la razón, cuyo fin es la acción humana se desdobla en dos: Por una parte, el intelecto que conoce las cosas intuitivamente y sin posibilidad de errores;   y la razón, que conoce pasando de una cosa a otra, es un proceso discursivo que parte de ciertas verdades entendidas directamente (primeros principios).

Tanto el intelecto como la razón tienen dos usos: el especulativo o teórico, que pretende conocer la verdad;   y el operativo o práctico, cuyo objetivo es el bien en la acción específica. La razón no llega a su objetivo de golpe, por lo que tiene que partir de unos principios, que se los proporciona el intelecto. Algún ejemplo de principio especulativo o teórico es: el todo es mayor que las partes. Esos principios son evidentes, pero no innatos, es innata la capacidad intelectual de descubrirlos. 2. El primer principio y el primer precepto:
En el campo especulativo/teórico la razón dispone de varios principios, pero en el práctico de cuantos se dispone. Aquino afirma que en el campo práctico la razón tiene un único primer principio que es de carácter operativo o práctico: “Bien es lo que todo ser apetece”.(proviene del intelecto) La razón práctica se propone metas, o sea, busca algún bien. La razón práctica obliga en forma de ley y la ley está compuesta por preceptos. Un precepto es una directriz normativa para la acción, que empuja a realizar lo que todavía no se da (no existe) y hay que hacer. El hábito llamado sindéresis consiste en la captación de estos principios como verdades prácticas evidentes. El primer precepto de la ley natural y en el que se basan los demás es: “El bien es lo que hay que hacer y perseguir; el mal, lo que hay que evitar”. Este primer precepto es en el que se basan todos los demás primeros preceptos como por ejemplo “No hay que ofender a otros con los que vivamos” y a su vez se deduce de este preceptos secundarios que son conocidos por todos los hombres en condiciones normales; como "Honra a tu padre y a tu madre" del cual también se deducen preceptos de tercer grado o lejanos que son solo conocidos por los sabios "Honra a tus mayores".

3. Inclinaciones naturales y otros principios de la ley natural

Para identificar preceptos que indiquen los bienes que hay que perseguir, Aquino retoma el esquema de Séneca y las tres formas de almas y de apetitos.

                     Aspecto        Inclinación         

Primeros


De la            natural           preceptos de


Naturaleza                              la ley natural


Humana

Apetito          Ese aspecto     Autoconservación  Conservación

natural que    es común a            del cuerpo           de la vida

tienen las      toda sustancia      individual                 humana y

cosas sin                                                      prohibición de

conocimiento                                                 lo contrario

Apetito            Común a       Perpetuación     Uníón macho-

sensitivo           todos los      de la especie.          hembra.

animal que       animales                                 (matrimonio)

busca un

bien

particular

conocido

Apetito             Racional          Conocer la           Evitar la 

racional que     específico       verdad sobre        ignorancia.

tiende a un                            Dios. Vivir en      Respetar a los

bien universal                           sociedad        conciudadanos

No hay un único bien al que esté inclinada la naturaleza humana, por lo tanto la ley natural no puede ser considerada como un listado definido y cerrado. Todos estos bienes están orientados a la continuidad y perfección de la naturaleza humana y a la finalidad de la vida que es la visión de Dios y la uníón con él.




3.3 Ley natural y virtudes:


Las inclinaciones o apetitos pertenecen a la ley natural en la medida en la que son regulados por la razón. Los actos que llevamos a cabo crean unos hábitos que nos preparan para actuar de un modo similar en el futuro. Estos “hábitos operativos” son disposiciones estables que convierten nuestra conducta en algo parcialmente previsible. Los hábitos operativos buenos son las virtudes, mediante las cuales se vive de acuerdo con la recta razón, perfeccionan la parte apetitiva del alma y mejoran la eficacia de la razón práctica. Los hábitos operativos malos son los vicios, que debilitan la eficacia de la razón práctica. Para que la inclinación y su acto se adecuen a la ley natural, debe equilibrarlas la razón. Para que esto ocurra está la inclinación natural a obrar conforme a la razón (vivir virtuosamente). El adecuado desarrollo de las inclinaciones supone poder distinguir los bienes reales de aquellos que son simplemente aparentes. Aquino llama concupiscencia al desorden en la raíz de nuestras inclinaciones y lo considera como el pecado original. Las virtudes son importantes porque la persona virtuosa gana una vida lograda y feliz. El virtuoso desea y actúa bien y lo hace de un modo fácil y constante. No solo desea los bienes básicos, sino que también los fines intermedios que conducen a estos bienes básicos. La materia de los actos humanos es variable; por ello lo que hoy corresponde a un precepto, mañana puede pertenecer a otro. Pero esto no significa que la ley natural tenga excepciones, simplemente se tiene que aplicar en cada situación. Por ejemplo: si mi amigo hoy me pide la escopeta que me prestó y al día siguiente viene con ganas de matar a alguien ¿debo devolvérsela? No, porque han cambiado las circunstancias. La virtud de la justicia nos advierte del cambio. Así pues, las virtudes (sobre todo la prudencia) permiten valorar en cada caso concreto los bienes que están en juego y los medios adecuados para lograrlos.

3.4 Teología de la ley natural:


La ley eterna es el plan de la sabiduría divina que ordena a cada cosa creada a sus actos y movimientos propios. Pero aunque sea lo primero en el orden del ser, es lo último que el hombre llega a conocer. El hombre a diferencia de los demás seres, participa intelectualmente en la ley eterna, de modo consciente, mediante su razón legisladora. La ley natural es esa participación racional en la ley eterna, es “la impresión de la luz divina en nosotros”, aun así el hombre necesita del auxilio divino (gracia) para obrar bien.

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