Texto argumentativo sobre la inmigración en la sociedad actual

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Pregunta 1. Señale la organización de las ideas del texto. (Puntuación máxima 1,5 puntos)

Primera parte (primer párrafo): Planteamiento o presentación  general del tema, nuestra reacción ante la inmigración.
(Secundario: la situación actual de los inmigrantes en nuestra sociedad)
.

- Anécdota inicial o comparación con tiempos pasados de la niñez en que buscábamos botellas de náufragos. (Líneas 1-3.)

- Exposición de la primera idea o hipótesis: la sociedad actual se conmueve más por los náufragos teóricos- imaginarios que por los inmigrantes reales. (Líneas 3-9).

Segunda parte (párrafos segundo y tercero): Cuerpo argumentativo o desarrollo a favor de la idea anterior.

- Análisis de la respuesta social ante los náufragos teóricos (segundo párrafo):

                        - Argumento de apoyo, con ejemplos sobre las reacciones hipotéticas e interesadas ante un posible mensaje de un náufrago.

- Análisis de la respuesta social con inmigrantes reales (tercer párrafo):

                 - Argumentos, ejemplos-afectivos, de las reacciones políticas ante los

                 inmigrantes reales. (Líneas 17-19).

                 - Argumento de comparación, con otras catástrofes. (Líneas 19-21).

Tercera parte (línea 21- final: Pues eso es…botella.): Enunciación de la tesis final.

- Confirmación de la hipótesis y consecuencias: la política de inmigración es excesivamente burocrática y no resuelve el problema.

 La estructura argumentativa del texto es sintética o inductiva ya que primero figuran los hechos y argumentos y la tesis se desprende al final como conclusión. Se observa, al final, un guiño literario, en la vuelta a la anécdota inicial, con una estructura circular.

Pregunta 2. Indique el tema y escriba un resumen del texto. (Puntuación máxima: 1,5 puntos)

Tema.

(Se proponen varios temas posibles: desde la enunciación objetiva (a) a otras (b, c, d) de menor a mayor posicionamiento ideológico del autor, y uno final que los intenta englobar.)

Fracaso de las políticas de inmigración por exceso de burocratización.

Necesidad de una política de inmigración más humanizada y solidaria.

Deseo de un cambio sociopolítico para afrontar el problema de la inmigración.

Crítica de la burocratización de la política de inmigración.

Ausencia de respuestas eficaces, sociales y políticas, frente al problema de la inmigración.

Resumen

La política de la inmigración resulta ineficaz a la hora de atender los problemas reales de los inmigrantes.  Hay un exceso de burocracia y legislación propiciado por la poca sensibilidad social hacia el sufrimiento ajeno y es necesario un cambio político que rehumanice nuestra sociedad del bienestar.

Pregunta 3. Comentario crítico sobre el contenido del texto. (Puntuación máxima: 3 puntos)

Esta columna periodística, que Juan José Millás redactó para El País en 2003, aborda el tema, aún vigente, de la inmigración.  El autor, con su carácterístico estilo imaginativo, circular y lleno de ironía e incluso sarcasmo, se queja de la ineficacia de la política de inmigración, cuya excesiva burocratización impide no ya la solución del problema, sino la atención directa de los náufragos.

En el primer párrafo, Millás recurre en un principio, a una anécdota de conocimiento general, como es la del deseo infantil de encontrar un mensaje dentro de una botella flotando, para hacer una comparación entre los tiempos de antes y los actuales y constatar así, que ahora la consideración hacia el náufrago ha variado, es decir, que pasamos de una conciencia humanitaria (uno venía al mundo para salvara un náufrago) al desinterés por los miles de náufragos-inmigrantes, reales, que llegan a nuestras costas.  El objetivo del autor es resaltar, precisamente, que nuestra sociedad es tan egoísta que a lo mejor puede conmovernos más un papel perdido de un desconocido que un grito real y cercano a nosotros, es decir, nos es más cómodo pensar que actuar; tener buena voluntad que atajar el problema.

Esta idea puede parecernos muy catastrofista (aunque el autor la atenúa con la locución adverbial dubitativa A lo mejor) pero si pensamos en que las imágenes de los inmigrantes, muertos o exhaustos, son parte de nuestra cotidianeidad, a Millás no le falta razón. ¿No está la sociedad insensibilizada ante tanta tragedia humana? ¿No vivimos en una sociedad deshumanizada que sólo se mueve por el interés?  Lo que nos insensibiliza es la repetición sistemática del fenómeno (no sería uno, sino miles) y que ese fenómeno no reporte pingües beneficios (esos náufragos sólo traen hambre, sed, pánico, fiebre, frío: nada que provoque nuestro interés).  Por cierto, ¿dónde ha ido a parar el recuerdo de tantos españoles que emigraron obligados por las circunstancias?  Ahora que somos un país receptor, parece que hemos olvidado nuestro pasado de país pobre y atrasado, cuyos emigrantes ayudaron a reflotar las economías extranjeras.

Por si nos quedaba alguna duda, Millás plantea en el segundo párrafo el ejemplo hipotético de que encontráramos hoy a ese náufrago de la niñez y así nos hace ver que la reacción sería diferente a la del pasotismo (aunque no sin ironía, ya que actuaríamos, en gran medida, por egoísmo e interés) .  Precisamente, porque ese náufrago es un ideal, no es una realidad cotidiana y además reporta beneficios, todos intentaríamos ayudarlo.

En ese todos, estamos aludidos los lectores, mediante el uso constante de la primera persona del plural; están incluidos los empresarios de todo tipo (de alimentación, de ropa, de ocio y de informática) y también los políticos (a estos últimos los critica abiertamente).  Para Millás, en el fondo, todos deberíamos actuar en la medida de nuestras posibilidades, aunque sólo fuera exigiendo a los gobernantes una política de inmigración más solidaria.  El autor mismo también se incluye, representado en su faceta profesional de escritor (nos pelearíamos por dar con él para contar su historia en exclusiva) aunque luego se autoexcluye sutilmente del grupo de personas autocomplacientes con ese Por fin, dirían algunos.  En mi opinión, él ya está dando ejemplo de activismo y solidaridad al redactar su columna; ya está dando ejemplo de ejercicio democrático.

Finalmente, el autor abandona el terreno de la hipótesis para, En lugar de eso, dar su opinión explícita de la realidad (hasta ahora había usado su ingeniosa ironía).  Millás critica el exceso de burocracia y la ineficacia de la política de inmigración, que no atiende las necesidades reales de los inmigrantes y los reduce a meros objetos de las leyes; ironiza con el recuerdo de la muerte, si cabe aún más penosa por ser doble, de las mujeres embarazadas con una biografía dentro (con dos, en el caso de las mujeres embarazadas) o con el ejemplo tan sarcástico y esclarecedor de alguien, que ante una catástrofe natural, primero legislara en vez de acudir en ayuda a los damnificados.  El empleo de la ironía hace más visible el drama personal del inmigrante.
La oración con la que se cierra el texto lo dota de una estructura circular, Mientras los cuerpos de los náufragos que han venido a salvamos se amontonan en el depósito, aún seguimos buscando la botella, ya que empieza y termina con la misma imagen de una botella con un mensaje dentro, pero esa es la única analogía.  La lógica interna de este texto expositivo-argumentativo es la comparación por contraste entre ayer y hoy; entre uno y miles; entre sensibilidad e insensibilidad social; entre pensamiento y acción; entre sujeto para ser salvado cuando éramos niños y sujeto que puede salvarnos, de mayores, porque su salvación justificaría nuestra vida.  Hay una posibilidad de cambio de rumbo político que deberíamos aprovechar.  En esto Millás es optimista y animado por su esperanza en que las cosas cambiarán, escribe su columna.  Por otra parte, esa recurrencia, esa «circularidad» de su razonamiento ayuda a intuir la necesidad de crear soluciones nuevas para los problemas nuevos, impregnados de la pasión idealista de la niñez tan diferente de la pasividad del adulto.

Con la perspectiva que da el paso del tiempo, vemos que el problema continúa vigente y es más complejo de lo que parecía en un principio.  Ya se anotaba entonces la desestabilización social que provocaba la avalancha de inmigrantes en nuestras costas. Millás, en 2003, simplificó el tema apuntando sólo como única solución, la regularización administrativa del inmigrante y olvidando sugerir (obviamente no es adivino) los escollos de, por ejemplo, el efecto llamada o la llegada de las mafias y, por otra parte, obviando otras vías de solución del problema, como la de la cooperación internacional para la ayuda al desarrollo de los países necesitados.  Asumimos que la política de regularización que ha acometido el Gobierno deja cabos sueltos, pero nos felicitamos de ser uno de los países más solidarios en Proyectos de Cooperación y Desarrollo.  Pensamos que ese es el camino: apoyar con decisión todas las iniciativas encaminadas a crear óptimas condiciones de vida en los países de origen más que en los países de acogida. ¿Se trata de una utopía o se puede lograr más justicia social en el mundo?  Coincidimos con el autor en la necesidad que tiene de recordarnos permanentemente, no sólo las trampas de la sociedad del bienestar (que nos seduce y nos aleja de la concienciación social) sino nuestra responsabilidad como votantes.

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