El teatro del siglo XX hasta 1939

Enviado por Chuletator online y clasificado en Lengua y literatura

Escrito el en español con un tamaño de 7,97 KB

El teatro español se inclina, plenamente, hacia tendencias decimonónicas o características del siglo anterior (el drama realista burgués, el teatro en verso, la comedia costumbrista), rechazando cualquier intento de ruptura con esa anquilosada situación por la que atraviesa, a pesar de los empeños de numerosos dramaturgos defensores de un teatro intelectual, acorde con los tiempos actuales y con las nuevas tendencias desarrolladas fuera de nuestras fronteras, que llevan a cabo sus experiencias teatrales mediante abundantes recursos técnicos renovadores y unos temas propios del siglo XX, constituyendo la llamada edad de plata de la literatura española:

  1. El teatro comercial o teatro conservador que accede a los escenarios con facilidad, y su conservadurismo no solo es escénico sino en muchas ocasiones ideológico. Continuador de la alta comedia de finales del XIX, tiene en Echegaray a su mentor. En esta línea pueden esbozarse tres tendencias:
    1. La comedia burguesa, cuyo representante más significativo es Jacinto Benavente, que escribió obras como Los intereses creados, farsa que encierra una cínica visión de los ideales burgueses prudentemente edulcorada. En 1922 se le concede el Premio Nobel, hecho muy criticado por los jóvenes escritores que lo consideraban conservador y “ñoño”.
    2. El teatro en verso de corte modernista y neorromántico, de orientación tradicionalista, donde se encuadran dramaturgos como Eduardo Marquina, Francisco Villaespesa y los hermanos Manuel y Antonio Machado en obras escritas en colaboración como Juan de Mañara, Las adelfas o La Lola se va a los puertos.
    3. El teatro cómico, en el que se adscriben los hermanos Álvarez Quintero, que presentan en sus obras la imagen de una Andalucía superficial, tópica e incluso falseada, y dos autores como Carlos Arniches y Pedro Muñoz Seca.
  2. El teatro intelectual o de innovación:
    1. El teatro de los autores del 98. Al margen de pretensiones comerciales, estos autores (Unamuno, Azorín, Valle-Inclán y Jacinto Grau, sobre todo) pretenden hacer un teatro que sirva como cauce para la expresión de sus conflictos religiosos, existenciales y sociales (en esta última faceta destaca Valle-Inclán). Harán un teatro intelectual y complejo que enlazará con las tendencias filosóficas y teatrales más renovadoras del panorama occidental de la época. Técnicamente, intentarán romper definitivamente con las formas realistas de la representación, aspecto en el que destaca, sobre todos, Ramón María del Valle-Inclán.

Ramón María del Valle-Inclán: quizá el dramaturgo más carismático de estas tentativas renovadoras fue Ramón María del Valle-Inclán “la mejor máscara a pie que cruzaba la calle de Alcalá”: manco, con melenas y largas “barbas de chivo”, con capa, chambergo y chalina. Mordaz y generoso, exquisito y paradójico. Pero, por debajo de su excentricidad bohemia se ocultan, de un lado, un violento inconformismo (ideológicamente pasa de un tradicionalismo inicial hacia posiciones progresistas cada vez más radicales) y, de otro, una entrega rigurosa a su trabajo de escritor en permanente persecución de formas nuevas. La evolución del teatro de Valle-Inclán es similar a la que sigue en su obra narrativa, la misma actitud antirrealista que se manifestó en dos posturas estéticas distintas:

  1. El modernismo: en sus primeras obras dramáticas (Comedias bárbaras). En ellas aparece el ambiente rural gallego, con toda su miseria, plagado de personajes extraños, violentos o tarados con grandes pasiones y presididos por el hidalgo tiránico Don Juan de Montenegro. Aunque en estas obras prevalece el esteticismo modernista, apuntan ya algunos rasgos que preludian el esperpento.
  2. El esperpento: en sus obras Luces de bohemia (1920) y la trilogía Martes de carnaval (Los cuernos de Don Friolera, 1921; Las galas del difunto, 1926; La hija del capitán, 1927). El esperpento es una deformación sistemática de la realidad para manifestar sus aspectos más absurdos. Los procedimientos para esperpentizar son: hacer de los personajes seres grotescos, frecuentemente animalizados, reducirlos a simples fantoches o marionetas; crear situaciones con violentos contrastes; usar un lenguaje deformado mediante arcaísmos, localismos y términos procedentes del lenguaje del hampa y del caló. Luces de bohemia cuenta la última noche de la vida de Max Estrella, poeta miserable y ciego, inspirado en Alejandro Sawa. Pero a partir de esa figura real, la obra cobra unas dimensiones que trascienden ampliamente la anécdota del fracaso y la muerte de un escritor mediocre: la obra va a convertirse en una parábola trágica y grotesca de la imposibilidad de vivir en una España deforme, injusta, opresiva, absurda; una España donde, según Valle, no encuentran sitio la pureza, la honestidad o el arte noble.

El teatro en la generación del 27: aunque la mayor parte de la producción del 27 está constituida por poesía, varios componentes de la generación se vieron tentados por el teatro. Son interesantes las obras de Rafael Alberti El adefesio y además, esta generación presenta dramaturgos puros como Alejandro Casona y Max Aub. Pero entre todos los autores del 27 destacó Federico García Lorca.

Federico García Lorca: su obra puede agruparse en tres grandes bloques:

  1. Primeras piezas teatrales. En 1920 estrena El maleficio de la mariposa, obra de influencia modernista sobre el amor entre una cucaracha y una linda mariposa, que inaugura ya el tema fundamental de la dramaturgia lorquiana: la insatisfacción amorosa. El estreno fue un fracaso del que Lorca se resarció pronto con Mariana Pineda, drama histórico basado en la heroína ajusticiada por Fernando VII en Granada por haber bordado una bandera liberal. A estas dos obras se unen las farsas trágicas sobre amores desgraciados de La zapatera prodigiosa y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín.
  2. Teatro vanguardista de principios de los años 30: en estos años Lorca sufre una doble crisis vital y estética: en lo vital, la crisis tiene que ver con su homosexualidad; en lo estético se replantea su creación debido sobre todo al influjo del surrealismo (sus amigos Dalí y Buñuel ya se habían lanzado de lleno a esta estética). Escribe bajo este influjo obras de difícil representación como El público y Así que pasen cinco años.
  3. La etapa de plenitud. Lorca escribe durante los años treinta obras teatrales que sí alcanzan el éxito comercial: Bodas de sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores y La casa de Bernarda Alba. Todas ellas tienen en común el protagonismo de las mujeres, cuya situación de marginación social es tema común en las cuatro. En Bodas de sangre (una novia huye con su antiguo novio el día de su boda) aparecen temas conocidos de Lorca (el amor, la violencia, la muerte, las normas sociales que reprimen los instintos). Yerma aborda otros temas muy lorquianos: la esterilidad, la opresión de la mujer, el anhelo de realización que choca con la moral tradicional... Doña Rosita la soltera nos presenta el tema de la espera inútil del amor asomándose a la situación de la mujer en la burguesía urbana y a la soltería de las señoritas de provincias, que se marchitan como las flores como señala el propio Lorca. La casa de Bernarda Alba presenta el conflicto entre el autoritarismo de Bernarda, que ha decretado ocho años de luto y aislamiento para todos los suyos, y el deseo de libertad de sus cinco hijas. El conflicto se resuelve con el suicidio de la hija menor y la sumisión de las demás hijas a la voluntad de la madre.

Entradas relacionadas: