Supresión del verbo introductor del estilo directo en el Cid

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1) Rasgos de estilo épico:- Pervivencia de arcaísmos: la lengua de los cantares de gesta presenta un claro sabor antiguo, arcaizante, puesto que conserva palabras o formas que ya habían caído en desuso en aquel momento (la ‘e paragógica’ es un claro ejemplo). Esto se debe a que eran textos transmitidos de generación en generación a través de la memoria y el recitado. Para nosotros, los arcaísmos son difíciles de detectar, pues el castellano antiguo nos suena arcaico en su conjunto.

- Epíteto épico: es una expresión apositiva con la que se asigna a las personas o a determinados objetos (a los que se personifica a menudo) un rasgo identificador; algunos aparecen muy repetidos a lo largo del cantar; se entiende que fueran una fuerte ayuda en la labor de recitado del juglar, que tenía en ello un pie para continuar y leve espacio para

pensar qué venía después: mio Cid, el que en buena hora nacíó // el que en buena hora ciñó la espada…, Castilla la gentil, Babieca el Corredor, Atienzalas torres…

- Repetición de ‘tanto’ al principio de enumeraciones descriptivas: era un indicio más del intento de dar expresividad, incluso de exagerar, lo descrito; así quedaba engrandecida la escena.

- Pleonasmo:expresiones como llorar de los ojos, hablar de su boca y otras redundancias, son constantes; trabajan también a favor de la intensificación de lo narrado.

- Largas series enumerativas, que contribuyen al detallismo descriptivo.

Dualidades o bimembraciones

El verso épico presenta una marcada tendencia a emparejar elementos, lo que obedece a razones rítmicas: crea bimembraciones entre versos, entre hemistiquios o dentro de un hemistiquio. Con frecuencia se recurre al caso concreto de la geminación, que se da si los dos elementos de la bimembración son sinónimos.

- Paralelismos estructurales, tanto entre hemistiquios como entre versos; contribuyen también a la labor de memorización que ha de llevar a cabo el juglar

- Teocentrismo: son constantes las invocaciones a Dios, el ofrecimiento de todos los actos del héroe a la divinidad, la justificación de los males presentes a su designio, la petición de su ayuda… Esto refleja el claro orden ideológico presente durante la Edad Media.

- Engrandecimiento de la figura del héroe: se exalta su bondad con el enemigo, su clemencia, su magnanimidad, su generosidad y equidad con sus hombres, su valentía ante la adversidad, su espíritu de lucha y sacrificio… pero también su humanidad. La hipérbole se advierte constantemente, pues se exageran sus perfiles. A veces, este engrandecimiento se logra, por antítesis, ridiculizando la figura de los enemigos.

- Reproducción, consolidación y justificación de las relaciones de vasallaje: El héroe trabaja para su rey, sus hombres son fieles vasallos del héroe, le protegen y obran en su favor, incondicionalmente…2) Rasgos de estilo oral-formulario.

- Vocativos, formas verbales y pronombres en segunda persona del plural, a través de los cuales, el juglar se dirige directamente a su público, manteniendo su atención: allí habló el mio Cid, bien oíréis lo que dijo…

- Verbo “ver” dirigido al público: una forma de estimular la imaginación y atención de su público, supónía el uso del verbo “ver” o “mirar” en lugar de “oír”; evidentemente, el público no podía ver la batalla narrada, pero se le invitaba a visualizarla, a imaginarla de modo más real: allí veréis sus mesnadas…. Mirad por dónde aproxima….

- Adverbio localizador “allí” en el comienzo del verso, o de algunas escenas; era un estímulo para que el público se ‘trasladase’ al contexto espacio-temporal de lo narrado.

- Teatralidad: con mucha frecuencia aparece el estilo directo y fragmentos dialogados; el juglar, para animar la narración, fingía cambios de voces según los personajes. Era frecuente que el diálogo se insertara sin ningún tipo de verbo introductor, del estilo de “habló, dijo, preguntó…” ; otras veces sí aparecen.

- Juego de tiempos verbales, libertad en su combinación. Se recurre con mucha frecuencia al presente histórico, presentes con valor de pasado que se combinan con otros en pretérito, con la intención de romper la monotonía que supondría narrar constantemente

en pasado, y de destacar los pasajes de mayor tensión dramática. Además, se combina libremente el pretérito perfecto simple con el imperfecto, sin clara justificación (Partíóse de la puerta // por Burgos aguijaba; fincó los hinojos // de su corazón rogaba…)

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