El Superhombre: Ascenso y Trascendencia Humana
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El superhombre representa la esperanza y el remedio para Europa, la meta a la que debe aspirar la humanidad. El ser humano es concebido como un puente entre el animal y el superhombre. La voluntad de poder alcanza su máxima expresión en el eterno retorno, un amor a la vida que anhela su repetición infinita, impulsando así la superación constante.
El camino hacia el superhombre implica la renuncia y el rechazo de los valores establecidos, abrazando la moral de señores, simbolizada por la "bestia de rubia cabellera de los antiguos germanos". La transición del hombre al superhombre se prepara a través de la gran política, aunque Nietzsche no proporciona un sistema definido para esta preparación. La autosupresión es esencial, y este proceso se desarrolla en tres fases:
Camello
Representa al hombre europeo, imbuido de la moral de esclavos, que soporta cargas con paciencia y obedece ciegamente, pero anhela más.
León
Simboliza la ruptura de las cadenas de la esclavitud y la rebelión contra la moral de esclavos. Es el gran negador, encarnando el nihilismo.
Niño
Desde la pureza e inocencia, se recuperan los valores y la moral de señores. Supera la autosuficiencia y vive libremente.
El superhombre posee una moral al servicio de los instintos vitales, opuesta al hombre domesticado que ha olvidado su voluntad de poder. Ignora los prejuicios, rechaza la igualdad y abraza las jerarquías. No se deja convencer por oradores doctos, ama la libertad y ve en el hombre un ser a superar.
La vida se convierte en un experimento, donde la máxima "Dios ha muerto" impulsa al hombre a alcanzar el estado de superhombre. Se percibe la influencia de Darwin, al no considerar al hombre como la última etapa de la evolución.
En su obra Así habló Zaratustra, Nietzsche vincula el eterno retorno con el superhombre, afirmando que incluso el hombre más miserable amará la vida, y el superhombre triunfará en el mundo.
La vida como experimento implica vivir cada día con mayor fuerza y amor. El hombre superior no cree en valores suprasensibles. Es a la vez un niño, inocente y sin prejuicios, y un bailarín, que hace del juego un riesgo constante, viviendo en el devenir.
El hombre superior se afirma en el devenir de la vida sin necesidad de subterfugios. La moral del hombre superior presenta dos peligros:
- Sus criterios son de orden estético solo a nivel formal.
- Veía cierta belleza en los furores de la bestia germánica.
Además, la moral del superhombre descuida las reglas de supervivencia de la comunidad, asegurando la coexistencia de los individuos. Según Nietzsche, el superhombre solo surgirá cuando el Estado desaparezca.