Substancia infinita Descartes

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  1. Las substancias

la sustancia es lo concreto existente. Lo propio de la substancia es la existencia, pero no cualquier forma de existencia, sino la existencia completa: no necesita de nada más que de ella misma para existir.

Descartes opera como los geómetras al definir la substancia: construye la definición de un modo totalmente a priori, y no considera que tenga que justificarla. De esta definición se seguiría que sólo Dios es substancia, puesto que las criaturas necesitan de Dios para existir. De ahí que Descartes diga que el concepto de «substancia» no se aplique del mismo modo a Dios y a las criaturas y que, por tanto, haya dos clases de substancias:

la substancia infinita (Dios) a quien conviene absolutamente esta definición;

las substancias finitas (almas y cuerpos), que no necesitan de nada más para existir, salvo de Dios.

• Por otro lado, Descartes dice que a cada substancia le corresponde un atributo. El «atributo» constituye la esencia de la substancia y se identifica con ella. Cada tipo de substancia posee un solo atributo: el alma es pensamiento, y los cuerpos son extensión.

• En tercer lugar, las diversas formas como está dispuesta la substancia se llaman modos. Substancia, atributo y modo son, pues, los tres conceptos fundamentales de la metafísica cartesiana.

El concepto cartesiano de substancia transforma el concepto escolástico correspondiente. En ambos casos, la substancia se define por relación a la existencia, pero de modo diverso. Para los escolásticos, la substancia es lo que existe en sí, es decir, lo que no necesita un sujeto para poder existir. En cambio, para Descartes la substancia es lo que existe por sí, sin depender en la existencia de ninguna otra substancia (salvo de Dios). Además, al identificarse la substancia con su atributo, puede ser concebida perfectamente mediante una idea clara y distinta.


La substancia infinita.

Descartes aporta pruebas de la existencia de Dios, entre ellas el «argumento ontológico». Pero lo importante es que Dios ocupa la clave de bóveda del sistema cartesiano:

-el criterio de evidencia encuentra su última garantía en Dios: en efecto, se podría dudar incluso de la misma evidencia; si las ideas claras y distintas son siempre verdaderas es porque Dios.

-las substancias se mantienen en la existencia gracias a una «creación continua»; el mundo se mueve gracias al primer impulso recibido de Dios. Todo el sistema cartesiano reposa, pues, sobre la existencia de una substancia infinita. Este recurso permanente a la divinidad será carácterístico de todos los sistemas racionalistas.


Las substancias finitas

El alma no es sino pensamiento: es una substancia finita cuyo único atributo o esencia es el pensamiento Por eso Descartes llama al alma res cogitans (cosa o substancia pensante). El tipo de razonamiento empleado por Descartes para demostrar que el pensamiento es el único atributo del alma es muy curioso y se encuentra ya en Galileo: la ficción mental.
El cuerpo no es sino extensión: la extensión es su único atributo o esencia. Los «modos» propios del cuerpo son, fundamentalmente, la figura y el movimiento. Se acepta, por tanto, la subjetividad de las «cualidades secundarias» (Galileo). De este modo, Descartes geometriza el mundo corpóreo. La física cartesiana desarrollará las consecuencias de esta doctrina.

La concepción del hombre será, en consecuencia, dualista. Si el alma y el cuerpo son substancias, no se necesitan mutuamente para existir. Tampoco se ve como puro pensamiento y pura extensión podrían estar unidos y en interpelación.


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