Sócrates dualismo

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LA DIFERENCIA ENTRE Sócrates Y SOFISTAS

La palabra sophistes significaba maestro en sabiduría. Como tales se presentaban estos señores que andaban de lugar en lugar, participaban en la política y cobraban por sus lecciones. Sabían o simulaban saber de todo: astronomía, geometría, aritmética, fonética, música, pintura. Pero su ciencia no buscaba la verdad sino la apariencia de saber porque ésta reviste de autoridad. No eran propiamente filósofos pero tenían en común una actitud que sí puede llamarse filosófica: el escepticismo y relativismo. No creían que el ser humano fuese capaz de conocer una verdad válida para todos.

Para Sócrates su vida fue filosofar y enseñar. Pero no le interesaron las preguntas sobre la physis que habían interesado primordialmente a Anaxágoras y a los filósofos anteriores porque su preocupación era la conducta degradada de sus conciudadanos; en consecuencia, enfocó su curiosidad intelectual en el ser humano y en su capacidad de conocer la verdad. Muchos creyeron que era un sofista más, pero era exactamente lo contrario, nunca intervino en la política, no pronunciaba discursos, ni escribíó nada. Se dedicaba a conversar con quien quería conversar con él; creía que la sabiduría se adquiere en el intercambio vivo de la conversación, haciéndose preguntas y buscando juntos respuestas. Así y sólo así enseñó a pensar, a buscar la verdad y a saber que es posible alcanzarla. A diferencia de los sofistas, no cobraba por sus enseñanzas.

Como los sofistas, hablaba y enseñaba sobre la areté, pero mientras los sofistas decían que no podían hacer nada, Sócrates enseñaba que la areté era conocimiento. Si el zapatero quería ser buen zapatero debía conocer primero qué es un zapato, para qué se usa, cuál es su fin, el propósito que tiene el hombre cuando lo usa; conocido esto, hay que pensar qué forma debe tener el zapato y de qué materiales debe estar hecho; conocido esto, hay que pensar cuál es el mejor método de fabricarlo, qué habilidades hay que desarrollar para hacerlo bien. Cuando se tienen todos estos conocimientos y se han conseguido las habilidades requeridas, se tiene la areté del zapatero. Hoy decimos que tal persona "entiende de zapatería" o "entiende de electricidad" y lo que está en nuestras mentes es lo que estaba en la de Sócrates cuando enseñaba que la areté era conocimiento.

Ahora bien, si se trata de la areté de todo hombre (de la que pretendían ser maestros los sofistas) Sócrates insistía que había que comenzar por el conocimiento del fin o propósito del hombre, no como general o político o panadero, sino simplemente como hombre, e invitaba a los que conversaban con él a pensar juntos cuál es el objeto del ser humano.

Sócrates no contestó él mismo a esa pregunta, pero su gran mérito estriba en haber hecho que los hombres se la hicieran y en motivarlos a tratar de responderla en la creencia de que era posible darle respuesta. Platón no sólo escribíó las enseñanzas de su maestro sino las hizo avanzar por cuenta propia.

Tan convencido estaba Sócrates de que la areté era conocimiento que le parecía evidente que si los hombres llegaban a entender qué era el bien o lo justo escogerían el bien y lo justo. Nadie escogería conscientemente el mal.
Los que escogen el mal lo hacen por ignorancia. Si un panadero hace mal pan es porque no sabe hacer pan y no porque quiere hacer mal pan.

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