Sócrates

SÓCRATES (470 a.C - 399 a.C)

Sabemos de su existencia gracias a su discípulo Platón. Sócrates no dejó nada por escrito. Fue Platón el que nos legó los diálogos del mismo, y gran parte de su trayectoria hasta que fue sentenciado a muerte. 

Sócrates se consagró a la misión de educar a la juventud. Su práctica es la del diálogo o la mayéÚtica. A través de él, trata de conjugar las fideos visiones de la educación, entendida en clave de educare y educere.

-Educare: Aprendizaje en el que el alumno absorbe conocimientos del mundo exterior. 

-Educere: Aprendizaje a través del cual el alumno saca a la luz sus conocimientos y prejuicios para someterlos a análisis y vislumbrar así si estos son los pensamientos de acuerdo a los cuales quiere vivir. 

El diálogo es el método a través del cual hallamos la verdad. Esto cuenta con ciertas implicaciones, como son las siguientes:

-La realidad se construye de manera conjunta: La realidad la construye la ciudadanía en torno al diálogo. De este modo, la visión antropológica de Sócrates es eminentemente igualitaria. Todos nosotros construímos nuestra manera de pensar, sometiendo la realidad al análisis de la razón. Así, la humanidad busca el sentido de su vida. 

-La búsqueda de la verdad es virtud: Todos nosotros buscamos el sentido de nuestra existencia, y dicha búsqueda incansable del conocimiento es, para Sócrates, el objeto principal de la virtud.

-Cada alma ha de buscar la verdad por sí misma: Cada ser humano ha de embarcarse en la búsqueda de la verdad por sí mismo. Cada persona goza de su propia autonomía siendo precisamente esta la que hace que pueda  debatir con otros. 

-La maldad es ignorante: El que conoce el bien actúa de acuerdo con el mismo.

-La verdad no se impone, se argumenta

Sócrates, más que un estilo filosófico, crea una manera de vivir. Una vida vertebrada por la coherencia entre lo que se piensa y entre lo que se hace y para lo cual resulta esencial la meditación.

La meditación se convierte ethos supremo, la vivencia integral de la filosofía. De todo ello se siguen dos consecuencias: 

-Intelectual: No busques fuera de ti. Encuentra en tu interior lo que hay de constante y universal en la naturaleza humana y obra de acuerdo con ello.

-Moral: “Conócete a ti mismo, trabaja para conocerte mejor. Ten constancia de tu vocación y de tu misión ayudando a los otros a encontrarse a sí mismos”

El diálogo socrático implica que el ser humano ha de ser humilde. Reconocer un desconocimiento. Cuando algo se embarca en la búsqueda de un conocimiento, lo hace porque sabe que no sabe, pero quiere saber. Esto es lo que se denomina Docta Ignorancia. Ignorar que quiere dejar de serlo. La razón que hallamos en cada uno de nosotros es, para Sócrates, el vínculo entre Dios y el hombre. Dios nos proporciona la capacidad para concebir lo universal.