La Sociedad del Siglo XIX: Crecimiento Urbano, Burguesía y Movimientos Ideológicos
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El Crecimiento Urbano en el Siglo XIX
El crecimiento urbano en el siglo XIX fue espectacular, con la población urbana pasando del 10% al 30%. Londres, la ciudad más grande del mundo, pasó de un millón a más de seis millones de habitantes, dependiendo del nivel de industrialización. En los países donde la Revolución Industrial había sido más temprana, el grado de urbanización fue más intenso, con millones de campesinos abandonando sus hogares y su forma de vida para emigrar a regiones urbanas industriales o buscar una nueva vida en las Américas. Por el contrario, a finales del siglo XIX, la población de Europa meridional y oriental seguía siendo mayoritariamente campesina.
La Ciudad Industrial y la Desigualdad Social
Las ciudades industriales surgieron alrededor de las regiones industriales del Reino Unido, Bélgica, Holanda, el norte de Francia, Italia y el oeste de Alemania. Otros factores importantes fueron el carácter histórico, la actividad mercantil, las redes de transporte (puertos) o las funciones políticas y administrativas.
El Siglo XIX: El Siglo Burgués
El siglo XIX se considera el siglo burgués. El modo de vida burgués, a mediados del siglo XIX, era consecuencia directa del liberalismo político y la expansión de la industrialización. El poder político y económico también se hizo visible en el mundo de la cultura, imponiendo un nuevo estilo de vida que exhibía sus propios valores morales y costumbres sociales.
La Alta Burguesía
Formada por grandes hombres de negocios, financieros, industriales o comerciales, las familias más importantes habían ascendido hasta lo más alto de la escala social, un lugar tradicionalmente ocupado por la aristocracia del antiguo régimen. La gran burguesía y la nobleza compartían intereses económicos y controlaban el poder político, los altos puestos de la administración y del ejército, y la mayoría de los escaños de los parlamentos. Defendían el progreso económico, la libertad individual, el mantenimiento del orden social y el carácter sagrado de la propiedad privada.
Las Clases Medias
Este término se utilizaba para denominar a los sectores sociales intermedios que no formaban parte ni de las élites dominantes ni de los trabajadores manuales. Estaba compuesta por comerciantes, profesionales liberales (médicos), funcionarios, empleados cualificados y rentistas que tenían propiedades en el campo. La sociedad burguesa se definía por la búsqueda de la riqueza económica y el bienestar material; los lugares de sociabilidad pública estaban dominados por los hombres, tanto los que tenían una connotación política (el casino) como los que estaban relacionados con nuevas formas de ocio (la práctica de deportes).
Las Condiciones de Vida de la Clase Obrera
La nueva sociedad industrial era visible en los grandes centros de producción de los sectores textil, siderúrgico o minero. Durante la mayor parte del siglo, los artesanos urbanos y los trabajadores de los oficios tradicionales superaron en número a los obreros fabriles (un conjunto muy heterogéneo de trabajadores que compartían una característica común: la condición de asalariados, la dependencia de la fuerza de sus manos como único medio para conseguir un jornal). Para los trabajadores, especialmente los obreros, no existía ningún tipo de protección social.
El Socialismo
El socialismo, junto con el liberalismo y el nacionalismo, es una de las grandes ideologías que el siglo XX heredó del siglo XIX. Los primeros pensadores socialistas, llamados"utópico", proponían sociedades ideales igualitarias. A mediados del siglo, la experiencia de las oleadas revolucionarias y el estudio del sistema económico capitalista permitieron la aparición del socialismo denominado científico.
El Socialismo Utópico
Los socialistas utópicos defendían las novedades traídas por la Revolución Industrial y la posibilidad de crear, a través de medios pacíficos, una sociedad ideal basada en la igualdad, la armonía social, la solidaridad y la fraternidad. Algunos de los pensadores más conocidos fueron:
- Étienne Cabet (1788-1856)
- Filippo Buonarroti (1761-1837)
- Robert Owen (1771-1858)
- Conde de Saint-Simon (1760-1825)
- Charles Fourier (1772-1837)
- Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865)
El Marxismo
El marxismo es una teoría socialista elaborada por los alemanes Karl Marx y Friedrich Engels. En 1848 publicaron el Manifiesto Comunista, un texto de carácter propagandístico encargado por la Liga de los Comunistas. La obra presenta los principios básicos de su doctrina social y política (la historia de la sociedad se basaba en la lucha de clases, el verdadero motor de la historia). En esa época había dos clases sociales: la burguesía y el proletariado. Los trabajadores tenían que unir fuerzas para defender sus intereses y lanzarse a la conquista del poder, desplazando a los políticos burgueses.
Marx analizó el funcionamiento de la economía capitalista y llegó a la conclusión de que la causa fundamental de la pobreza y de la explotación de los obreros era la propiedad de los medios de producción, en manos de la burguesía. Los capitalistas acumulaban su riqueza gracias a la apropiación de la plusvalía (la diferencia entre el valor de la producción de un trabajador y lo que realmente recibe de salario).
El Anarquismo
El anarquismo es la otra gran ideología que defendía la acción revolucionaria de los trabajadores. Las bases de la doctrina y la práctica de acción del anarquismo se encuentran en el pensamiento y en la obra de Mijail Bakunin (un aristócrata ruso que viajó por Europa en su juventud, participó activamente en el movimiento revolucionario de 1848 y sufrió varios años de cárcel). Bakunin defendía la acción revolucionaria de la clase obrera.
Los anarquistas rechazaban la acción política, la creación de partidos obreros y la participación en las instituciones oficiales. Creían que, una vez destruido el sistema capitalista, era necesario también derribar el Estado.
La Primera Internacional (1864)
Una asamblea formada por delegados obreros de diversas asociaciones británicas y francesas, a los que se habían unido exiliados procedentes de Alemania, Suiza, Italia y Polonia, acordó la fundación de la Asociación Internacional de Trabajadores, conocida por AIT. El comité provisional designó a Marx, que había redactado el manifiesto público y los estatutos de la organización.
En sus primeros congresos, la AIT planteó la solidaridad de la organización con las movilizaciones obreras y la lucha por la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores. Pronto llegaron las discrepancias y disputas en el seno de un movimiento que albergaba doctrinas y prácticas diversas. En 1868, el ingreso de Bakunin en la AIT aumentó el tono y la intensidad de los enfrentamientos.
El fracaso de la Comuna de París, la primera experiencia de gobierno obrero, llevó al traslado del Consejo General a Nueva York, donde fue decayendo hasta su disolución, decidida en la conferencia de Filadelfia. Los anarquistas crearon una Internacional Antiautoritaria.
La Segunda Internacional (1889)
En 1889, importantes socialistas se reunieron en París y acordaron crearla. La existencia de distintos movimientos sindicales y partidos socialistas nacionales dificultó la creación de una organización unitaria. Se decidió avanzar en estrecha colaboración, pero sin movimientos unitarios. Se decidió instaurar el 1 de mayo como jornada internacional del trabajo, para conmemorar los trágicos sucesos de 1889.
Esto se centró en el enfrentamiento entre revisionismo y reformismo. Los reformistas postulaban participar en la política, dejando en manos del partido la última decisión.