Síndrome abstinencia pasta base

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TEMA 7. LA ADICCIÓN A BARBITÚRICOS Y BENZODIACEPINAS

Las benzodiacepinas son depresores del SNC.
Son el producto más vendido de los laboratorios farmacéuticos y encontramos un abuso generalizado de estas sustancias en la población.
Actualmente, podría hablarse de la existencia de una farmacodependencia como camino hacia el nirvana, no se da mucha importancia al hecho de que la farmacopea existe para curar, y no para obtener la felicidad.
Se observa una desviación del uso de las benzodiacepinas por motivos culturales, que provocan un uso perverso de las mismas. Tanto el prescriptor como el cliente pueden pensar (y piensan) que las benzodiacepinas conducen o pueden conducir a un estilo de vida basado erróneamente en la suposición de que las relaciones interpersonales, intrapersonales y sociales pueden fundamentarse en la clínica si son conflictivas. Esto se demuestra, por ejemplo, al observar los casos de dependencia a Prozac en niños estadounidenses. Por ello, hay que alertar a la población de sus elevados riesgos adictivos y letales, aunque no resulta fácil.
Los dolores de cabeza provocan la mayor parte del consumo de analgésicos. Resulta difícil que ciertos grupos de la población acepten que las benzodiacepinas son drogas de adicción. Suelen prescribirse para neutralizar efectos indeseables de otras sustancias.
Se procura que la dosis mínima de benzodiacepinas se encuentre muy lejos de la dosis letal, por lo que los suicidas que emplean estas sustancias, toman dosis elevadas o potencian su efecto por medio de otras sustancias, tales como el alcohol.
Es importante el riesgo social de la toxicomanía crónica de la población española (en su totalidad, pero especialmente a medida que se acerca a la ancianidad) a las benzodiacepinas.
La población adolescente, lo jóvenes e incluso los niños muestran una cierta tendencia a potenciar los efectos de las bebidas alcohólicas con benzodiacepinas, que también combinan con cáñamo, por lo que existe una tendencia a la politoxicomanía.
En España, las benzodiacepinas ocupan el segundo lugar en cuanto a experiencias psicolépticas. Sus efectos dependen de: la composición, la dosis, la vía de administración, la propia sensibilidad del sujeto, la tolerancia y la sinergia.
Los primeros fármacos sedantes reales fueron los barbitúricos. Primero se sintetizó el clordiacepóxido (cloral) y, posteriormente, se descubríó el dietil barbitúrico (veronal).

CRITERIOS PARA EL DIAGNÓSTICO DE INTOXICACIÓN POR SEDANTES, HIPNÓTICOS Y ANSIOLÍTICOS (CIE-10)


ðConsumo reciente de sedantes, hipnóticos o ansiolíticos.
ðCambios psicológicos y comportamentales clínicamente significativos, que aparecen durante o poco tiempo después del consumo. Ejemplos: comportamiento agresivo, etc.
ðUno o más de los siguientes signos, que aparecen durante o poco tiempo después de la ingesta:
·Lenguaje farfullante.
·Incoordinación.
·Marcha inestable.
·Nistagno (se aprecia a partir de los músculos oculares, por ejemplo, pidiendo al paciente que siga un boli con la mirada).
·Problemas de memoria o atención.
·Estupor o coma.
ðLos síntomas no han de deberse a enfermedad médica ni explicarse mejor por la presencia de otro trastorno mental.

CRITERIOS PARA EL DIAGNÓSTICO DE ABSTINENCIA DE SEDANTES, HIPNÓTICOS Y ANSIOLÍTICOS (CIE-10)


ðInterrupción o disminución del consumo prolongado de sedantes, hipnóticos o ansiolíticos.
ðDos o más de los siguientes síntomas que aparecen horas después de la interrupción del consumo:
·Hiperactividad autonómica.
·Temblor de manos.
·Insomnio.
·Náuseas o vómitos.
·Alucinaciones.
·Agitación psicomotora.
·Ansiedad.
·Crisis comiciales por hiperestimulación cerebral (ataques epilépticos).
ðLos síntomas pueden causar malestar clínicamente significativo o un deterioro de la actividad social o laboral, o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
ðEstos síntomas no tienen que deberse a enfermedad médica ni se explican mejor por la presencia de otro trastorno mental.

Alteraciones que provoca su consumo

ðDe la memoria. Consisten en incoordinación de los recuerdos y amnesia anterógrada.
ðDe la conciencia. Deterioro de la capacidad de juicio.
La gravedad de los síntomas depende de las carácterísticas farmacodinámicas y farmacocinéticas de la sustancia; es decir, cuándo se metabolizan los metabolitos activos. La sintomatología puede tardar varios días en aparecer.
En todos los casos, tras la depresión provocada por estas sustancias, sobreviene la euforia.

Farmacocinética de las benzodiacepinas

Se trata de fármacos con una elevada liposolubilidad, lo que facilita una gran distribución por todo el organismo. Por vía oral, alcanzan su concentración máxima en sangre en aproximadamente una hora. Por vía intramuscular, la mayoría de ellas y en particular clordiacepóxido y diazepam, presentan una absorción errática y lenta por acumularse en tejido adiposo.
Todas las benzodiacepinas se difunden ampliamente por el organismo y atraviesan fácilmente la barrera hematoencefálica y la placenta.
La duración del efecto tras su administración viene determinada por su distribución más que por su eliminación (a excepción de las benzodiacepinas de eliminación rápida). En administraciones continuadas, sin embargo, la eliminación condiciona de manera importante la duración del efecto.
Se ha establecido una clasificación clásica entre benzodiacepinas de duración corta, intermedia y prolongada que serviría para diferenciar los efectos agudos por una dosis única.

Acciones farmacológicas de las benzodiacepinas

ðAcción ansiolítica.
A dosis altas producen sopor, letargia, sueño, ataxia y debilidad muscular. Algunas pueden ser útiles en los trastornos de pánico, pero no son eficaces en los de fobia. Su empleo como ansiolíticos es muy elevado y no siempre está justificado. Se recomiendan tratamientos cortos y no superar las cuatro semanas o en su caso usar pautas intermitentes con semanas de descanso.
ðAcción miorrelajante.
La acción es central y no sobre la placa muscular. Las dosis necesarias están muy próximas a las de sedación, de ahí la limitación de su uso.
ðAcción anticonvulsivante.
Acción generalizada efectiva para convulsiones secundarias a tóxicos, como en convulsiones febriles, el síndrome de abstinencia a alcohol y barbitúricos, y para algunos tipos de epilepsia. Las dosis necesarias son altas.
ðAcción hipnótica.
En función del tipo de insomnio, se recomienda un compuesto u otro, pero en general se recomienda uno de acción rápida combinado con otro de duración media. Las dosis deben minimizarse para evitar efectos residuales al día siguiente.

Reacciones adversas de las benzodiacepinas

Sedación, somnolencia, disartria, ataxia, incoordinación motora y alteraciones de las capacidad motora o de coordinación (más frecuente en las de acción intermedia o prolongada).
Las más potentes pueden producir amnesia anterógrada.
En ocasiones pueden producir reacciones agresivas previas a su acción ansiolítica.
Cuando se administran por vía intravenosa, los cuadros de depresión respiratoria e hipotensión son más frecuentes, aunque estos fármacos son relativamente seguros.

Epidemiología y formas de abuso de las benzodiacepinas

La dependencia con auténtico síndrome de abstinencia al suspender su administración es poco frecuente.
El uso de benzodiacepinas de acción media larga como drogas de abuso es escaso, ya que además presentan pocos efectos euforizantes.
Algunos individuos, alcohólicos y otros drogadictos, utilizan como droga de abuso las benzodiacepinas de acción media más corta o más liposolubles por su efecto más inmediato.
Generalmente, el primer contacto con las benzodiacepinas es a través de un tratamiento médico contra la ansiedad o el insomnio. El desarrollo del problema suele ser gradual.

Tolerancia, dependencia y síndrome de abstinencia a benzodiacepinas

La tolerancia es una consecuencia de su consumo, personalizada, aunque normalmente, quienes muestran tolerancia a las benzodiacepinas la muestran también, cruzada, con otras sustancias (alcohol, y otros sedantes.). Presenta un componente farmacocinético. La tolerancia a los efectos hipnóticos se desarrolla rápidamente, mientras que a los efectos ansiolíticos se desarrolla con lentitud.
Se calcula que el 35% de los pacientes que están tomando benzodiacepinas durante más de cuatro semanas desarrollan dependencia. Cada vez se da mayor importancia a la posible predisposición genética de las dependencias. La dificultad en cuanto al diagnóstico de la dependencia radica en el hecho de que pueden ocurrir tres fenómenos tras la suspensión de las benzodiacepinas:
ðRecurrencia.
Reaparición de los síntomas originales que ocasionaron el tratamiento. Aparece tras un periodo más o menos largo tras la suspensión del tratamiento.
ðRebote.
Retorno transitorio y de mayor intensidad de los síntomas previos a la toma de benzodiacepinas. Aparece casi inmediatamente tras la suspensión del tratamiento y es de duración relativamente breve.
ðSíndrome de abstinencia.
Conlleva la aparición de nuevos síntomas, además de la intensificación de los propios del paciente. Ocurre poco después de la suspensión y es autolimitado. A mayor dosis, mayor es la gravedad. Es mayor con benzodiacepinas de acción corta o intermedia. La suspensión brusca da lugar a un síndrome de abstinencia más grave.
Estos fármacos, bien administrados, no producen dependencia ni tolerancia, siendo la clave el cambio de familia química.

Tratamiento de la dependencia

ðDesintoxicación y tratamiento del síndrome de abstinencia.
Los pacientes en los que se suspenden dosis altas pueden llegar a sufrir alucinaciones y/o convulsiones durante el síndrome de abstinencia. No existe un consenso generalizado sobre la terapia más adecuada y la mayoría coinciden en la reducción gradual.
Existen diferentes pautas de disminución de dosis. En pacientes con consumos de dosis muy altas se recomienda la hospitalización por si ocurrieran complicaciones secundarias a la precipitación del síndrome de abstinencia. Los antipsicóticos están contraindicados, ya que pueden agravas los síntomas.
ðPrevención de recaídas y del abuso.
El mejor tratamiento para evitar las recaídas es la prevención.

Barbitúricos

Epidemiología y formas de abuso

La dependencia a barbitúricos ha sido bastante frecuente hasta la aparición de las benzodiacepinas, en personas que los utilizaban como hipnóticos e incluso como ansiolíticos.
También han sido utilizados para producir un estado de ligera intoxicación que produce una inhibición de las inhibiciones sociales causando cierta euforia, júbilo e incluso para aliviar síntomas de inferioridad.
Era frecuente también su uso entre heroinómanos y alcohólicos, así como su uso conjunto con anfetaminas para potenciar los efectos conseguidos.

Tolerancia, dependencia y síndrome de abstinencia

La dependencia se caracteriza por presentar tolerancia y dependencia tanto física como psíquica.
La tolerancia se instaura generalmente a las cuatro o cinco semanas del consumo y lleva consigo la necesidad de aumentar de 5 a 10 veces la dosis hipnótica.
La supresión brusca produce un leve síndrome de abstinencia cuando se han prescrito como sedantes o hipnóticos.
El síndrome de abstinencia es de tipo excitatorio y similar al de las benzodiacepinas y el alcohol. Se caracteriza principalmente por insomnio, ansiedad, pérdida de apetito, taquicardia y tensión muscular.
Los recién nacidos de las madres dependientes a barbitúricos pueden presentar síndrome de abstinencia de gravedad variable en función del tipo de droga, tiempo y dosis de consumo por parte de la madre.

Tratamiento de la dependencia

En el caso de que el paciente no está gravemente intoxicado, se aconseja el tratamiento a base de barbitúricos de acción prolongada para ir paulatinamente decreciendo la dosis hasta llegar a la abstinencia completa. Es conveniente el ingreso hospitalario para el control estricto de las constantes vitales.
Si el paciente presenta coma o está gravemente intoxicado, los barbitúricos están totalmente contraindicados hasta que el paciente se recupere.
Es necesario para el tratamiento un apoyo psicológico y un seguimiento terapéutico estricto, esenciales para impedir el deseo de reiniciar el consumo de esta droga.

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