Significado de la deshonra legal del trabajo del Siglo XVIII

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Fue una corriente intelectual e ideológica que predominó en Europa en el XVIII, basada en el Racionalismo (confianza en el poder de la razón)
Y en el progreso técnico. De ahí que el s. XVIII sea conocido como el “Siglo de las Luces” o el “Siglo de la Razón”.

Para los ilustrados, el ser humano es un ser social que, dirigido por la razón, tiene como fin la búsqueda de la felicidad. La felicidad radica en el conocimiento y a éste, sólo se llega mediante la razón. Para ellos, la libertad de pensamiento y de expresión era fundamental. Creían que la sociedad humana entraría en una época de progreso indefinido, en la que la razón se vería apoyada por la educación y la actividad económica.

Los ilustrados, sin negar la existencia de Dios, se opusieron al dominio ideológico de la Iglesia y a sus privilegios, defendiendo la tolerancia religiosa. Rechazaron las supersticiones y los prejuicios tradicionales ya que impedían el progreso. También se enfrentaron al absolutismo monárquico, defendiendo la necesidad de un contrato entre gobernantes y gobernados que garantizase los derechos básicos del individuo.

Los ilustrados españoles fueron un grupo reducido de intelectuales (Feijoo, Campomanes, Jovellanos, Aranda, Olavide, Floridablanca…) que analizaron la problemática de la nacíón y propusieron reformas con el objetivo de superar el atraso del país. Fueron pocos pero tuvieron gran importancia en los intentos de renovación de la vida española, buscando soluciones a la decadencia social, política y económica que sufría el país. De su seno, tras la correspondiente evolución, surgirá el pensamiento liberal que triunfará en el siglo XIX.

Los ilustrados españoles trataron de conciliar las ideas de la Ilustración con el cristianismo para evitar el choque frontal con la Iglesia Católica y con su instrumento de control ideológico y moral, la Inquisición. No obstante, criticaron a la Iglesia, aspirando a una práctica religiosa más rigorista y defendieron la capacidad del rey para intervenir en asuntos eclesiásticos (regalismo).

Entre las preocupaciones de los ilustrados estaba la educación, pues sólo la cultura podía sacar al país del atraso. En este terreno se enfrentaron a la Iglesia, que controlaba la educación, y defendieron la necesidad de una enseñanza útil y práctica, abierta a las nuevas ciencias y a las novedades del extranjero.

El atraso económico también les preocupó y censuraron el fuerte predominio de la propiedad aristocrática y eclesiástica, el excesivo control estatal de las actividades económicas y el desconocimiento de los nuevos avances técnicos que se divulgaban por Europa.

Los ilustrados criticaron los privilegios de la nobleza o el elevado número de eclesiásticos y defendieron la dignidad de los oficios mecánicos (fin de la deshonra legal del trabajo).

La mayoría de los ilustrados españoles acabaron colaborando con la monarquía, confiados en su espíritu reformista y convencidos de que en España, solo un poder fuerte era capaz de llevar adelante las reformas necesarias (Despotismo Ilustrado).

No obstante, la introducción y expansión de las ideas ilustradas en España, a través de asociaciones como las “Sociedades Económicas de Amigos del país” o las Academias, fue lenta y tardía, sin duda por la falta de una pujante burguésía, el conservadurismo de los medios intelectuales y la resistencia de sectores eclesiásticos y aristocráticos.

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