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El sueño de Jacob



Está expuesto actualmente en el Museo del Prado, y su autor fue José de Ribera.
Éste óleo sobre lienzo fue realizado en el año 1639, por lo que pertenece a la pintura barroca española.

En esta composición insistíó en su preocupación por la fuerza, nada más alejado de un sueño placido que el dormitar de un hombre fornido, cuya cabeza pesa sobre su mano áspera. El cuadro representa un episodio del Génesis, en el Antiguo Testamento de la Biblia, el cual relata el sueño milagroso del patriarca Jacob. Durante éste, él ve una escalera celestial por la que bajan numerosos ángeles del cielo. Ribera los representa en la pintura mediante una nube iluminada por un haz de luz que llega hasta el rostro de Jacob. --Ésta está pintada con pinceladas rápidas, y forma una de las dos diagonalesde la composición, siendo la otra el tronco del árbol del lado izquierdo. En esta obra se aprecia el interés por la atmósfera, los cielos azules y una paleta algo más clara. Aun así, los colores son primordialmente oscuros.
El personaje está pintado de una manera muy realista, y la función de esta obra es decorativa y religiosa.
Además, destacamos el uso de los escorzos por parte de José de Ribera, lo que otorga a la pintura un claro carácter Barroco. --José de Ribera recibíó influencias de Caravaggio. En su estilo se fundíó la emoción religiosa de la pintura española junto con el dominio del color y de las luces. Hallamos un arte sombrío y dramático, inspirado en el artista italiano mencionado anteriormente. José de Ribera poseyó tanto cuadros realistas como de temática religiosa, aunque el género religioso ocupó la parte central de su actividad. --Tiene un afán constante en representar la ruina del cutis humano, siendo pintor de las frentes arrugadas (como vemos en esta obra), los dedos ásperos y unos muslos delgados que permiten a veces ver los huesos. Esta pintura posee rasgos caravaggistas, por el Realismo anatómico y el uso de un modelo humilde para un personaje bíblico, así como los claroscuros de la tela de su ropa

El aguador de Sevilla:


Representa en primer término a un hombre de edad avanzada, un viejo aguador que tiende con la mano derecha una elegante copa de cristal a un niño. Entre ambos se interpone más al fondo un mozo que bebe de una jarrita de vidrio. Se trata de una escena desarrollada en un exterior, por las peculiaridades del oficio de aguador, pero de un exterior en penumbra. El aguador aparece dignamente representado, con un porte casi mayestático, con importante presencia física, curtido a la intemperie y psicológicamente caracterizado como hombre experimentado, fuerte, sosegado, que viste una capa parda, con una manga descosida que deja asomar una blanca camisa, atuendo que refleja cierta dignidad, pese a ser modesto. Tiende al niño una copa de fino cristal en el que se ve un higo, destinado seguramente a aromatizar el agua. Éste, con la cabeza algo inclinada, es muy parecido al que aparece en la “Vieja friendo huevos”, coge la copa y, por su atuendo de traje oscuro y cuello, parece gozar de cierta consideración social. Ambos personajes no mantienen comunicación entre sí, más bien parecen estar ensimismados en sus pensamientos. Entre sus cabezas se ve una tercera figura, la de un joven bebiendo que, pese a verse en penumbra es una figura rematada, que se hace tenue solo por la degradación del foco de luz de la escena. --Parece ser que la simbología de la escena pudiera significar la representación de las “tres edades del hombre”, en la que el viejo tiende la copa del conocimiento al niño, quien la recoge con gravedad por lo que esto significa, mientras que el hombre del fondo, bebe ésta con ansia. Otros autores creen que la tela supondría la alegoría de tres edades importantes en la vida de Velázquez, once, veintiuno y cincuenta y seis años. A los once años, entra en el taller para aprender a pintar, a los veintiuno pinta la obra, ya convertido en maestro, defendido y apoyado por su maestro Pacheco que a la sazón contaba con cincuenta y seis años --La obra tiene un tratamiento de la luz de tipo tenebrista. Una espiral luminosa que viene dada por el cántaro del primer término, salida de un foco externo al lienzo, va a ir matizando los volúMenes, degradándolos para perderse en el fondo indeterminado.

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