Sensibilidad y entendimiento Kant

Kant, uno de los filósofos más importantes del Siglo XVIII, basa su filosofía en las siguientes preguntas, ¿qué puedo conocer?, ¿qué debo hacer?, ¿qué me cabe esperar?, sintetizadas todas ellas en una, ¿qué es el hombre?; además incidiendo en la respuesta a la primera pregunta relacionada con su epistemología añade otra pregunta, ¿la Metafísica es una ciencia?                          Gracias al antagonismo entre Hume y Descartes, da el giro copernicano, y siguiendo una postura criticista propone el sujeto trascendental, el hombre pasa a ser el centro y elige las condiciones en los objetos de estudio; además estudia la razón especulativa (en su facultad de conocer
) en su obra Crítica de la Razón Pura.

Comienza definiendo la ciencia como una disciplina con juicios científicos que proporciona conocimientos seguros con los que se pueden imponer condiciones, y en su analítica de juicios estudia los mismos , para determinar cuáles son los científicos; tras este estudio distingue
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juicios analíticos (el predicado está comprendido en el sujeto, no son extensivos) y sintéticos (extensivos), y a priori (sin experiencia) y a posteriori (con experiencia), y determina que los científicos son juicios sintéticos a priori, universales y necesarios.                                                                 Una vez implantada esta determinación y conociendo las carácterísticas de los juicios científicos Kant procede al estudio del conocimiento en sus facultades trascendentales. 

En la Estética trascendental estudia la sensibilidad como la capacidad para percibir de forma pasiva, en la que son necesarios el espacio y tiempo (sus formas a priori o intuiciones puras), que conjuntamente dan cabida al fenómeno, es decir, lo percibido, no la cosa en sí. En este apartado, además, concluye afirmando las Matemáticas como ciencia, en la que el espacio posibilita la Geometría y el tiempo la Aritmética.

En la Analítica trascendental estudia el entendimiento como capacidad para entender lo percibido de forma activa, gracias a conceptos empíricos y categorías (formas a priori o conceptos puros) que aplicados juntos con el entendimientos nos permiten entender los fenómenos; y concluye afirmando la Física como ciencia.

En este punto introduce el Idealismo trascendental, en el que distingue fenómenos y noúmenos, ambos presentes en la realidad, ya que no se conocen las cosas en sí (noúmenos), sino fenómenos construidos a partir de las formas a priori del conocimiento (espacio, tiempo y categorías).

Finalmente, en la Dialéctica trascendental estudia la facultad de la razón como capacidad para unificar los juicios del entendimiento y alcanzar teorías generales.                                                                      Pero al aplicar la razón especulativa sobre ideas de la realidad (Metafísica), yo, mundo y Dios, cae en una lógica de la apariencia o la ilusión (crítica a Descartes), dando lugar a conocimientos ilegítimos, paralogismos, antinomias y contradicciones respectivamente, aunque aceptando para la idea de Dios el argumento teleológico. Tras este estudio la Metafísica queda excluida como ciencia, pero es definida como la actitud natural que tiene el hombre para conocer la incondicionado, surgiendo las ideas como uso regulador de la razón pura e ideales o postulados de la razón práctica, inalcanzables pero necesarios para el progreso en el conocimiento científico.

Desde aquí continuará con su ética (qué debo hacer), concluyendo en la mayoría de edad ilustrada, es decir, en la autonomía que adquiere el hombre gracias a la ética formal, una ética de mínimos basada en el imperativo categórico.