La Segunda Revolución Industrial y el Imperialismo en el siglo XIX

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A finales del siglo XIX, se produjo la segunda revolución industrial en EE UU, Japón y Europa Occidental. Durante este periodo, se desarrollaron nuevas fuentes de energía, como la dinamo, que permitió la electricidad y tuvo muchos usos en aplicaciones industriales, como la fuerza motriz de las máquinas, el ferrocarril, el tranvía, el teléfono, la radio y la iluminación.

Además, el petróleo se utilizó como combustible para los motores de explosión en los automóviles. Surgieron nuevos sectores industriales, como la química, la metalurgia del aluminio, el automóvil y la aeronáutica, y también se desarrollaron las industrias tradicionales.

Este periodo también se caracterizó por un gran avance tecnológico gracias a la investigación científica, cuyos descubrimientos se aplicaron en la vida cotidiana.

El taylorismo, que consistía en la fabricación en serie como la mejor manera de producción para disminuir el tiempo y reducir los costes, se basó en la cadena de producción en la que cada obrero realizaba un solo trabajo. Henry Ford fue uno de los primeros en utilizar este método, conocido como fordismo, que permitió una producción estandarizada y masiva con costos reducidos.

Las elevadas inversiones de capital que requerían las industrias fomentaron las relaciones entre la banca y la industria. Para reducir la competencia, las empresas firmaban acuerdos de trust, que eran importantes asociaciones financieras de grandes industriales que trataban de monopolizar una determinada industria. También se establecieron carteles, que eran convenios o asociaciones entre empresas comerciales de producción similar para evitar la competencia y controlar la producción, la venta y los precios de determinadas mercancías. Además, surgieron los holdings, que eran sociedades financieras que poseían la mayoría de acciones y llevaban la administración de un conjunto de empresas dedicadas a diversas actividades económicas o industriales.

En este periodo, los países industriales dominaban el comercio. La mejora de los transportes, la apertura del canal de Suez y el canal de Panamá, y las innovaciones en las ventas contribuyeron a este crecimiento del comercio.

Las causas del imperialismo fueron principalmente económicas, ya que los países buscaban materias primas y mercados para invertir el excedente de la revolución industrial. También había motivos políticos, ya que en Europa se creía que cuanto más territorio se tenía, más poderoso se era, por lo que muchos países se lanzaron a la conquista de territorios africanos. Además, existían intereses estratégicos. Otros factores que impulsaron el imperialismo fueron demográficos, ya que la población seguía aumentando y había más desempleo, por lo que las metrópolis enviaban a gente a las colonias. También había motivos ideológicos, ya que Europa se consideraba superior, especialmente Inglaterra. Por último, el avance científico y tecnológico de la revolución industrial, que incluía mejoras en el transporte y la comunicación, también contribuyó al imperialismo.

Las consecuencias del imperialismo fueron diversas. En el aspecto económico, se establecieron grandes latifundios de un solo cultivo, lo que tuvo un impacto positivo, pero a su vez se destruyeron las plantaciones locales, lo que tuvo un impacto negativo. También se mejoraron las infraestructuras y se construyeron líneas de ferrocarril.

En el aspecto cultural, se introdujo la religión y la educación en las colonias, lo que contribuyó a la civilización de la población. En cuanto al aspecto demográfico, en las colonias inglesas hubo un descenso de la población, pero con la llegada de los europeos se establecieron hospitales y la población aumentó.

En el aspecto social, se produjo una separación entre la población local y los colonizadores. En el aspecto militar, los conflictos de las guerras mundiales se trasladaron a las colonias.

Algunos de los imperios coloniales más importantes fueron el de Gran Bretaña, que comenzó en el siglo XVIII y le arrebató territorios a España, Francia, etc. Sus colonias incluían Canadá, Belice (Honduras), el Cuerno Africano, Nigeria, Liberia, India, Nepal, Birmania, Borneo, Nueva Guinea, Australia y Nueva Zelanda. Francia, por su parte, fue el tercer país en llegar a Asia y en el siglo XVII ocupó tierras que habían sido colonizadas por Holanda. Es el segundo país con más colonias. Alemania también buscó tierras que no habían sido colonizadas.

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