La Segunda República Española y sus reformas durante el gobierno provisional

Tras el fin de la dictadura de Primo de Rivera y durante la Dictablanda del General Berenguer, la oposición y el ejército se levantaron a favor de la República en Jaca. Tras esto, el Almirante Aznar convoca elecciones el día 12 de abril de 1931, donde ganan los republicanos, dando lugar a que se proclamase la Segunda República el 14 de abril de 1931. Esta duró desde este año hasta 1936, cuando comenzaría la guerra civil.

Durante este gobierno se pueden distinguir las siguientes fases: gobierno provisional, bienio republicano azañista, bienio radical cedista y frente popular.

Gobierno provisional

Durante el gobierno provisional (gobernado por los integrantes del Pacto de San Sebastián) se emprendieron una serie de reformas entre las que se destacan:

1. Reforma social: se establece la jornada de 8 horas, se prohíbe la contratación de jornaleros de fuera de los municipios y se crea la ley de jurados mixtos para subir los salarios de los jornaleros.
2. Reforma del ejército: se promueve la ley del retiro (Manuel Azaña) por la que se pretendía jubilar al 40% de los oficiales y se suprimió la Academia Militar de Zaragoza (dirigida por Franco).
3. Reforma de la política autonómica: se derogó la República Catalana proclamada por Macià.
4. Reforma cultural: se crearon 7000 escuelas. Pero este nuevo gobierno tuvo muchos problemas, entre los que cabe destacar el religioso, que fue el más importante. Otras de las medidas que llevó a cabo este gobierno fueron las elecciones del 28 de junio de 1931, en las que ganó la izquierda por mayoría. Unos meses después (en diciembre) se creó la Constitución de 1931, de carácter democrático y progresista, que establecía los siguientes principios: soberanía nacional, el estado se configuraba de forma integral pero se aceptaban gobiernos autónomos, el poder legislativo residía en las Cortes formadas por una sola cámara, el poder ejecutivo recaía en el Consejo de Ministros y en el presidente de la República elegido por el Consejo de los Diputados, posibilidad de expropiación forzosa, amplia declaración de derechos y libertades, desaparición de los privilegios, el parlamento se elegiría cada 4 años y el presidente cada 6. Pero esta Constitución no funcionó y hubo un cambio de poderes, entrando así en el gobierno republicano azañista.

   Conclusiones

   Tras esto, Alcalá Zamora, elegido presidente de la República, encargó a Manuel Azaña la formación del gobierno, y su principal labor política fue seguir con la política reformista iniciada en el gobierno provisional. La reforma que más se llevó a cabo fue la agraria, hasta el punto de realizar una ley de reforma agraria que pretendía expropiar los grandes latifundios a los burgueses que no utilizasen esas tierras a cambio de una suma de dinero. También se realizó una reforma de la religión, del estado centralista y de la cultura. Azaña tuvo muchos problemas, entre los que destacan una fuerte oposición del centro y de la derecha, y el intento de golpe de estado de Sanjurjo en 1932. Las organizaciones patronales y buena parte del campesinado intentaron hacerse con el control de los latifundios a través de numerosos golpes, como el de Casa Viejas, donde un grupo de campesinos atracaron un cuartel de la Guardia Civil y fueron asesinados por la Guardia de Asalto. Estos contratiempos provocaron la caída del gobierno de Azaña y comenzó así el gobierno radical cedista. Se realizaron elecciones en noviembre de 1933, donde el partido de Lerroux y la CEDA consiguieron la victoria. Tras esto, se paralizaron todas las reformas de los antiguos gobiernos. Una de las primeras medidas del nuevo gobierno fue la amnistía del General Sanjurjo. Se frenó la reforma agraria, el clero volvió a recuperar sus privilegios, etc. Se produjeron numerosas huelgas en las ciudades, reconociéndose así la revolución del 34. En Asturias, los mineros realizaron una revolución social. Tras el jaleo formado por la revolución, el gobierno decide mandar a la Legión desde África al mando del General Franco, y tras una serie de escándalos y acusaciones de corrupción, Lerroux se ve obligado a dimitir y se convocaron elecciones el 16 de febrero de 1936, donde las fuerzas de izquierda se agruparon en el Frente Popular. Con este triunfo de la izquierda, Azaña volvió a ser nombrado presidente de la República y Casares Quiroga asumió la presidencia ejecutiva. El nuevo gobierno reanudó el proceso reformista, pero algunos sectores de la sociedad reaccionaron negativamente y hasta algunos empresarios cerraron fábricas y expropiaron capitales. Este triunfo de la izquierda trajo consigo una fuerte tensión social que, con la muerte de Calvo Sotelo el 13 de julio de 1936, las fuerzas de derechas comenzaban así desde Marruecos una ofensiva que se extendió al día siguiente por toda la península, creándose así una guerra civil que duraría 3 años.