La Segunda República Española: Democratización y Modernización

Enviado por Chuletator online y clasificado en Historia

Escrito el en español con un tamaño de 5,11 KB

La Segunda República Española

La Segunda República es uno de los momentos clave de la historia contemporánea de España. El proyecto de democratización y modernización comenzó en 1931, y que tantas esperanzas despertó en amplias capas de la población española, concluyó con una cruenta guerra civil. El debate sobre las razones de ese fracaso histórico sigue siendo uno de los elementos clave de la historiografía española.

Las elecciones de 28 de junio dieron la victoria a la coalición republicano-socialista. Una Comisión Constitucional nombrada por las cortes elaboró el proyecto de constitución, de carácter democrático y progresista, que fue aprobado en diciembre de 1931. Sus principales características son:

  • La República se constituye en Estado integral, aunque compatible con la autonomía de los municipios y regiones.
  • Se establece la separación de poderes: el legislativo recae en unas Cortes unicamerales; el ejecutivo, bajo el control parlamentario, queda en manos del Consejo de ministros y el presidente de la República; y el poder judicial en jueces independientes.
  • Establece la posibilidad de expropiación y de nacionalización de los servicios públicos por motivo de utilidad social.
  • Introduce una amplia declaración de derechos y libertades. Se reconoce tanto el matrimonio civil como el divorcio. El voto es para los adultos mayores de 23 años, y se reconoce el derecho a voto a las mujeres.
  • En materia religiosa se declara la separación entre Iglesia y Estado (se elimina el presupuesto del clero, se declara la no confesionalidad del Estado y se disuelve cualquier orden que tenga como voto el respeto a una autoridad distinta a la del estado español: caso de los jesuitas).
  • Se adopta una bandera nueva: la bandera de la república es roja, amarilla y morada.

Los temas que más contribuyeron a enconar los ánimos de los diputados, generando acalorados debates parlamentarios, fueron los relacionados con la cuestión religiosa y las regiones autónomas. La aprobación de los artículos referidos a la religión provocó una fuerte reacción eclesiástica y la dimisión de los sectores católicos, entre los que se encontraba el propio jefe del gobierno, Alcalá Zamora, quien tras su dimisión fue sustituido por Manuel Azaña, lo cual no fue óbice para que una vez aprobada la Constitución Alcalá Zamora fuera elegido Presidente de la República.

Reformas

Durante este tiempo, Manuel Azaña presidió un gobierno formado mayoritariamente por republicanos de izquierdas y socialistas que impulsó el plan de reformas ya iniciado por el gobierno provisional.

1º La reforma del ejército

Azaña pretendía constituir un ejército profesional defensor de la democracia. Para ello era necesario reducir la proporción de oficiales existente (era de 1 por cada 3 soldados). Se promulgó en este sentido la Ley de retiro de la oficialidad, que obligaba a jurar fidelidad a la República o, en caso contrario, a retirarse voluntariamente conservando el sueldo íntegro. Por otra parte se cerró la Academia militar de Zaragoza, cuyas enseñanzas se consideraban tradicionalistas y anticuadas, y se clausuraron los Consejos de Honor, el Consejo Supremo de Justicia Militar y se eliminó la prensa militar.

También se pretendía modernizar materialmente el ejército, aunque la disminución de su presupuesto impidió llevar a cabo tal propósito.

La ley de reforma militar fue recibida por un sector del ejército como una agresión a la tradición militar, por lo que provocó importantes tensiones, especialmente entre los africanistas.

2º La reforma religiosa

La República trató de limitar la influencia de la Iglesia en la sociedad y en la política española y para ello procedió con la secularización del estado, declarándose la no confesionalidad oficial, la libertad de cultos y suprimiendo el presupuesto de la Iglesia. Asimismo se legalizó el matrimonio civil y el divorcio y se secularizaron los cementerios.

Se decretó además la disolución de aquellas órdenes que tuvieran como cuarto voto la obediencia al Papa frente a cualquier otra autoridad, para, entre otras cosas, garantizar la obediencia de todos los españoles al Estado. De este modo la orden de los jesuitas, que tenía una gran influencia en la educación, quedó disuelta en España, quedando sus bienes nacionalizados. Además se prohibió la práctica de la enseñanza a las órdenes religiosas, quedando ésta controlada por el estado.

Todas estas medidas provocaron una polarización radical de la opinión pública. Del ámbito religioso surgieron importantes enemigos de la República. La mayoría de la población de aquella época era católica, por lo que no le fue difícil a la jerarquía religiosa movilizar a importantes sectores en contra del gobierno. El gobierno por su parte decidió entonces expulsar de España a aquellos religiosos especialmente activos y molestos para los planes de modernización de España.

Entradas relacionadas: