La Romanización en la Península Ibérica

La romanización es un proceso de culturización durante la dominación romana, en el caso de la península ibérica desde el 218 hasta el 476. Supone, además de la conquista militar, un proceso de transformación gradual de los indígenas, asimilando las formas económicas, sociales, político-administrativas y culturales romanas.

El proceso no fue homogéneo en el tiempo. Se inicia a finales del siglo II, con la llegada de los romanos por la segunda guerra púnica, lo que supone un dominio de la zona costera mediterránea y sur atlántica, avanza en el siglo II durante la conquista de los pueblos del interior de las guerras lusitania y altiberia, y se intensifica a partir del siglo I, cuando la romanización era casi completa y en el 212 d.C., la ciudad romana se extiende a todos los habitantes libres del imperio.

Durante la dominación romana, se intensificó la explotación de la tierra con el dominio del latifundio, introduciéndose las nuevas técnicas. La artesanía, la minería y el comercio se desarrollaron y se generalizó el sistema monetario romano.

Se implantaron las formas de organización social romanas, se difundió su religión, su cultura y costumbres, dejando como legado importante el latín del que derivan todas las lenguas de la actualidad en la península, excepto el euskera.

La organización territorial romana diferenció tres niveles administrativos: las provincias, los convenios y las ciudades.

La ciudad se convirtió en el centro administrativo, jurídico, político y económico de la hispana romana. Se fundaron colonias como Carraco, Cesar Augusto y se revitalizaron las ciudades indígenas, donde se construyeron los teatros, los anfiteatros...

A partir del año 750, llegaron los fenicios, los griegos y los cartagineses a la península. Se inicia la protohistoria, un periodo en el que no se disponía de fuentes escritas autóctonas, pero aparecen fuentes de historiadores y geógrafos grecolatinos. El inicio coincide con el comienzo de la edad de hierro y termina con el desembarco de las tropas romanas en Emporios en el 218.

Los primeros que se asentaron fueron los fenicios en el 750, fundando colonias como Sexi, Malaya, siendo las más célebres Gadir. Estaban interesados por el cobre, la plata y el oro, impulsando la urbanización, la minería, las desigualdades sociales y la escritura.

Los griegos llegaron hacia el siglo VII, fundaron las colonias de Emporio y Rhode. Las colonias griegas distribuían cerámica procedente de Atenas, introdujeron el cultivo de la vid y el olivo y acuñaron las primeras monedas en la península.

A partir del siglo VI, Cartago, antigua colonia fenicia, se convierte en potencia que domina el Mediterráneo y fundó enclaves en el sur de la península y en la isla de Ebusus. Tenían interés por la plata y los metales, y el reclutamiento de mercenarios. Tras la derrota de la primera guerra púnica, fundaron Cartagonova, la conquista de Sagunto por Aníbal provocó el comienzo de la segunda guerra púnica, desembarcando los ejércitos romanos en la península en el 218.

El Neolítico es la segunda etapa de la prehistoria, se inicia con la aparición de la agricultura y la ganadería, finaliza con la aparición de los primeros metales. En la península abarca desde el año 5500 hasta el 3000. El término significa 'piedra nueva' debido a la piedra pulimentada, supone un cambio en la economía, es productiva al surgir la agricultura y la ganadería. Estas actividades provocan la aparición de instrumentos de piedra pulimentada, para los trabajos agrícolas y recipientes para almacenar los excedentes y culinarios, invención de la cestería y la cerámica. En la cerámica destaca la cerámica cardial. El ser humano comienza a vivir en aldeas y se produce una división del trabajo donde no se permitían diferencias sociales muy claras. Aumentaron los intercambios con otras culturas. Y al mejorar la dieta y la elaboración, aumentó la esperanza de vida y la población.

Este proceso de cambios se inició en la península por la llegada de poblaciones neolíticas, probablemente por vía marítima, que contactaron con las peninsulares epipaleolíticas que irían modificando sus formas de vida.

Los yacimientos más abundantes y más representativos se hallan en cuevas como la de Montserrat en Barcelona o la cueva de Chaves en Huesca, Aragón.

Se introduce el arte macroesquemático en el neolítico inicial y el arte rupestre levantino, aparecen el denominado megalitismo que son construcciones a base de grandes piedras.

El Paleolítico es la etapa más antigua y larga de la prehistoria, que se inicia en la península con la llegada de los homínidos hace más de un millón de años durante el pleistoceno y que termina hacia el 8000 a.C., al final de la última glaciación. El término significa 'piedra vieja' por el uso de este periodo de instrumentos de piedra tallados, esta época se caracteriza por una economía depredadora, basada en la caza, la pesca y la recolección, el marisqueo y el carboneo. Estas sociedades eran nómadas, desarrollaron el lenguaje, la vida social, la vivienda, el control del fuego, el sentimiento religioso, la sensibilidad artística, los utensilios se fueron perfeccionando y especializando, dividiendo el paleolítico en diferentes fases.

1. Paleolítico Inferior (1.200.000-300.000) donde vivía el Homo erectus, utilizaban instrumentos hechos a mano. Posiblemente aún no dominaban el fuego. Destaca el yacimiento de Atapuerca en Burgos donde aparecieron los hallazgos fósiles de unos 30 preneandertales de más de 400.000 años.

2. Paleolítico Medio (300.000-40.000) se caracteriza por los neandertales, vivieron en cuevas, dominaron el fuego, cazaban grandes animales y estaban asociados al musteriense y su empleo masivo de lascas.

3. Paleolítico Superior (40.000-8.000) con el Homo sapiens, sus instrumentos se especializaban y se extendían en la industria ósea, cazaban animales y recolectaban vegetales de forma muy efectiva. Aparecen las primeras manifestaciones artísticas tanto de arte mueble como de grabados y pinturas de arte rupestre con representaciones de animales y signos.