Los Reyes Católicos: Forjadores de la España Moderna
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Los Reyes Católicos: La Construcción del Estado Moderno
En el siglo XV, existían tres reinos cristianos: Castilla, Aragón y Portugal. Mantenían una buena relación, pero en 1468, Isabel de Castilla fue reconocida por Enrique IV como su sucesora. Isabel tenía dos pretendientes: Alfonso V de Portugal y Fernando de Aragón, quienes veían el matrimonio como una oportunidad para engrandecer sus reinos. Otros factores que justificaban la unión eran la pervivencia de la idea de Hispania a lo largo de la Reconquista, la reconstrucción de la monarquía autoritaria y la búsqueda de aliados frente a enemigos como Francia. Todo esto condujo al contrato matrimonial entre Fernando e Isabel en marzo de 1469, formalizado meses después en Valladolid.
La Guerra de Sucesión Castellana (1475-1479)
Pronto estalló una guerra civil en Castilla (1475-1479). Isabel, apoyada por Aragón, se enfrentó a Juana la Beltraneja, su sobrina, apoyada por Portugal. Isabel y los aragoneses vencieron en la batalla de Toro en 1476. Isabel consolidó su trono en 1479 con la firma del Tratado de Alcáçovas, en el que Portugal, a cambio de reconocer a Isabel como reina, obtuvo el monopolio sobre las tierras por descubrir al sur de las Islas Canarias.
La Unión Dinástica: Integración de las Coronas de Castilla y Aragón
Los Reyes Católicos contrajeron matrimonio el 18 de octubre de 1469 en Valladolid. Enrique IV falleció en 1474 y, al día siguiente, Isabel fue proclamada reina sin la presencia de su esposo. Esto creó tensión en el matrimonio, lo que llevó a la firma de la Concordia de Sevilla en 1475, donde se estableció que ambos reinarían en Castilla y Aragón, pero los reinos serían independientes en lo institucional, económico, jurídico y político.
La Conquista del Reino Nazarí y la Incorporación del Reino de Navarra
El Reino de Granada era el único musulmán que quedaba en la Península Ibérica. En el siglo XV, estaba en crisis debido a la lucha por el poder. Su existencia se basaba en las parias que pagaba a Castilla. En 1481, los Reyes Católicos tomaron la fortaleza de Zahara. La conquista culminó en 1492. Desde el punto de vista ideológico, esta guerra supuso el final de la Reconquista. Se añadieron nuevos territorios a Castilla. Desde el punto de vista estratégico, supuso un cambio en las tácticas de guerra. En 1512, aprovechando disputas internas, Fernando II envió al Duque de Alba con un ejército que ocupó Pamplona y Navarra sin resistencia. Estos territorios fueron incorporados a Castilla, no a Aragón, aunque conservando sus leyes e instituciones propias.
La Integración de las Canarias y la Aproximación a Portugal
Las Islas Canarias se habían convertido en un punto estratégico en la política atlántica de Castilla. Dos nobles normandos, Bethencourt y La Salle, iniciaron su conquista. Durante el siglo XV, la población castellana se asentó en las islas. Tras el Tratado de Alcáçovas, que reconocía las Canarias como zona de influencia castellana, se decidió completar la conquista. Las Canarias se convirtieron en escala obligada en las rutas hacia América. Una vez solucionados los conflictos con Portugal, los Reyes Católicos continuaron su política con el objetivo de unificar todos los territorios bajo la misma corona, llevando a cabo la aproximación a Portugal mediante el matrimonio de su primogénita Isabel con el príncipe Alfonso. Esta política no logró su objetivo inicialmente. En el reinado de Felipe II se logró de forma temporal, pero no fue aceptada por los portugueses, que aprovecharon para independizarse.
La Organización del Estado bajo los Reyes Católicos: Instituciones de Gobierno
Los Reyes Católicos desarrollaron la monarquía autoritaria (máxima institución de gobierno), donde el rey era el soberano, único depositario del poder político del Estado, y los demás poderes tradicionales (nobleza, ciudades e Iglesia) debían supeditarse al poder real. Crearon instituciones y fortalecieron algunas ya existentes:
- La Santa Hermandad: Cuerpo armado encargado de proteger ciudades y caminos.
- La figura del Corregidor: Representante del rey en sus territorios, con importantes competencias en materias variables: política, administración, etc.
- Un ejército real permanente y profesional: Sin influencias nobiliarias.
- Consejos: Se mantuvo el Consejo Real y se crearon otros nuevos (de Indias, Hacienda, Órdenes Militares, etc.), que dependían de la monarquía.
- Las Cortes: Perdieron importancia.
- Las Audiencias y Chancillerías: Nuevos tribunales que impartían justicia en nombre del rey.
- Los Virreyes: Delegados del rey en cada reino.
La única institución con jurisdicción en ambas coronas fue la Inquisición, tribunal eclesiástico encargado de velar por la ortodoxia de la fe cristiana. No era un organismo político, pero se utilizaba como tal.
El Tribunal de la Inquisición (1478)
En tiempos de los Reyes Católicos, dominaba en Europa la idea de que la unidad política no era posible sin la unidad religiosa. De ahí que consideraran necesaria la implantación de la fe católica en sus reinos, donde había súbditos cristianos, musulmanes y judíos. Para lograrlo, en 1478 crearon la Inquisición moderna en Castilla, cuya finalidad era vigilar y controlar a los conversos al cristianismo, ya que se sospechaba que muchos judíos seguían practicando sus creencias clandestinamente.
La Expulsión de los Judíos (1492)
Los judíos, que eran entorno al medio millón de habitantes, vivían en las ciudades dedicados a la artesanía, al comercio y, sobre todo, a la usura, porque efectuaban préstamos con alto interés. Además, algunos eran recaudadores de tributos para la Corona. Todo esto provocaba el rechazo y el odio popular sobre esta minoría religiosa, hasta tal punto que las matanzas en los barrios judíos o aljamas se habían hecho frecuentes desde finales del siglo XIV. Los Reyes Católicos, por la idea de la unidad religiosa y por la presión social, decretaron en 1492 la expulsión de todos los judíos que no quisieran convertirse. Se calcula que alrededor de ochenta mil judíos emigraron hacia el norte de África, otros hacia el Mediterráneo oriental y Centroeuropa (diáspora sefardí). Su salida fue muy negativa para el desarrollo económico de España, ya que era una minoría muy importante y laboriosa en la industria, el comercio y, sobre todo, en las finanzas.
Fin del Reinado
En 1496, la princesa Juana se casó con Felipe el Hermoso, con lo que la sucesión española pasó a la Casa de Habsburgo. El 26 de noviembre de 1504 murió Isabel la Católica y, en su testamento, nombró heredera a Juana y regente de Castilla a Fernando. En 1506, Juana y Felipe fueron jurados reyes de Castilla, presionados por la alta nobleza, y Fernando se retiró a Aragón. Ese mismo año murió Felipe el Hermoso y, en 1507, comenzó la segunda regencia de Fernando junto al Cardenal Cisneros. Esta situación duró hasta que Fernando el Católico murió en 1516. En su testamento, determinó la regencia de Cisneros, quien, con muchas dificultades, siguió en el poder hasta la llegada de Carlos I de Castilla (Cisneros murió antes de ser recibido por el nuevo rey).