Revolución Rusa y URSS: Del Zarismo al Estalinismo y los Desafíos Económicos de Entreguerras

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La Revolución Rusa y la URSS

1. La Rusia zarista a comienzos del siglo XX

Rusia era en 1900 un inmenso imperio que abarcaba desde el mar Báltico, por el oeste, hasta el océano Pacífico, por el este. Con más de 140 millones de habitantes, estaba conformado por una gran diversidad de pueblos. Su sistema político era de los más autoritarios de Europa.

La economía y la sociedad rusas eran de las más atrasadas de Europa y el sistema político descansaba en el poder absoluto del zar. El régimen se sustentaba sobre tres pilares:

  • La nobleza, que concentraba en sus manos la propiedad de la tierra.
  • Los altos cargos de la administración y el ejército, a los que se añadió la policía secreta que ejercía la censura y el control político.
  • La Iglesia ortodoxa, cuyo jefe supremo era el mismo zar.

Una de las medidas más destacadas fue la abolición del régimen feudal y de la servidumbre campesina en 1861. En teoría, los siervos obtuvieron la libertad personal, pero tuvieron que pagar fuertes indemnizaciones a los antiguos señores por las tierras que hasta entonces cultivaban. Los resultados de la abolición de la servidumbre fueron muy limitados, pues no mejoró la productividad de la tierra y amplias capas del campesinado siguieron viviendo en la extrema pobreza y agobiadas por las deudas.

No obstante, en los años finales del siglo XIX prosiguió la modernización económica con un proceso de industrialización limitado. La industrialización rusa se limitó a ciertas zonas (San Petersburgo, Moscú, áreas de Ucrania, cuenca del Donetz, Bakú), se concentró en grandes complejos industriales y tenía una fuerte presencia de capital extranjero.

A pesar de la prohibición de formar partidos políticos, en el seno de una reducida clase intelectual se organizó una oposición al zarismo que reclamaba libertades políticas y profundos cambios sociales y económicos.

En 1870 surgieron los populistas, que pretendían crear conciencia revolucionaria en el campesinado y pedían la implantación de un socialismo agrario basado en la colectivización de la tierra. En 1898 se fundó en un congreso clandestino celebrado en Minsk el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR), inspirado en los principios revolucionarios marxistas. En él pronto destacó la figura de Vladimir Ilich Ulianov, más conocido por el pseudónimo de Lenin. En 1903 se produjo la ruptura en su seno entre los mencheviques y los bolcheviques.

  • Los mencheviques ('minoritarios' en ruso) defendían que Rusia debía pasar por una revolución burguesa y desarrollar una economía capitalista antes de emprender la revolución socialista. Concibieron el partido como una organización de masas abierta a militantes y a simpatizantes.
  • Los bolcheviques ('mayoritarios' en ruso) tenían como objetivo derrocar al zarismo y establecer una «dictadura democrática revolucionaria provisional del proletariado y del campesinado». Concebían el partido como una organización férreamente disciplinada, cuyos militantes debían acatar el programa y dedicarse por entero a la revolución.

La burguesía liberal formó el Partido Constitucional Demócrata o cadetes. Pretendía transformar el régimen absoluto zarista en otro constitucional, en el que se respetasen los derechos individuales.

La revolución de 1905

La situación económica y la agitación social y política de Rusia en los primeros años del siglo XX convulsionaron el régimen de los zares. El descontento del campesinado ruso, empobrecido y defraudado por la reforma agraria, se materializó en agitaciones y atentados. Las condiciones de vida de los obreros, concentrados en San Petersburgo, Moscú y otros islotes industriales, se deterioraron. Además, las derrotas rusas en 1905 en la guerra entre Rusia y Japón provocaron el descrédito del zar. El descontento de los obreros se expresó en una serie de huelgas en San Petersburgo. Pero en enero de 1905 una manifestación pacífica de obreros ante el Palacio de Invierno terminó trágicamente. Los manifestantes querían presentar al zar una serie de reivindicaciones reclamando que se pusiese fin a los abusos, se reconociesen derechos y libertades y se sentasen las bases para una democracia representativa. La guardia del zar abrió fuego contra ellos y causó centenares de muertos y heridos: por eso se conoce este día como domingo sangriento. La dureza de la represión provocó la condena internacional y fue el detonante para que se produjera un movimiento revolucionario en Rusia. La agitación social y política se generalizó en una oleada de huelgas, levantamientos y motines. Finalmente, el zar anunció en el manifiesto de octubre una serie de medidas de carácter liberal:

  • Se concedían un conjunto de libertades civiles (libertad de conciencia, de expresión, de reunión, de asociación).
  • Se creaba un régimen representativo, con un Parlamento, la Duma, elegida por amplio sufragio y con poderes legislativos.

La revolución de 1905 creó grandes expectativas. Pero las reformas fueron muy limitadas, el poder absoluto del zar disminuyó poco, la Duma tenía un poder legislativo muy recortado.

La revolución de febrero de 1917

Una vez más, la guerra fue el detonante de la revolución. Las derrotas militares de Rusia en la Primera Guerra Mundial en las campañas sucesivas de 1914, 1915 y 1916 y las elevadas pérdidas humanas y territoriales (Polonia, Lituania y parte de Bielorrusia cayeron en manos de los alemanes) generaron enormes dificultades económicas y un profundo malestar social. La desmoralización y las deserciones en el ejército ruso alcanzaron su punto álgido en 1917.

La revolución de febrero y la caída del zarismo

El 23 de febrero de 1917 (marzo, según el calendario occidental) el estallido de una huelga en la fábrica de armamentos inició una revolución espontánea en Petrogrado (nuevo nombre de San Petersburgo desde 1914). Al día siguiente la ciudad quedó paralizada por la huelga general. La disolución de la cuarta Duma por el zar empujó también a los liberales (cadetes) a oponerse al zar, que se quedó prácticamente sin apoyos. El 2 de marzo Nicolás II abdicó y al día siguiente se formó un gobierno provisional, presidido por el príncipe Lvov, y cuyos miembros procedían en su mayoría del partido de los cadetes. En él también participó Kerenski, un socialista revolucionario, como ministro de justicia. Llevó a cabo las siguientes reformas:

  • Declaró una amnistía.
  • Reconoció las libertades civiles y disolvió la odiada policía zarista (okhrana).
  • Prometió entregar las tierras de los terratenientes a los campesinos.
  • Comenzó a preparar la elección por sufragio universal de una Asamblea Constituyente.

El mantenimiento de Rusia en la guerra le enfrentó con los mencheviques, socialistas revolucionarios y bolcheviques, partidarios de una paz inmediata.

3. La revolución de octubre y el nacimiento de la URSS

Entre septiembre y octubre los bolcheviques se convirtieron en la alternativa más popular al gobierno provisional. El sóviet de Petrogrado, presidido por Trotski desde septiembre, el de Moscú y otros sóviets urbanos del norte, del centro y del sudeste se pusieron del lado de los bolcheviques. Las condiciones de vida en Rusia empeoraron notablemente a causa del desabastecimiento y el caos administrativo. En las ciudades los comités de fábricas se hicieron con el control de muchas empresas. Los campesinos exigieron la entrega de las tierras. Los soldados reclamaron la democratización del mando y el final de la guerra. En la noche del 24 al 25 de octubre, las tropas leales a los bolcheviques y la Guardia Roja ocuparon los bancos, las centrales telefónicas y las estaciones de ferrocarril. El día 25 cercaron el Palacio de Invierno, sede del gobierno provisional, y enviaron el crucero Aurora, que apuntó sus cañones hacia dicho palacio. Las tropas bolcheviques detuvieron a los miembros del gobierno, excepto a Kerenski, que logró huir.

Las medidas que se tomaron para constituir el estado socialista fueron:

  • El decreto sobre la paz, por el que se invitó a los gobiernos en guerra a una paz justa y democrática, sin anexiones ni indemnizaciones.
  • El decreto sobre la tierra, por el que se anunció la expropiación de las tierras de los grandes terratenientes, de la corona y de la Iglesia, y su entrega a los sóviets de campesinos.
  • Se concedió a los sóviets obreros el control de fábricas y minas.
  • Se estableció la jornada laboral de ocho horas.
  • Se declaró el derecho a la autodeterminación de las nacionalidades.
  • Se prometió la convocatoria de la Asamblea Constituyente que se encargaría de elaborar una constitución.

Desde diciembre de 1917 la recién creada policía política o Checa se encargó de controlar y eliminar a todos los opositores (liberales, mencheviques, socialistas revolucionarios, anarquistas).

Para conseguir una paz inmediata y por separado con los imperios centrales, se acordó en noviembre de 1917 un armisticio y el inicio de negociaciones que culminaron con la firma de un tratado de paz en Brest-Litovsk, en marzo de 1918. Los alemanes impusieron sus condiciones a Rusia. Polonia y las tres repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y Lituania) quedaron bajo el control alemán, y Georgia, Ucrania y Finlandia accedieron a la independencia.

La guerra civil

La decisión de Lenin de disolver la recién elegida Asamblea Constituyente y la evidencia de que lo que pretendían los bolcheviques era instaurar un régimen totalitario despertaron una creciente oposición. Los demás grupos políticos no aceptaron el dominio bolchevique. Pero la oposición más importante al régimen soviético la constituyeron los llamados blancos, tropas organizadas por antiguos oficiales zaristas, que protagonizaron la resistencia armada y provocaron el estallido de la guerra civil en 1918. Los «blancos» contaron con el apoyo exterior de Reino Unido, Francia, Estados Unidos y Japón, que aportaron capitales, tropas y armamentos. Su objetivo era derrocar al régimen bolchevique para evitar el contagio revolucionario en Europa. Hasta 1919 la mayor parte del país estuvo en manos de los ejércitos blancos, pero les faltó el apoyo de la población y en 1922 el ejército rojo se hizo con el poder.

El comunismo de guerra

Durante la guerra civil, se instauró una política económica denominada “comunismo de guerra”. El Estado pasó a controlar la economía rusa con dos objetivos: tener recursos suficientes para ganar la guerra civil y acelerar la “construcción del socialismo”, suprimiendo la propiedad privada. Se nacionalizó la industria, se militarizó la producción, se suprimió el dinero y se prohibió el libre intercambio de bienes. Todo ello, además combinado con una durísima represión, la requisa forzosa de las cosechas y el control de los sindicatos y la supresión del derecho de huelga. El comunismo de guerra constituyó un fracaso total en el orden económico. A pesar del triunfo bolchevique en la guerra civil, provocó la hambruna de 1921, en la que murieron 2 millones de personas. Esta situación dio lugar a un gran descontento popular que se tradujo en una serie de huelgas y rebeliones. Destacó la sublevación de los marineros de la base naval de Kronstadt, que desde 1917 habían estado en la vanguardia de la revolución.

La NEP y el nacimiento de la URSS

Por todo ello, Lenin decidió cambiar el rumbo de la política. La Nueva Política Económica (NEP). La NEP era una solución transitoria a la crisis, retornando parcialmente a una economía de mercado. Se admitió la propiedad privada en el campo, en las pequeñas industrias y en los comercios. Se restableció la economía monetaria, acuñándose un nuevo rublo. No obstante, el Estado mantuvo el control sobre la banca, la industria pesada y el comercio exterior.

Los resultados fueron, en principio, positivos. La expansión de la agricultura frenó el hambre y se suprimió el racionamiento. En 1927 la producción agraria e industrial se recuperó y alcanzó los niveles de 1914. Pero la NEP dio lugar a la aparición de un campesinado próspero, los kulaks, y al enriquecimiento de comerciantes y empresarios.

En 1922 se creó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) o Unión Soviética, a la que se federaron en pie de teórica igualdad las repúblicas de Ucrania, Bielorrusia, Azerbaiyán y Georgia. En 1924 se dotó al nuevo Estado de una constitución, pero en realidad era el Partido Comunista quien ejercía todo el poder. El ejército y la temida policía política eran los garantes de la dictadura comunista.

El impacto internacional de la revolución: la creación del Komintern

Lenin estaba convencido de que el gobierno bolchevique no podría sobrevivir si quedaba aislado. Por ello era esencial conseguir el triunfo de una revolución proletaria mundial. En ese momento esto parecía posible, porque al finalizar la Primera Guerra Mundial (1918) había un clima revolucionario. En Alemania y Hungría, entre 1919 y 1920, se llegaron a producir dos revoluciones inspiradas en el modelo de los sóviets, que terminaron fracasando. Los bolcheviques promovieron la formación de una nueva Internacional que rompiera con los partidos socialistas socialdemócratas europeos, que habían colaborado y sostenido a sus respectivos gobiernos en el transcurso de la Primera Guerra Mundial. La Tercera Internacional, también conocida como Internacional Comunista o Komintern, se fundó en Moscú en 1919 con la ausencia de los representantes de las grandes organizaciones socialistas de la Europa occidental. Se fijó su sede en Moscú. Desde sus comienzos fue, de acuerdo con los principios leninistas, una organización férreamente centralizada y disciplinada encargada de promover la revolución en todos los países. Con ello pretendía que los diferentes partidos comunistas del mundo estuvieran subordinados a las directrices de Moscú.

La muerte de Lenin y el inicio de la lucha por el poder

Desde 1922 Lenin estaba muy enfermo. En los dos años siguientes se agravó su enfermedad y comenzaron las disputas entre los principales dirigentes bolcheviques para hacerse con el poder en la Unión Soviética. En esta lucha rivalizaron, sobre todo, dos destacados líderes del partido, Trotski y Stalin.

  • Trotski había demostrado su capacidad política en la organización de la revolución de octubre, en la construcción del Ejército Rojo y en el comisariado para la guerra. Pero no logró el pleno respaldo de Lenin y siempre se le consideró un recién llegado al partido.
  • Stalin había sido promovido por el propio Lenin al cargo de secretario general del partido en 1922. Por tanto, era la persona que controlaba todos los resortes del partido en este momento clave. Además, contó con el apoyo de otros tres importantes dirigentes bolcheviques -Kamenev, Zinoviev y Bujarin- en su propósito de aislar a Trotski.

Lenin, poco antes de su muerte, dictó una carta, conocida como su testamento político, expresando su preocupación por el inmenso poder acumulado por Stalin y propuso que se le sustituyera por otra persona «más tolerante». Pero en enero de 1924 murió Lenin, y este documento no fue dado a conocer a los principales miembros del politburó o comité central del partido hasta el mes de mayo.

La URSS bajo la dictadura de Stalin

La dictadura de Stalin se caracterizó por:

  • El culto a la personalidad del líder, que era considerado infalible y que gozaba de poder absoluto.
  • La represión y eliminación de toda disidencia. Stalin acabó con cualquier oposición en el seno del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) y colocó en la dirección del partido a aquellas personas que consideró fieles a él y, aun así, las mantuvo bajo férrea vigilancia.

Lo más notorio de la política estalinista fue la práctica del terror para lograr la sumisión de la sociedad. En 1934 Stalin creó una nueva policía política, la NKVD (Comité del Pueblo para Asuntos Internos), que fue el instrumento ejecutor de la represión. La política del terror se aplicó por medio de los programas de purgas, que alcanzaron al PCUS, al ejército y al conjunto de la sociedad. Pero no solo los diferentes aparatos de poder sufrieron la represión: se calcula que unos ocho millones de personas fueron enviadas a los campos de trabajo forzados, conocidos como los gulag, con unas condiciones de vida atroces. Muchos murieron allí.

La estatalización de la economía

En el plano económico, a partir de 1928 Stalin paradójicamente abandonó el apoyo a la NEP y se inclinó por la solución de sus antiguos opositores: el reforzamiento de la planificación y el control de la economía por parte del Estado. Para financiar el desarrollo industrial el Estado contaba con los excedentes del sector agrario, de los que se apropió por la fuerza.

La colectivización de la agricultura

El gobierno ordenó acabar con la propiedad privada en el campo y forzar a los campesinos a integrarse en granjas colectivas (koljoses) o en granjas del Estado (sovjoses).

Los planes quinquenales

La política industrial de Stalin tenía dos objetivos básicos: crear una potente industria pesada capaz de sobrepasar a la de los países capitalistas más avanzados y lograr la independencia económica, tecnológica y militar. Para lograr estas metas la política económica se basó en la planificación por parte del Estado. El gobierno diseñaba los planes quinquenales con unos objetivos que tenían que ser cumplidos en cinco años. El resultado fue un espectacular desarrollo de la industria pesada y militar, pero a costa del nivel de vida de la población, ya que las industrias de bienes de consumo apenas avanzaron.

Los Problemas Económicos de Entreguerras

Los desequilibrios de la economía mundial

La Primera Guerra Mundial tuvo unos efectos económicos muy profundos que se hicieron sentir durante todo el período de entreguerras y en especial en la etapa 1919-1929. Esto se unió a los desequilibrios en las relaciones económicas y financieras internacionales debidos al declive de Europa y a la consolidación de la supremacía de Estados Unidos.

1.1. Las consecuencias económicas de la guerra. La situación al final de la Primera Guerra Mundial

La Gran Guerra supuso la desarticulación de las economías de los países combatientes, que habían orientado toda su producción y su actividad económica al esfuerzo bélico. Cuando el conflicto terminó, las economías, en especial las de los países europeos, se enfrentaban a graves problemas. En primer lugar, la guerra había supuesto la pérdida de millones de vidas humanas en los campos de batalla, la destrucción en los bienes de equipo e infraestructuras y la paralización de nuevas inversiones para el mantenimiento y la renovación del aparato productivo.

Además, el conflicto tuvo enormes costes financieros. El gasto militar no pudo sostenerse con los ingresos fiscales normales y se recurrió a otras fuentes de dinero: las reservas de oro, emitir masivamente deuda pública (en el Reino Unido se multiplicó por doce y en Alemania por veintiocho), aumentar el papel moneda en circulación y pedir créditos a otros países.

Estas medidas tuvieron graves efectos económicos. Por una parte, la excesiva creación de dinero dio paso a la depreciación de las monedas y a una rápida alza de los precios (inflación). Por otro lado, los Estados se endeudaron. Al problema de la deuda interna se añadió la deuda exterior de los países, principalmente con Estados Unidos.

Las consecuencias económicas de los tratados de paz

Los tratados de paz también tuvieron, a corto y medio plazo, varios efectos negativos. No solo impusieron fuertes indemnizaciones a los países vencidos, sino que además fragmentaron los grandes imperios de Europa central y oriental (alemán, austrohúngaro y turco), con lo cual se desmantelaron grandes espacios económicos unificados, se rompió la unidad monetaria, surgieron nuevas fronteras aduaneras y se desorganizaron los sistemas de transportes. Alemania, en particular, perdió importantes regiones mineras e industriales (Alsacia, Lorena, la cuenca del Sarre, la alta Silesia) y sobre ella recayeron gran parte de las reparaciones de guerra.

A estas catastróficas consecuencias se añadieron, a largo plazo, otros dos problemas que dificultaron aún más la articulación económica: la falta de entendimiento entre Europa y Estados Unidos sobre la cuestión de las deudas entre los aliados, y el pago de las reparaciones de guerra que debían afrontar los países derrotados.

1.2. El declive de Europa y el auge de Estados Unidos

Tras la Primera Guerra Mundial se quebró el sistema económico internacional anterior a 1914, que se basaba en la posición de Europa como centro financiero e industrial del mundo. Estados Unidos pasó a tener la hegemonía en la economía mundial.

La frágil recuperación de los años veinte

La economía mundial conoció en la segunda mitad de la década de los años veinte una etapa de expansión. Pero, en realidad, esta «era de prosperidad» se limitó a Estados Unidos, mientras que en el resto de los países esa expansión fue muy limitada.

2.1. Los felices años veinte en Estados Unidos

La expansión económica tuvo su centro neurálgico en los Estados Unidos, que conoció entre 1922 y 1929 un espectacular crecimiento tanto de su producción industrial como de sus exportaciones, reforzándose su papel hegemónico como principal suministrador de manufacturas y de capitales en el exterior. La expansión económica de Estados Unidos se caracterizó por apoyarse en sectores y prácticas económicas novedosos.

En primer lugar, experimentaron un fuerte impulso las nuevas industrias, como el automóvil, las industrias eléctricas (electricidad, teléfono, cine) y de fabricación de electrodomésticos (frigoríficos, radios), la industria química (refinado del petróleo, neumáticos, abonos, productos farmacéuticos), la industria aeronáutica, y el desarrollo de las nuevas fuentes de energía, la electricidad y el petróleo.

En segundo lugar, en las industrias estadounidenses se impuso la producción en masa. El desarrollo de los motores eléctricos y de combustión interna facilitó la mecanización de la mayor parte de las labores. Además, se aplicaron nuevos métodos de racionalización del trabajo (taylorismo) y de producción estandarizada y en cadena (fordismo). El resultado de todo ello fue el aumento de la producción sin incrementar el volumen de mano de obra y el abaratamiento de los precios por la reducción de los costes y el aumento de la producción.

Una característica muy novedosa fue el desarrollo de la publicidad (prensa, radio, carteles...) y de nuevos sistemas de compras a plazos. La publicidad estimulaba las ventas, y la compra a plazos permitió que personas con salarios medios y bajos compraran productos. Se empezó a desarrollar un consumo de masas.

La concentración empresarial fue otro rasgo importante. En Estados Unidos se crearon grandes grupos empresariales mediante la fusión o la reagrupación de empresas. Estos grupos eran capaces de realizar masivas inversiones de capital para renovar el equipamiento industrial.

El crack de 1929 y la gran depresión

El crecimiento económico de los años veinte se frenó bruscamente en 1929. En octubre de ese año se produjo la quiebra de la bolsa de Nueva York, que provocó el hundimiento de las inversiones y de la actividad económica en los Estados Unidos. La supremacía económica de este país hizo que la crisis pronto adquiriera la dimensión de una crisis económica mundial, que se prolongó durante gran parte de la década de 1930.

3.1. Las causas del crack bursátil

El hundimiento de la bolsa de Nueva York, el famoso crack del 29, fue el detonante de la crisis económica. Pero las causas fueron más profundas y hay que buscarlas en los desequilibrios económicos de los años veinte:

  • La crisis de los sectores industriales tradicionales como el textil, el carbón, la siderurgia y la construcción naval se fue agudizando en los años anteriores al crack. Lo mismo pasó con la agricultura, que sufría una crisis permanente desde 1921.
  • Incluso los sectores industriales más favorecidos por la expansión -automóvil, electrodomésticos- experimentaron ya en 1927 las consecuencias de la disminución del poder de compra de los salarios y la caída de las rentas. La situación se agravó porque la compra de estos bienes de consumo era a menudo realizada a crédito, por lo que dependía de los ingresos futuros.
  • También entró en crisis el sector de la construcción, debido a la situación del mercado. Esta crisis se inició hacia 1925 en la construcción de viviendas particulares, y en 1928 en la de edificios comerciales.

Ahora bien, a pesar de estos signos amenazadores, entre 1927 y la primavera de 1929 el valor de las acciones de la bolsa de Nueva York siguió subiendo, y ello atrajo a nuevos inversores. Pero la situación de la bolsa era en realidad muy frágil a causa del desequilibrio entre el estancamiento de la economía real y el desmesurado crecimiento de las acciones, que dio lugar a una colosal burbuja especulativa. No se correspondía el valor de los títulos con los beneficios reales de las empresas. Otro motivo era que muchas personas pedían créditos para comprar acciones. Estos dos factores crearon una situación muy peligrosa, porque, según el estado real de las empresas, el valor de los títulos en bolsa debería ser muy inferior al que tenían. Las acciones comenzaron a bajar en la primavera de 1929, a causa de la contracción de la producción y del empleo. Además, los bancos comenzaron a conceder menos préstamos a los agentes de bolsa.

3.2. El jueves negro y el hundimiento de la bolsa

Un primer descenso brusco de las cotizaciones, causado por la retirada de inversores, sembró el pánico entre aquellos que habían comprado las acciones a crédito, que intentaron deshacerse de ellas cuanto antes para evitar perder más dinero y poder pagar sus deudas. Repentinamente, el 24 de octubre, conocido como el «jueves negro», 13 millones de acciones se ofrecieron a la venta con una demanda casi nula. El pánico se extendió y el 29 del mismo mes se pusieron a la venta otros 16 millones y medio de acciones. El mercado se colapsó y el hundimiento de los valores bursátiles continuó hasta 1933.

3.3. La gran depresión

El hundimiento de la bolsa provocó una reacción en cadena que colapsó la economía estadounidense y dio lugar a una larga crisis conocida como la gran depresión. Las características de esta crisis fueron las siguientes:

  • El hundimiento bursátil provocó la destrucción del ahorro (millones de grandes y pequeños inversionistas se arruinaron) y la drástica reducción del crédito, del consumo y de la inversión. Sus consecuencias se traspasaron de inmediato de la bolsa a la economía real.
  • Los bancos se hundieron porque las personas retiraban sus ahorros y porque muchos préstamos quedaron sin devolver.
  • El cese de la demanda y de las inversiones tuvo por consecuencia la crisis industrial y unas enormes tasas de paro. La caída brusca del consumo privado aceleró el descenso de los precios y de los beneficios y aumentaron los stocks. En 1929 la producción industrial de Estados Unidos se redujo en un 50 % y la quiebra afectó a cerca de 23.000 empresas. El número de parados alcanzó en 1932 los 12 millones de personas (un 25 % de la población activa).
  • El país más rico del mundo no disponía de un sistema de ayuda a los parados, que cayeron en la miseria. Millones de sus ciudadanos quedaron sin hogar y sufrieron dificultades para subsistir, desnutrición, vagabundeo y hacinamiento en chabolas.
  • La crisis agraria se acentuó por el hundimiento de los precios y de la capacidad adquisitiva de los campesinos (que descendió un 70 %). La miseria en el mundo rural (los agricultores representaban el 25 % de la población) fue aún mayor que en las ciudades. Se multiplicaron las expropiaciones de granjas por las deudas contraídas, y millón y medio de personas tuvieron que abandonar forzosamente sus hogares en busca de trabajo en otros lugares.
  • Francia. En Francia la crisis fue menos profunda y más tardía. Sus reservas de oro eran aún importantes, y su dependencia financiera, mucho menor. Pero el abandono del patrón oro por parte del Reino Unido y la devaluación de la libra redujeron la competitividad de los precios franceses.

En definitiva, las quiebras bancarias producidas por la crisis financiera internacional arrastraron tras de sí a todo el sistema monetario, con lo que las inversiones y los intercambios internacionales se hundieron. Por esta razón, podemos afirmar que, en mayor o menor medida, todas las economías del mundo se vieron afectadas, especialmente las de los países industrializados, que estaban más implicados en el comercio mundial.

Las políticas económicas frente a la depresión

La gran depresión conmovió todo e! sistema de tal modo que constituyó un cambio en el modelo económico mundial y supuso el fina] del sistema capitalista liberal del siglo XIX, que fue sustituido por un nuevo modelo caracterizado por una mayor intervención estatal en la economía. El colapso de! sistema generó un debate en torno a ]a revisión del liberalismo económico. Fue el economista británico Keynes quien propuso una mayor intervención del Estado en la economía. La mayoría de los países -tanto los democráticos como los autoritarios-o ante el fracaso de las medidas deflacionistas, respondieron con medidas ­improvisadas de intervención del Estado en la economía para relanzar la actividad y reducir el paro, como financiar  obras públicas y planes de em­pleo y subvencionar  a las empresas agrícolas e industriales para restablecer su rentabilidad. Además, continuaron fomentando el proteccionismo.

Estados Unidos: el New Deal. En Estados Unidos negó a la presidencia en 1933 el demócrata l' D. Roosevelt , en el momento más intenso de la depresión : drástica caída de  la  demanda, hundimiento de la producción, de la inversión y de los precios  y elevadísimo número de parados.  Puso en marcha un programa de intervención económica  estatal,, conocido como New Deal (nuevo trato o compromiso). Entre 1933 y 1938 adoptó una serie de medidas para combatir la deflación, relanzar la ­economía y crear empleo

  • Puso en marcha un programa para sanear el sistema bancario, para  que los bancos ofreciesen mayores garantías y seguridad en sus depósitos  y préstamos. Se potenció el restablecimiento del sistema crediticio y reguló el funcionamiento de la bolsa para impedir la especulación.
  • Emprendió un programa de fuertes inversiones en obras públicas para relanzar la economía y crear puestos de trabajo.
  • Se intentó disminuir la producción agrícola para elevar los precios de los  productos del campo y que se recuperasen las rentas de los agricul­tores. Para ello se concedieron subvenciones a aquellos que redujesen 3US cosechas y el área sembrada.
  • Con respecto a la industria favoreció a las grandes empresas, eliminan­do la competencia, aumentando los precios y estimulando la inversión.
  • Se forzó a los empresarios a aceptar mejoras sociales, como la fijación de un salario mínimo, la limitación de la jornada laboral semanal a 40 horas y el derecho a la libre sindicación y a la negociación colectiva.
  • Se crearon pensiones de vejez y viudedad, seguros por incapacidad y  subsidios de desempleo, sentando las bases del Estado del bienestar.

El New Deal no logró que se recuperasen los niveles de producción de 1929, ni que se eliminase el paro (en 1939 había aún 10 millones de des­empleados), aunque palió los efectos más graves de la miseria.

El Reino Unido: aumento del proteccionismo . El gobierno británico intentó reanimar la economía reduciendo la tasa de interés, devaluando la libra esterlina y reforzando el proteccionismo por medio de aranceles a las importaciones. Además logró establecer con sus colonias acuerdos comerciales (Conferencia de Ottawa de 1932) de «pre­ferencia imperial» para favorecer las exportaciones británicas.  Esta política redujo el paro y aumentó la producción de las nuevas indus­trias (equipos eléctricos, automóviles, químicas). En 1935, el Reino Unido alcanzó los niveles de producción anteriores a la crisis.

Francia: las políticas sociales del Frente Popular . En Francia, el gobierno del Frente Popular (formado por socialistas, co­munistas y republicanos radicales) intentó reactivar la economía a través de un incremento del poder adquisitivo de los trabajadores, de un progra­ma de obras públicas y del aumento de los impuestos. Para ello el gobier­no propició los acuerdos de Matignon (1936) entre la patronal y los sin­dicatos, que pusieron fin a la conflictividad obrera. Se subieron los sueldos una media del 12 %, se redujo la jornada laboral semanal a 40 liaras y se concedieron 3 semanas de vacaciones pagadas.  Estas medidas fueron un fracaso. En 1939, la sociedad francesa estaba fuer­temente enfrentada por las tensiones sociales y la debilidad económica.

Alemania: la autarquía y el programa de rearme . En Alemania, con el ascenso al poder de Hitler, se impuso el control esta­tal sobre la economía. El objetivo nazi era alcanzar la autarquía económi­ca * mediante grandes inversiones estatales que permitiesen una total auto­suficiencia en el sector primario y en el industrial. Las inversiones públicas se dirigieron en gran parte a la industria militar y las obras públicas.  El paro cayó drástica mente: el servicio militar  obligatorio redujo el núme­ro de parados y el fomento de las obras públicas y la fabricación de arma­mentos proporcionaron numerosos empleos. Sin embargo, esta política solo podía sostenerse con el objetivo de una futura guerra.

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