La revolución gloriosa falseada

El último período del reinado de Isabel II, entre 1863 y 1868, se caracterizó por una profunda crisis

económica y por una gran inestabilidad política. Era por tanto evidente que el intento por establecer en

España un sistema liberal similar al de otros estados europeos había fracasado. Ni los gobiernos moderados, ni los progresistas ni los de la Uníón Liberal habían conseguido un sistema político estable que garantizase los principios constitucionales.

políticas, sociales y económicas.

- Desde el punto de vista político, los moderados (principal apoyo político de la monarquía de Isabel II), se habían debilitado fuertemente durante sus últimos años en el gobierno.
Con las muertes de sus dos líderes más importantes (O’Donell y Narváez) se agotó definitivamente el modelo político moderado.
Además, la imagen de la reina Isabel II había sufrido un fuerte desprestigio por su vida privada y por la corrupción en la Corte. Tan solo contaba con el apoyo de la alta burguésía, la nobleza y algunos militares. Por último, fue determinante la aparición de una nueva generación de políticos progresistas y demócratas que se reunieron en Ostende en 1866 y se propusieron introducir reformas más profundas que modernizasen el sistema con los principios del liberalismo democrático.

- Desde el punto de vista social influyeron mucho los impuestos indirectos sobre artículos de primera necesidad (consumos) que, aunque eran muy impopulares, se habían mantenido porque eran una importante fuente de ingresos para el Estado. También influyeron las quintas. Con esta forma de servicio militar por sorteo establecida en el S.XVIII, uno de cada cinco hombres se incorporaba a filas. Pero existía la posibilidad de eximir el servicio mediante el pago de un dinero. Esto hacía que la obligación acabara recayendo sobre las clases menos pudientes. Por ello siempre fue una aspiración popular suprimir las quintas.

- En cuanto a los factores económicos, en los últimos años del reinado de Isabel II se sucedieron las crisis de subsistencia (malas cosechas, escasez de trigo, subida de precios de los alimentos y, como consecuencia, hambre). Además, las inversiones estatales en la construcción del ferrocarril produjeron una gran crisis financiera (más gastos que ingresos). También aumentó el desempleo, sobre todo entre las clases más populares y hubo una gran crisis en el sector textil catalán por el atraso de la industria española y la competencia inglesa.

En este clima de tensión nacional, la oposición al gobierno moderado establecíó, en 1866, una plataforma para acabar con el moderantismo. Se trata del Pacto de Ostende, firmado en dicha ciudad belga entre progresistas y demócratas exiliados. El pacto era claramente antiisabelino y la cuestión de la nueva forma de gobierno (monarquía o república) sería decidida por unas Cortes constituyentes elegidas por sufragio universal.
El pacto contentó a los demócratas ya que con él consiguieron imponer su principio más preciado, el sufragio universal. Para los progresistas ni el sufragio universal ni el derrocamiento de Isabel II eran objetivos esenciales en su acción, pero aceptaron las condiciones con tal de acabar con el gobierno de los moderados.

DESARROLLO DE LA REVOLUCIÓN. “La Gloriosa” estalló el 19 de Septiembre de 1868 en Cádiz, cuna del liberalismo español. Allí las fuerzas navales dirigida por el militar Juan Bautista Topete se sublevaron contra el gobierno de Isabel II. Los generales Prim, Serrano y Dulce se unieron a los sublevados y firmaron un manifiesto al grito de “Viva la España con honra”. La revolución se extendíó rápidamente por Málaga, Almería y Cartagena. Muy pronto fueron surgiendo Juntas Revolucionarias por las principales ciudades españolas y el gobierno y la Corona se encontraron completamente aislados. Incluso muchos miembros del partido moderado se unieron a los revolucionarios. Desde Madrid se envió un ejército para derrocar a los revolucionarios y defender a la Reina. Este ejército fue derrotado por Serrano en la Batalla de Alcolea (Córdoba). Isabel II se encontraba en San Sebastián y desdeallí se exilia a Francia. Por tanto se puede afirmar que la “Revolución Gloriosa” triunfó con gran facilidad.

CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCIÓN. Con el triunfo de la revolución el 29 de Septiembre de 1868 comienza una nueva etapa de la Historia de España que se conoce con el nombre de Sexenio Democrático o Revolucionario. Estos seis años se dividen en tres etapas que son el Gobierno Provisional, el Reinado de Amadeo I de Saboyá y la I República Española. El Gobierno Provisional (1868-1870). En un primer momento se creó un Gobierno provisional a cuyo frente se situaron Serrano y Prim. Muy pronto aprobaron un programa de reformas políticas con el que se reconocieron la libertad de imprenta, el derecho de reuníón y asociación y el sufragio universal masculino. También se aprobó la reforma de la enseñanza.

El Gobierno provisional convocó elecciones a Cortes constituyentes. Esas elecciones, las primeras celebradas en España por sufragio universal masculino (tenían derecho a voto todos los hombres mayores de 25 años), dieron la victoria a la coalición formada por progresistas, unionistas y un sector de los demócratas. Junto a ellos también hubo tres importantes minorías dentro de las Cortes (los carlistas, los moderados y los republicanos).