Resumen de Capitulos

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Capítulo 5:

Otra vez pasó una semana y Matu seguía mirando el río soñando con la botella.

 decidíó volver a casa, no pudo dormir bien toda la noche, soñaba con la botella y se despabilaba a cada rato.

Al día siguiente Pepo se sentó tranquilamente junto a Matu, le guiñó un ojo y se puso a contemplar el río, Matu se quedó enojado porque Pepo había ido una vez más a perturbar su soledad. De repente notó que estaba extrañamente silencioso, casi triste y le preguntó si estaba enojado, Pepo volvíó la cabeza, miró el horizonte, pero sus ojos estaban llenos de lagrimas, Matu no se animó a preguntarle otra vez. Pero si Pepo estaba así era porque nuevamente había un “visitante” en su casa.

Su padre se había separado de su madre el año anterior, porque siempre estaba borracho y la golpeaba.

Para consolarlo Matu le contó que había arrojado una botella al Spree, y lo invitó a almorzar, Pepo sabía que Matu estaba muy simpático con él y eso lo incomodaba, pero igual acepto. En el camino hicieron planes, luego de comer se encerrarían en el cuarto de Matu y examinarían el atlas escolar para ver que rumbo podría haber tomado su botella.

Pero cuando llegaron la madre depositó sobre la mesa de la cocina una carta que había sido abierta, le preguntó a Matu quien era Angie, él no sabía nada y la miro con cara de asombro, luego sacó del sobre una foto de la chica en la cual estaba vestida toda de rojo, Matu tomó la foto y meneo la cabeza y le dijo que no la conocía que no la había visto nunca en su vida, la madre le dijo que la carta procedía de Berlín Occidental, Matu seguía sin entender, no entendía como una chica de Berlín Occidental le escribiera, era imposible a menos que su botella halla llegado a sus manos.

Matu sacudíó la cabeza, su madre no tenía derecho. La carta que había roto era suya y de la chica que se la había enviado. Matu y Pepo corrieron hacia la puerta.

El padre le dio a Matu todos los pedacitos de la carta, pero con la condición de que la madre no debería enterarse, muy contentos Matu y Pepo fueron a armar la carta, les llevó tiempo, porque Matu no la había leído. Pero finalmente la carta estuvo casi completa: Hola Matu, me llamo Angelika Schmidt y vivo en....... (no estaba la dirección). Mando una foto para que sepas como soy. Nunca estuve allí. Pero seguramente vos tampoco estuviste nunca por mi casa. Tengo exactamente doce años recién cumplidos. Aparte es turco y su verdadero nombre es Cabbar). Pepo le preguntó si le iba a responder y le dijo que no podía porque no tenía la dirección, Pepo le dio el papelito que Matu había dejado insignificantemente porque no pertenecía a la carta A.S, decía, Calle Wullenweber 43, 100 B....

Matu saltó y se fue corriendo para lo del abuelo
Haase, y encamino Matu le contó a Pepo que el abuelo quería que le muestre la carta.


Capítulo 6:

 Y aunque no anduviese todo el día soñando nostálgica con su carta como Matu con su botellas, lo cierto es que sentía curiosidad por saber qué sucedería.

Cuando ella meneaba la cabeza él se alegraba.

Súbitamente decidida, Angie volvíó a incorporarse de su salto, corríó hacia el teléfono y marcó el número de Moni, ella atendíó enseguida y se alegro por el llamado, estaba eufórica porque le habían ganado a las de Humboldt-hain 3 a 1. Angie no quería seguir escuchando sus festejos así que cambió rápidamente de tema y le preguntó cuanto solía tardar la respuesta ella le dijo que alrededor de tres semanas, Angie se despidió de Moni, muy contenta.

Cuando me escribas otra vez, será mejor que envíes la cata a lo de Fritz Haase, calle Dammweg 18. Es el abuelo Haase, yo le mostré tu carta. Pero yo creo en la amistad entre los pueblos. El abuelo Haase tiene un plano viejo de la ciudad en el que aparece tu calle. En el mapa del abuelo Haase vi por primera vez que el Berlín de ustedes es casi tan grande como el nuestro. Y el abuelo me dijo que entre los dos sumamos la mayor cantidad de puentes, tenemos mucho más que Venecia, y eso que allá hay muchos.

Cuando el abuelo Haase era chico y también después, cuando ya era un adulto y tenía sus propios hijos, no había ninguna frontera entre ustedes y nosotros. No tenés que hacerlo si no querés o no te lo permiten. Yo también tengo uno. Se llama Damián, pero le decimos Pepo. Por qué no sé. Pero yo no tengo nada en contra de ellos. Creo que todos somos iguales. La señorita Merz, nuestra maestra de grado, opina lo mismo. Y hacelo a la dirección del abuelo Haase. Pepo también te manda saludos. Tuyo, Matías.

PS: el abuelo Haase dijo que las cartas que les enviamos nosotros a ustedes suelen llegar con mucha demora. Por eso te envío una carta expreso. El franqueo lo paga el abuelo Haase. LA próxima te envío una foto mía. Tu foto me gustó mucho. Es muy colorida.

Angie soltó la carta, la tomó nuevamente y la leyó una y otra vez. De pronto llegó el padre y le dice que le de la carta, Angie no entendía nada, como podía ser que el padre supiera, él rápidamente le dijo que la vecina le había dicho que había ido el ca

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