Restauración Monárquica y Revoluciones de 1848 en Europa: Congreso de Viena y sus Consecuencias
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La Restauración Monárquica y el Congreso de Viena
La Restauración monárquica, tras la caída de Napoleón, supuso el intento de reafirmación del Antiguo Régimen, que se asentaba en el absolutismo monárquico, los grupos privilegiados y la vuelta al equilibrio europeo, quebrantados por la Revolución Francesa. Para ello, se convocó el Congreso de Viena.
El Congreso de Viena fue convocado en 1814 con el objetivo de proceder al reajuste territorial de Europa. Participaron Austria, Gran Bretaña, Rusia, Prusia y Francia. España intervino superficialmente como potencia de segundo orden. El congreso proclamó la idea de legitimismo, que reafirmaba el origen divino del poder de los reyes. Talleyrand logró reponer en Francia a los Borbones en la figura de Luis XVIII. El congreso estableció la solidaridad entre los estados.
Se configuró un nuevo mapa de Europa, reordenando las fronteras sin tener en cuenta las aspiraciones nacionalistas ni los derechos de algunos príncipes que habían sido despojados de sus tronos por los revolucionarios franceses. Se impusieron los intereses de:
- Reino Unido: el dominio marítimo.
- Rusia: obtuvo el control de Polonia y Finlandia.
- Austria, Prusia y Francia: tras el definitivo destierro de Napoleón, Francia fue rodeada de estados-tapón para evitar el posible renacimiento de su expansionismo.
Las Revoluciones de 1848
La oleada revolucionaria se inició en Francia y se extendió por gran parte de Europa. A las ideas liberales y nacionalistas defendidas por la burguesía se unieron las inquietudes sociales y los planteamientos democráticos del proletariado. En Francia, se unió la crisis económica de 1847, de carácter agrícola e industrial, con enorme impacto en las clases populares, y la negación de derechos y libertades a sectores de la pequeña burguesía y el proletariado. Terminan con la abdicación de Luis Felipe y la proclamación de la Segunda República.
El nuevo gobierno provisional adoptó las siguientes medidas:
- Sufragio universal masculino.
- Libertad de prensa.
- Libertad de asociación.
- Derecho al trabajo.
La revolución se radicalizó y la pequeña burguesía, que había estado del lado de las clases obreras, se alió con la alta burguesía. Tras la aprobación de la Constitución, fue nombrado presidente de la República Luis Napoleón Bonaparte, quien se proclamó emperador, dando al traste con la mayor parte de las reivindicaciones revolucionarias e inaugurando el Segundo Imperio Francés.
Repercusiones en Europa
- Austria: se produjo la caída de Metternich y el emperador Fernando I tuvo que aceptar la formación de una Asamblea Constituyente. Las reivindicaciones nacionalistas se unieron a las liberales.
- Alemania: la revolución también tuvo un signo nacionalista.
- Italia: la revuelta estuvo cargada de significado nacionalista y sirvió, pese a su fracaso, de punto de partida en el proceso de unificación.