La Restauración Española: Bases, Desarrollo y Consecuencias (1875-1902)
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1. Las Bases del Régimen Restaurado
Tras la Revolución de 1868 comienza un periodo llamado de la Restauración. Por restaurar se entendía restablecer en el trono a la dinastía borbónica y crear unas condiciones necesarias para mantenerla, lo que significaba volver al liberalismo moderado pero con algunas modificaciones externas.
1.1. El Retorno de la Dinastía Borbónica
Tras el golpe de Estado del General Pavía, el General Serrano encabezó el gobierno y dedicó todos sus esfuerzos a terminar con la guerra carlista.
El 1 de diciembre, el príncipe Alfonso lanzó un manifiesto a la nación española, redactado por Cánovas del Castillo, en el que afirmaba que la única solución para los problemas de España estaba en restablecer la monarquía tradicional. A finales de 1874, el general Martínez Campos proclamó en Sagunto a Alfonso XII como rey de España, y obtuvo inmediatamente el apoyo de la mayor parte del ejército.
1.2. Primeras Medidas de Cánovas del Castillo
El rey entró en Madrid el 14 de enero de 1875. Lo primero que hizo Cánovas fue unir a todos los grupos. Durante este año se tomaron las primeras medidas del nuevo régimen:
- Lograr el apoyo de la Iglesia.
- Suspender los periódicos de la oposición.
- Establecer una nueva policía y nuevos tribunales para los delitos de imprenta.
- Conseguir un ejército amigo.
- Depurar a los funcionarios.
- Para evitar los pronunciamientos militares se nombró al rey Jefe supremo de los ejércitos, con lo que se aseguraba la sumisión de los altos mandos militares.
- Se acabó con la guerra carlista.
- Se terminó la guerra contra Cuba con la Paz de Zanjón en 1878.
1.3. El Proceso Constituyente
La convocatoria para Cortes que elaboraran una nueva constitución se hizo por sufragio universal masculino. Antes de comenzar los debates, Cánovas del Castillo estableció unos puntos de partida:
- Colocar a la monarquía por encima de los partidos políticos.
- Establecer como instituciones fundamentales del Estado español a la monarquía y a las Cortes, que eran anteriores y superiores a cualquier documento escrito.
En las elecciones de enero de 1876 el 90% de los votos fueron para el partido Liberal-Conservador de Cánovas.
1.4. La Constitución de 1876
Con esa mayoría en el parlamento, la elaboración de una nueva constitución fue muy rápida. Los diputados se dividieron entre los defensores de la unidad católica y los partidarios de la tolerancia religiosa. Esto se solucionó con el artículo 11 de la nueva constitución.
La Constitución establecía: división de poderes, pero el rey era el encargado de nombrar al jefe del gobierno; reconocía algunas libertades políticas básicas; establecía un parlamento bicameral, con un Senado formado por senadores vitalicios. También se declaró un Estado confesional, aunque se permitía el ejercicio privado de otras religiones. Fue promulgada el 30 de junio de 1876 y duró hasta 1931.
1.5. El Sistema Político Canovista: El Turnismo y el Bipartidismo
Cánovas pensaba que era fundamental la existencia de dos partidos. Serían partidos de notables que nada tendrían que ver con los partidos de masas, cuyos diputados dominarían los escaños del Congreso. Estos partidos estarían apoyados por la burguesía y formarían la clase política del país. La ley electoral de 1878 había establecido el sufragio censitario, dejando la participación ciudadana reducida a un 5% de la población.
Cánovas era el jefe del Partido Liberal-Conservador, formado por diputados de la alta burguesía, terratenientes, altos funcionarios y nobleza, sobre todo del sur del país. Necesitaba un partido que se formara en torno a la izquierda y así apareció el Partido Liberal-Fusionista, formado por progresistas y demócratas que habían votado la Constitución de 1869 y a Amadeo I. Este partido tenía como jefe a Práxedes Mateo Sagasta.
1.6. Centralismo y Control Ideológico
En los primeros años del gobierno de Cánovas se buscaron tres objetivos: a) reforzamiento de la coerción política, b) del autoritarismo y c) del centralismo:
- Eliminación de los fueros de las provincias vascas por la ley de julio de 1876.
- El centralismo. Madrid se hizo presente en la reorganización de las diputaciones provinciales y en los ayuntamientos. Se restringió la participación ciudadana en las elecciones de estos cargos, dejándose estas a los propietarios. Además, en las poblaciones con más de 30.000 habitantes los alcaldes serían nombrados por el rey y los puestos provinciales y municipales debían ser aprobados por este.
- Se restringió la libertad de imprenta, la censura. Se controlaron todos los periódicos y folletos de España. La Iglesia volvía a intervenir en la censura de los libros en lo que a moral y buenas costumbres se refería. El resultado fue que todas las publicaciones, de un modo u otro, estaban controladas. La Ley de imprenta de 1879 establecía como delito todo ataque, e incluso la duda, sobre el sistema político y social de la Restauración.
1.7. La Corrupción Electoral
El turno era una fórmula que, gracias a la manipulación electoral, daba a ambos partidos la posibilidad de alternarse en el gobierno de forma pacífica. Así, se pactaba de antemano la falsificación.
El sistema queda asegurado por el liderazgo de los dos partidos centrado en Madrid y por el control del poder local mediante la práctica caciquil. Se elaboraba una lista con los candidatos que contaban con el beneplácito del gobierno; estos candidatos oficiales tenían ganadas las elecciones antes de que se celebraran. Cuando el pacto parecía inseguro, se utilizaba la técnica del pucherazo, que consistía en la aplicación de la violencia, el fraude, la compra de votos, etc.
1.8. El Caciquismo
Consistía en el control del poder en determinadas zonas, sobre todo rurales, por personas de gran influencia y prestigio social y suponía la dependencia personal del cacique sobre los campesinos.
Los caciques eran los miembros de unas élites locales o comarcales. Era una sociedad cerrada. El cacique permanecía siempre en su medio, siendo el único interlocutor entre el pueblo y el gobierno. Eran las personas más influyentes de la localidad y los agentes encargados de amañar las elecciones para el candidato oficial que correspondía a esa zona. Eran amos y señores de los pleitos rurales.
1.9. La Evolución del Régimen
En 1885 murió Alfonso XII. Práxedes Mateo Sagasta llegó a un acuerdo con Cánovas del Castillo para garantizar la alternancia y el turno de partidos, que se plasmó en el Pacto de El Pardo. Comenzó así la regencia de María Cristina de Habsburgo, que duraría hasta 1902, año en que accedió al trono con 16 años el hijo póstumo de Alfonso XII.
Dos grandes partidos: canovistas y sagastinos, conservadores y liberales. La reina regente mantuvo un claro equilibrio institucional.
Se aprobaron diversas leyes que dieron una cierta democratización al régimen: ley de libertad de reunión y expresión en 1881, ley de prensa en 1883, de libertad sindical en 1887, y en 1890, la más importante, la que introducía el sufragio universal masculino.
2. La Oposición al Sistema
Cánovas del Castillo estableció una distinción entre los partidos políticos que estaban dentro del sistema y los que estaban fuera. Esto condujo a que algunos partidos, como el republicano o el carlista, comenzaran un claro retroceso dentro del panorama político español. En 1881, Sagasta devolvió la legalidad a estos partidos y permitió que volvieran a salir algunos periódicos suprimidos.
2.1. Los Republicanos
Se podían distinguir tres grupos diferentes:
- Los republicanos históricos o posibilistas, con Castelar a favor de una democracia que no comprometiera la unidad nacional ni el orden social.
- Los federalistas. Mejor organizados, cercanos al movimiento obrero, buscaban mejorar las condiciones de los trabajadores y el uso de la huelga pacífica.
- Los republicanos progresistas, dirigidos por Ruiz Zorrilla, que pretendían el cambio de régimen con medidas subversivas. Aspiraban a una organización federal de la sociedad.
Entre 1875 y 1890 fueron elegidos algunos diputados republicanos que no podían hablar en nombre de ningún partido político, sino en nombre propio. Un ejemplo de estos “líderes silenciosos” fue el caso de Emilio Castelar.
2.2. El Movimiento Obrero
El movimiento obrero se opuso rotundamente al sistema canovista.
Socialistas y anarquistas españoles, ambos representados en la AIT, se extendieron por todo el territorio nacional. Después de la visita a España de Giuseppe Fanelli, discípulo de Bakunin, los anarquistas adquirieron mayor fuerza, sobre todo en Madrid y Barcelona. Los socialistas se aglutinaron en Madrid.
2.2.1. Los Anarquistas
En 1872, después de la realización de un congreso celebrado en Zaragoza, la mayor parte de los congresistas decidieron decantarse por el anarquismo. Esto significaba una separación radical entre el mundo obrero y la política oficial. Sin duda alguna, la falsa promesa hecha por el gobierno de eliminar el sistema de quintas fue lo que empujó al mundo obrero a un odio contra el Estado y la desconfianza ante cualquier tipo de acción política reformista.
Área geográfica: el tercio mediterráneo de la Península, desde los Pirineos hasta el Guadalquivir, en especial, Barcelona, Zaragoza y la Baja Andalucía. Después del golpe de Estado del general Pavía en enero de 1874, estas organizaciones obreras fueron declaradas ilegales, hasta que en 1881 Sagasta hizo que el anarquismo volviera a la legalidad.
A partir de esta fecha se crea la Federación de Trabajadores de la Región Española y la incorporación en masa de nuevos afiliados.
Los componentes de la comisión nacional de esta Federación, cinco miembros catalanes urbanos e industriales, optaron por desechar la idea de la destrucción del Estado y organizar una resistencia solidaria y pacífica.
Esto llevó a la ruptura de ambos grupos. La huelga resultaba eficaz en los núcleos industriales de Madrid y Barcelona, pero no en el campo andaluz. Por todo ello, los anarquistas andaluces se agruparon en sociedades secretas y decidieron actuar como grupos violentos. Así surgió la mítica Mano Negra, organización secreta a la que se atribuyeron varios asesinatos, nunca probados, pero que sirvieron de excusa para que el gobierno ejerciera una dura represión sobre los sindicatos agrarios en Jerez, Sevilla, Cádiz y Córdoba.
2.2.2. Los Socialistas
En mayo de 1874, Pablo Iglesias fue llamado a presidir la Asociación del Arte de Imprimir, compuesta por 250 miembros seguidores de Marx que se refugiaron en ella después de la ilegalización del partido político. José Mesa, amigo de Pablo Iglesias y tipógrafo, tuvo que emigrar a París a buscar trabajo, pues en España se le negaba por subversivo. Allí hizo amistad con Guesde, dirigente francés del Partido Socialista, quien comenzó a escribir cartas a Pablo Iglesias narrando las tácticas de actuación de los socialistas franceses.
El 2 de mayo de 1879, se constituyó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y, además, se creó una comisión para redactar el programa político y el reglamento del partido. En el programa se reclamaba la necesidad de la participación política de la clase trabajadora.
El PSOE proponía tres condiciones indispensables para el triunfo del proletariado:
- La posesión del poder político por la clase trabajadora, la transformación de la propiedad privada en colectiva, social o común, la constitución de una sociedad sobre la base del usufructo de los medios de producción por los obreros y la enseñanza general científica y de cada profesión a hombres y mujeres, sin distinción.
- Abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores.
- Lucha por los derechos de asociación y reunión, libertad de prensa, sufragio universal, jornada de 8 horas, salarios igual para los trabajadores de uno y otro sexo y eliminación de cualquier traba que conduzca a la libertad obrera.
Área geográfica: Extremadura, Castilla la Nueva y Madrid. Desde aquí se extendió a los núcleos mineros del norte, Asturias, Vizcaya, y a Valencia. Era un partido exclusivamente obrero, que pretendía enfrentarse a los burgueses a través, siempre, de las elecciones.
En 1886 sale a la calle El Socialista, periódico oficial del partido, durante muchos años único instrumento de comunicación entre los diferentes grupos socialistas del país.
La crisis económica de 1887, que conllevó el cierre de fábricas y al aumento de parados, llevó al PSOE a crear en 1888 en Barcelona la Unión General de Trabajadores (UGT), organización para luchar de manera coordinada contra los capitalistas. La UGT estaba formada por diversas sociedades y organizaciones de oficios. Su fin era la mejora de las condiciones de trabajo de los obreros y coordinar los medios para obtener sus reivindicaciones: la negociación, las denuncias al poder político y la huelga.
En 1910 se forma una conjunción republicano-socialista que permitió conseguir el primer diputado socialista: Pablo Iglesias.
2.2.3. Las Mujeres Obreras
En general, la tasa de actividad femenina era del 17% en 1877. Sus salarios no superaban el 50% o el 60% del de los hombres. Eran fundamentales para el sustento de las familias.
Los sindicatos se mostraban muy reticentes a la hora de defender los derechos de las mujeres, a las que se acusaba de ser las causantes del bajo salario de los hombres y de quitarles puestos de trabajo.
A pesar de todo, surgieron dirigentes femeninas en el movimiento obrero como Teresa Claramunt (1862-1931), que fue la fundadora de la revista anarcosindicalista “El Productor” y de una Federación de Obreras. Fue autora de La mujer, consideraciones sobre su estado ante las prerrogativas del hombre (1891).
3. Los Nacionalismos
3.1. El Centralismo del Liberalismo Español
El liberalismo en España había nacido a lo largo del siglo XIX en un contexto de guerra, la guerra civil de 1833-1840, que había terminado con la victoria de los grupos sociales y políticos liberales más conservadores, que se dejaban controlar por un ejército cada vez más conservador. El modelo español que fue apareciendo, a imitación del francés, aparecía como un Estado centralizado, basado en la unidad nacional, ignorando las realidades regionales y los nacionalismos existentes.
Los gobernantes españoles, imitando a otros Estados europeos preocupados también por sus movimientos nacionales, como Alemania o Italia, encargaron a intelectuales e historiadores la realización de “Historias generales de España” que mostraran la unidad del país a lo largo de los siglos.
Por otra parte, el Estado español “olvidó” modernizar y dedicar recursos a sectores comunes como las obras públicas, la educación o las comunicaciones, lo que provocó un centralismo legal, pero un localismo real. España estaba formada por una gran variedad de comarcas mal comunicadas y poco integradas entre sí.
3.2. El Catalanismo
3.2.1. Bases Ideológicas y Sociales
En Cataluña fue surgiendo como un movimiento cultural, La Renaixença, usando como instrumento la lengua, el catalán.
El fracaso de la república federalista y la derrota del carlismo provocaron que ambas corrientes se unieran en un catalanismo político.
Lo catalanisme, La tradició catalana y Compendi de la doctrina nacionalista. Estas tres obras serán las guías del catalanismo político.
Valentí Almirall abanderó la línea del catalanismo moderno. En su obra defendía la necesidad de respetar y fomentar la manera de ser y las costumbres tradicionales de las comarcas forales y reivindicaba las divisiones naturales del territorio frente a las divisiones políticas o artificiales de las provincias. Sus planteamientos eran autonomistas, no independentistas. El Estado no debía imponer por la fuerza la unidad de los pueblos dentro de España, sino que debía ser consecuencia del desarrollo industrial y comercial. Su propuesta era una Cataluña capitalista y europea que debía estar gobernada por la burguesía industrial y financiera catalana.
3.2.2. Las Organizaciones Catalanistas
En 1882, Almirall fundó el Centre Catalá como una unidad patriótica que estuviera por encima de los partidos existentes y que sirviera de unión entre la burguesía federal y la conservadora. En 1887, los conservadores fundaron la Lliga de Catalunya y presentaron a la reina regente María Cristina de Habsburgo un programa regionalista que mantenía la fidelidad a la monarquía, pero que también buscaba una mayor autonomía para Cataluña.
En 1891 volvieron a unirse el Centre y la Lliga gracias al esfuerzo conciliador de Enric Prat de la Riba. El resultado fue la creación de La Unión Catalanista. En su primera asamblea se escribieron las bases para una Constitución Regional Catalana.
3.3. El Nacionalismo Vasco
3.3.1. Bases Sociales e Ideológicas
La Ley de 1886 que derogaba los antiguos fueros provocó la aparición de dos tipos de reacciones que iban a entrar en el siglo XX: la de los que supieron aceptar la situación y rentabilizarla para obtener de Madrid ventajas económicas y la de los que defendieron la recuperación íntegra de los fueros.
Estos últimos eran los perdedores de la guerra carlista, para los que la defensa de los fueros equivalía a defender la esencia de “lo vasco”. La industrialización y la llegada de inmigrantes eran enemigos de la sociedad tradicional vasca.
3.3.2. El PNV
El padre del nacionalismo vasco, Sabino Arana, pensaba que el pueblo vasco era un pueblo diferente (de raza y de lengua). Para él, recuperar los fueros vascos era recuperar su soberanía y, por tanto, su independencia. Eso era volver a la esencia histórica del pueblo vasco.
En 1895 se fundó el primer Partido Nacionalista Vasco (PNV) con una solemne declaración antiespañola. Pero el partido no consiguió nada durante el periodo en que estuvo controlado por los seguidores de Arana (la pequeña burguesía bilbaína tradicionalista), por lo que se vio obligado a ampliar las bases hacia una burguesía más moderna e industrial. Fue entonces cuando apareció la división entre los que defendían la autonomía dentro del Estado español y los que defendían la independencia.
Los defensores de la autonomía, burgueses industriales y urbanos con dinero, imprescindibles para el partido, tomaron el control del PNV y, bajo el mando de Ramón de la Sota, iniciaron un camino parecido al de la línea autonomista catalana. El partido encuentra así un equilibrio que durará décadas.
3.4. Otras Manifestaciones Nacionalistas y Regionalistas
3.4.1. El Galleguismo
El nacionalismo gallego se diferencia del catalán o del vasco en que fracasó en su intento de construir una fuerza política homogénea. Pero también consiguió edificar una ideología que teorizó sobre la naturaleza nacional de Galicia (territorio, raza, lengua, historia, conciencia nacional). Sus principales ideólogos, Manuel Murguía o Alfredo Brañas, no pretendían alcanzar un Estado independiente, ni siquiera un Estado federal, sino un modelo de descentralización designado con el término de autonomía.
3.4.2. El Andalucismo
Comenzó a caminar en 1873 con Blas Infante. En Antequera, en 1873, décimo aniversario de la I República, este proclamó la Constitución Federalista Andaluza y se solicitó una “Andalucía soberana y autónoma”. Sin embargo, no se consolidó un partido andalucista burgués, posiblemente por la unión de la burguesía andaluza con el poder central o por la derivación del movimiento obrero andaluz hacia el anarquismo, contrario a todo pacto con la burguesía.
4. Sociedad y Economía en la España de la Restauración
La España de la Restauración presenta una sociedad dual en la que convivían dos mundos: unas pocas áreas industrializadas y un inmenso sector interior agrario, con formas de vida y de subsistencia muy diferentes.
Las bajísimas rentas no permitían ni el consumo ni el ahorro, lo que dificultó el desarrollo industrial.
4.1. Las Áreas de la Economía Española
Tres grandes áreas:
- Áreas agrarias del interior, dedicadas a cultivos extensivos, con muy bajos rendimientos, que resistían a la competencia extranjera gracias a un rígido proteccionismo.
- Áreas periféricas industriales, País Vasco, Cataluña y zonas del Cantábrico, que producían para el mercado nacional y necesitaban también medidas proteccionistas.
- Áreas periféricas mediterráneas, que consumían del interior, a precios altos, productos protegidos y vendían parte de sus productos al exterior (frutas, por ejemplo), permitiendo así la importación de materias primas y bienes de equipo para la actividad industrial.
El bloque de poder estaba en el triángulo de siderúrgicos vascos, textiles catalanes y ceramistas castellanos.
4.2. Proteccionismo y Librecambio
Ese era el gran dilema de la economía española.
Durante todo el siglo XIX, la economía había estado protegida por fuertes impuestos aduaneros que encarecían las importaciones y posibilitaban la existencia de un mercado interior.
Laureano Figuerola estableció un nuevo arancel (1869) que pretendía abrir la economía española al exterior para promover el desarrollo económico. Este sistema mantuvo una fuerte protección de los productos agrarios, mientras que rebajó la de los productos industriales, importando materias primas y bienes de equipo.
En 1891, el gobierno de Cánovas del Castillo suprimió el Arancel Figuerola y estableció un nuevo arancel proteccionista.
4.3. La Agricultura
La España agraria se debatía entre una agricultura moderna, que satisfacía las demandas tanto interior como exterior de cereales, aceites y vinos, dispuesta a arriesgarse con innovaciones técnicas, y una agricultura tradicional con mano de obra abundante y barata. La agricultura estaba condicionada por la desigual calidad de la tierra, la diversidad climática, las formas de cultivo plurales y por una desequilibrada distribución de la propiedad de la tierra (latifundismo/minifundismo).
En el último cuarto de siglo, este sector ofrecía una oligarquía agraria de grandes terratenientes que dominaba en Castilla, La Mancha, Extremadura y Salamanca; unas clases medias bajas, formadas por propietarios medianos, arrendatarios, aparceros, etc., diseminados por todo el país; y un proletariado jornalero sometido a salarios de temporada, al que se unía una multitud de pequeños propietarios.
Los problemas del campo provocaron reacciones violentas. Esta situación se agravó con la crisis de fin de siglo, que trajo un fuerte proceso de emigración para salir de la pobreza.
4.4. El Desarrollo Financiero
4.4.1. Moneda y Banca
A lo largo del XIX, la presencia de inversores extranjeros fue importantísima para la creación de un sistema bancario español. Hemos de destacar dos aspectos: la creación de la peseta en 1868. Por otro lado, en 1872 se crea el Banco Hipotecario, al que siguieron otros de menor importancia: Hispano Americano en 1900, Banco de Vizcaya en 1901, Banco Español de Crédito en 1902, etc.
4.4.2. La Hacienda Pública
España tenía un sistema fiscal que tenía dos graves problemas: era absolutamente insuficiente, no recaudaba para cubrir gastos, por lo que el déficit era crónico; por otra parte, era un sistema tributario injusto y desequilibrado, el 80% de la recaudación provenía de impuestos indirectos, gravados sobre el consumo, y no existía ningún impuesto sobre las rentas, el capital o el trabajo. Además, el sistema fiscal español estaba aquejado por el fraude, el ocultismo y la exención de las grandes fortunas y propiedades.
4.5. Demografía. El Crecimiento Urbano
La población española creció a fines del siglo XIX de 16 a 18 millones de habitantes, un crecimiento lento, caracterizado por altas tasas de natalidad y mortalidad, por epidemias masivas (cólera) y por crisis de hambre. La esperanza de vida era muy baja y no sobrepasaba los 32 años en 1900.
En el último tercio del XIX, el proceso de urbanización se aceleró de manera importante, aunque desigual. Crecieron espectacularmente Bilbao, Barcelona, Valencia, mientras que Madrid, Zaragoza o Cartagena crecieron más lentamente. Las ciudades se quedaban pequeñas y se hicieron necesarios los ensanches, destinados a los nuevos habitantes de la ciudad llegados del campo.
Los ensanches de Madrid, Barcelona, Bilbao, San Sebastián, Valencia y otras tantas ciudades fueron grandes desafíos arquitectónicos. Destacan el ensanche de Barcelona de Ildefonso Cerdá o la Ciudad Lineal proyectada para Madrid por Arturo Soria en 1892.
5. El Desastre del 98
5.1. El Imperio Colonial Ultramarino Español
Los restos del antiguo Imperio Español eran las dos islas del Caribe, Cuba y Puerto Rico, y las islas Filipinas. En la segunda mitad del siglo comenzó el proceso de separación de estos territorios de la metrópolis.
Cuba y Puerto Rico, con una economía basada en la agricultura de exportación, con el azúcar y el tabaco, aportaban a la economía española un flujo continuo de beneficios.
Esto se debía a las fuertes leyes arancelarias que Madrid imponía a las colonias. Constituían un mercado cautivo, privadas de toda capacidad de autogobierno. Además, se mantenía una explotación esclavista en beneficio de una reducida oligarquía de terratenientes dueños de las plantaciones.
Filipinas tenía una escasa población española, los capitales invertidos no eran importantes. Durante tres siglos, la soberanía española se había mantenido gracias a una fuerza militar y a la existencia de varias órdenes religiosas.
5.2. Los Factores de la Insurrección
En 1868 comenzaron en Cuba los movimientos independentistas cuando se produjo una sublevación popular dirigida por Manuel de Céspedes, que dio comienzo a una lucha por la abolición de la esclavitud y por la autonomía política. Desde 1823 (Doctrina Monroe), las islas del Caribe se convirtieron en el objetivo del expansionismo americano.
La guerra duró 10 años y terminó con la Paz de Zanjón en 1878. Martínez Campos se comprometió a conceder a Cuba algunas formas de autogobierno. En 1879 surgió el Partido Liberal Cubano, que representaba a la burguesía criolla. Frente a él, otro sector que representaba a los latifundistas azucareros se oponía a todo tipo de reformas, la Liga Nacional.
En Puerto Rico se produjo un proceso similar. Los resultados de la Paz de Zanjón fueron escasos, lo único que se logró fue la abolición de la esclavitud en 1873, durante la I República.
5.3. La Radicalización de la Independencia
En 1892, José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, partidario de la independencia. A partir de 1895, la guerra se recrudeció bajo la dirección de Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo. El envío desde España del general Weyler, que puso en práctica una política represiva muy dura, no impidió el desarrollo de la lucha.
La insurrección en Filipinas comenzó por el descontento de grupos de indígenas con la administración española y con el excesivo poder de las órdenes religiosas. José Rizal fundó la Liga Filipina, que exigía la expulsión de los españoles, de las órdenes religiosas y la confiscación de los latifundios. El general Polavieja ejecutó a Rizal, pero un nuevo líder, Emilio Aguinaldo, mantuvo la insurrección, obligando a España a enviar contingentes militares al mando del general Fernando Primo de Rivera.
En 1897, la desaparición de Cánovas del Castillo y cambios en la presidencia de los EE. UU. hicieron que los independentistas cubanos y filipinos se encontraran muy cerca de EE. UU.
5.4. Guerra y Derrota. El Desastre del 98
El gobierno de Sagasta intentó reconocer una amplia autonomía para estos territorios, pero se produjo la implicación directa de EE. UU. Las campañas de prensa contra el colonialismo español y la voladura del acorazado americano Maine en febrero de 1898 provocaron la inmediata declaración de guerra, que se desarrolló en el Caribe y en Filipinas.
Las derrotas de Cavite y Manila en Filipinas y en Santiago de Cuba llevaron el 10 de diciembre de 1898 a la Paz de París. España renuncia a Cuba y cede Puerto Rico, Filipinas y Guam a EE. UU. España conserva la posesión de algunas islas del Pacífico.
Este patrimonio apenas duró dos años. La venta de estas islas fue el último acto de la pérdida del Imperio español, recogido en el tratado hispano-alemán de junio de 1899.
En noviembre de 1900, un tratado hispano-americano hizo que las islas de Sibutú y Cagayán pasaran a EE. UU. tras el pago de una compensación de 100.000 dólares.
5.5. Consecuencias del Desastre. La Crisis del 98
Desde el punto de vista económico, la pérdida de las colonias no supuso un desastre para España. Se produjo, al contrario, una repatriación importante de capitales y, además, no se perdieron los mercados latinoamericanos.
Sin embargo, la pérdida de 50.000 combatientes produjo una conmoción intensa en la sociedad española. El desastre del 98 provocó:
- Una crisis de la conciencia nacional, que se expresaría a través de la obra de grandes escritores como Unamuno, Baroja, Maeztu, etc., en la llamada Generación del 98.
- Unas propuestas de reforma y modernización política, el llamado Regeneracionismo, que tuvo dos vertientes: la de la reforma política y la de la reforma educativa.
- Finalmente, los nacionalismos adquirieron mayor fuerza a raíz de estos hechos.
En conclusión, la crisis del 98 puso de manifiesto las limitaciones del régimen de la Restauración para afrontar la modernización de España y señalaba los problemas que iban a marcar la historia del siglo XX.
Con el Regeneracionismo, se puso de manifiesto el hecho de que la democracia de las clases medias se había hecho inviable en España porque la voluntad popular había sido anulada por la oligarquía económica y política mediante el caciquismo. Por lo tanto, era preciso terminar con el caciquismo para recuperar la verdadera democracia en el país.