Representaciones Artísticas del Poder y la Fe: Pantocrátor de San Clemente de Tahull y Busto de Nefertiti

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El Pantocrátor de San Clemente de Tahull: Una Manifestación del Arte Románico

Las pinturas murales del ábside de la iglesia de **San Clemente de Tahull** (Lérida), realizadas en 1123, constituyen, junto a las de Santa María de Tahull, uno de los conjuntos románicos más interesantes. La **pintura románica** tenía como función principal adoctrinar y educar a los fieles en los principios religiosos. En una sociedad analfabeta en gran medida, las esculturas y las pinturas distribuidas por el templo servían para enseñar las Escrituras, que muchos no eran capaces de leer. Sólo aquéllos que seguían las directrices de la Iglesia podían acceder al Paraíso. Cristo, la Virgen y los santos distribuidos por las paredes del templo indicaban a los fieles el buen camino. Además, dada la gran cantidad de muro existente en la arquitectura del Románico, la pintura sirvió también para decorarlos y para realzar las formas arquitectónicas.

Características de la Obra

  • En el ábside de esta iglesia se ha representado el **Pantocrátor** rodeado de la almendra mística o mandorla. Se trata de un Cristo sentado en un trono y en actitud de bendecir, con la mano izquierda levantada. A los lados, se distribuyen ángeles, serafines y el **Tetramorfos** o símbolos de los cuatro evangelistas.
  • En el nivel inferior, aparecen la Virgen como mediadora y los Apóstoles.

Estilo y Técnica

Debido principalmente a la función didáctica perseguida, los artistas no se preocuparon tanto de la belleza de las formas como de transmitir un mensaje. Por esta razón, la pintura mural románica, de clara influencia bizantina, recurre a la abstracción y a las estilizaciones simbólicas para representar una idea. Las figuras, de carácter frontal, presentan un claro alargamiento, especialmente en los rostros, cuyos rasgos son extremadamente estilizados. Llama la atención la dureza de los pliegues, que se doblan casi de manera geométrica.

Los colores empleados son planos y brillantes. Predominan el rojo, el azul y el amarillo intensos. La pintura está realizada al temple. Esta técnica exige previamente la preparación del muro. Para ello, se aplican varias capas de argamasa y se enluce con una capa de yeso fino que deja un superficie lisa y blanca, sobre la que el artista puede aplicar la pintura. Estos frescos fueron arrancados de su lugar de ubicación inicial y se trasladaron al Museo de Arte de Cataluña para su mejor conservación.

El Busto de Nefertiti: Un Icono del Arte Egipcio

La cabeza de **Nefertiti** es una escultura egipcia realizada en tiempos del Imperio Nuevo. Se trata de un bello busto de la reina Nefertiti, esposa del faraón Akenatón, tallado en piedra caliza y policromado, característica del arte egipcio. Fue descubierto antes de la Primera Guerra Mundial en el taller que Tutmés, el primer escultor del reino, había tenido en Tell-el-Amarna. La escuela de **Tell-el-Amarna** se caracterizó precisamente por crear el triunfo de la expresión melancólica y realista, y por la elegancia, todo ello sin perder la majestuosidad propia el arte egipcio. En esta época, además, se realizaron algunas innovaciones en la escultura egipcia, como son los rasgos de la fisonomía, las alargadas proporciones y la humana caracterización.

Belleza y Armonía

Esta obra está considerada como una de las esculturas femeninas de mayor belleza y más admiradas de la historia del arte. Manifiesta una asombrosa belleza moderna, resaltada por unas facciones regulares y armoniosas, un largo cuello, unos ojos lánguidos y unos labios finamente arqueados. Porta sobre la cabeza una elegante tiara real. Nada le resta armonía: ni la oreja rota, ni el ojo izquierdo en blanco, ni el “ureus” partido.

Contexto y Simbolismo

La obra recoge las principales características del **arte egipcio**. Así, a pesar de que también se realizaron estatuas de dioses para ser colocadas en los templos, la mayor parte de las esculturas egipcias de bulto redondo que conservamos son representaciones de faraones y sus familias, como se aprecia en este caso.

Por otra parte, la escultura egipcia tiene un carácter eminentemente religioso: se realizaban representaciones del muerto para ser colocadas en la tumba, acompañadas de otras esculturas de sirvientes, campesinos, artesanos, etc., que acompañaban al difunto en su viaje hacia la vida de ultratumba. Por ello se trata de representaciones hieráticas e inmutables, solemnes y estáticas, que parecen estar en presencia de la divinidad.

Al mismo tiempo, estas esculturas son tremendamente simbólicas. Los rostros resultan inexpresivos y se representan los rasgos de forma idealizada. Estas características, junto con al estatismo que las rodea, se han vinculado a la idea de eternidad de la sociedad egipcia. Sin embargo, junto a este tipo de esculturas de carácter severo e idealizado, se hicieron también algunas más realistas.

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