René Descartes: Cogito, Ergo Sum

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René Descartes: El Padre de la Filosofía Moderna

René Descartes, filósofo francés, es considerado el padre de la filosofía moderna. Educado en la escolástica, inició un nuevo periodo en la filosofía al aplicar un nuevo criterio de verdad, que sustituyó al criterio de autoridad empleado hasta entonces, y un nuevo método.

Su filosofía se centró en tres aspectos:

  • La renovación del pensamiento escolástico.
  • La recuperación del pensamiento escéptico con el uso de la duda metódica.
  • La aplicación de las matemáticas a la filosofía.

Toda la filosofía de Descartes se centrará en la búsqueda de un nuevo criterio de verdad y un nuevo método.

La Búsqueda del Criterio de Verdad

El objetivo de Descartes es la búsqueda de primeros principios evidentes e indudables sobre los que basar la filosofía. El medio para hallarlos es la duda metódica.

Esta duda consiste en eliminar todas las opiniones y falsas creencias para empezar de nuevo desde los fundamentos y establecer algo firme y constante en las ciencias. Para aplicar esta duda metódica no es necesario probar que todo es falso, sino rechazar todo aquello sobre lo que encontremos el más mínimo motivo para dudar.

Pasos de la Duda Metódica

  1. Los sentidos nos engañan: No puedo fiarme de ellos; debo dudar de que las cosas sean como las percibimos por los sentidos. Pero esto no permite dudar de que existan las cosas que percibimos.
  2. Dificultad para distinguir entre vigilia y sueño: Podemos dudar de la existencia de las cosas y del mundo material, pero esto no permite dudar de cierto tipo de verdades, como las matemáticas.
  3. La hipótesis de un genio maligno: No es imposible que, en vez de Dios, exista un ser infinitamente poderoso e inteligente cuyo fin sea confundirme y engañarme incluso cuando más seguro estoy. Por lo tanto, puedo dudar de las verdades matemáticas, de la existencia de Dios y de su veracidad.

Llegados a este punto, no hay nada seguro en el conocimiento humano: nos hallamos ante una duda fingida que solo se puede aplicar al ámbito del pensamiento, del conocer y del meditar, nunca al terreno de la acción. En la vida práctica debemos regirnos por tres máximas de la moral provisional:

  1. Conformismo social: Seguir las leyes o costumbres de tu país, la religión que se nos ha enseñado y las opiniones más moderadas y aceptadas.
  2. Firmeza y decisión en nuestros actos: Aunque las opiniones por las que nos guiemos sean dudosas.
  3. Conducir y regular las acciones: Como conviene a la razón para conseguir tranquilidad de espíritu y la felicidad.

Descartes justifica que su duda no es escéptica sino metódica y provisional. Mientras los escépticos hacen de la duda una finalidad, Descartes la utiliza como medio para encontrar la verdad.

Esta duda radical permite librarnos de prejuicios y acostumbrar a nuestro espíritu a alejarse de los sentidos. Además, conseguimos no tener duda alguna respecto a aquello que descubramos como verdadero.

Cogito, Ergo Sum

Llevada la duda a un extremo radical, Descartes encontró la primera verdad absolutamente indudable: Puedo dudar de todo cuanto existe, pero solo dudo en la medida que pienso, y si pienso es porque existo: PIENSO, LUEGO EXISTO (COGITO ERGO SUM).

Esta primera verdad no es solo la primera certeza, sino el prototipo de toda verdad y certeza.

La Existencia de Dios y la Naturaleza del Ser Humano

Descartes se plantea: «¿Qué soy?». No soy más que una cosa que piensa: Res cogitans. Una vez establecida esta verdad, pasa a plantearse: «¿Cómo podemos conocer a Dios?». Para responder, da dos pasos:

  1. Existencia de Dios a partir de la idea innata de lo perfecto: Yo encuentro en mí la idea de Dios, esto es, la idea de un ser infinito y perfecto. Semejante idea no proviene de la percepción sensible de las cosas del exterior. Tal idea es innata y tiene que haber sido puesta en mí por un ser infinito y perfecto, ya que yo soy limitado e imperfecto.
  2. Argumento ontológico de San Anselmo: Según Descartes, hay una sustancia creadora: Dios; sustancias creadas: las sustancias pensantes (el yo o el alma); y sustancias corpóreas (el mundo, en el que se incluye el cuerpo de los seres humanos). Todas las sustancias tienen atributos y accidentes. Los atributos de Dios son infinitos: infinita bondad, eternidad, omnipotencia… El atributo del alma es el pensamiento. Sus accidentes son la imaginación, la memoria, la duda, el deseo… El atributo de los cuerpos es la extensión. Sus accidentes son la figura y el movimiento.

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