El Renacimiento Español: Escultura y Singularidades Artísticas

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El Renacimiento en España: Introducción

España, el único país europeo fuera de Italia donde el Renacimiento tuvo un amplio desarrollo, presenta particularidades propias. Estas son fruto de un ambiente y unas estructuras sociales, económicas y políticas diferentes, que no favorecieron la ruptura con lo medieval y dificultaron la entrada de las ideas humanistas. Aunque los mecenas pertenecieron en su mayoría a las familias nobiliarias más antiguas, como los Mendoza, los grandes promotores del arte español fueron los monarcas, desde los Reyes Católicos, y el clero. Las influencias italianas son resultado de las relaciones económicas y políticas entre ambas zonas del Mediterráneo, iniciadas durante la Edad Media. La importación de obras italianas (patios de los castillos de La Calahorra en Granada y Vélez Blanco en Almería), la presencia de artistas italianos en nuestro país y la formación de españoles en Italia son los responsables de la introducción de las formas italianas en la Península. En el caso de la arquitectura, es importante el conocimiento de libros de teoría arquitectónica (Tratados). España, al margen de Italia, fue donde apareció por primera vez uno de ellos, "Medidas del romano" de Diego Sagredo en 1526.

Escultura

La escultura se introdujo tardíamente, casi con un siglo de retraso con respecto a Italia, siendo una manifestación exclusiva del siglo XVI, al igual que la arquitectura. Pese a la introducción de formas italianas, la escultura española presenta singularidades:

  • Materiales y Técnicas: La madera policromada, material tradicional de la escultura gótica, sobrevive y se impone a los clásicos mármoles y bronces italianos, que cuando aparecen no lo hacen en retablos o imágenes de culto. Se sigue utilizando la técnica del estofado y, en las sillerías de coro, el nogal natural. Las partes desnudas del cuerpo se "encarnan" con pintura al óleo, mate hasta mediados del siglo XVI, cuando se pulimentan produciendo brillos característicos. La piedra es el material dominante en la escultura que acompaña a las creaciones arquitectónicas. El alabastro se utiliza especialmente en la escultura funeraria, si bien en la Corona de Aragón es el material fundamental de sus principales retablos.
  • Temática Religiosa: Predominan los temas religiosos, rechazándose lo profano y pagano, que queda relegado a una función decorativa. Son temas del Antiguo y Nuevo Testamento, de la vida de los santos.
  • Expresionismo y Patetismo: Gran expresionismo y patetismo, de influencia gótica, que busca los momentos de mayor tensión y dolor, dándose poca importancia a la belleza formal. Son obras no para el deleite estético, sino para la meditación y el reencuentro espiritual.

Las primeras muestras de escultura renacentista son piezas producidas en Italia e importadas, obras de gran calidad realizadas en mármol, principalmente fuentes, sepulcros o portadas para algún palacio, labradas mayoritariamente en Génova y de autores desconocidos.

A principios del siglo XVI, numerosos escultores italianos trabajan en España. Entre ellos destacan: Fancelli, autor de los sepulcros de los Reyes Católicos en la Capilla Real de Granada y del Príncipe Don Juan en Santo Tomás de Ávila; Torrigiano, cuyo San Jerónimo del Museo de Sevilla, en barro cocido, influirá en la escultura barroca; y los Leoni, con obras como los mausoleos de Carlos I y Felipe II de El Escorial y "Carlos I dominando al Furor" del Museo del Prado.

Entre los artistas españoles destacan Bartolomé Ordóñez, autor del sepulcro de Juana la Loca y Felipe el Hermoso de la Capilla Real de Granada, y Damián Forment, que trabaja en la Corona de Aragón, en retablos de alabastro como el del Pilar de Zaragoza y el de la catedral de Huesca.

El Esplendor de la Escultura Renacentista Española

En el segundo cuarto del siglo XVI, Valladolid, con Berruguete y Juni, representa el momento de máximo esplendor de la escultura renacentista española.

Alonso Berruguete

Alonso Berruguete, hijo del pintor Pedro Berruguete, viajó a Italia, donde recibió diversas influencias de Donatello, Miguel Ángel y Leonardo. Creó un estilo muy personal, nervioso y apasionado. Sus figuras, de formas estilizadas, angulosas y huesudas, se retuercen buscando posturas inestables. Trabajaba deprisa, por lo que cometía errores que luego corregía con el pincel. Utilizaba recursos propios del XVI, como colocar una pierna sobre un apoyo, buscando mayor originalidad en la composición, romper la simetría frontalista o conceder un gran protagonismo a las anatomías; y elementos manieristas, como la figura serpentinata, las proporciones alargadas o las anatomías deformadas. Sus obras más conocidas son el "San Sebastián" y el "Sacrificio de Isaac", del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, o la sillería alta y el remate del coro, con el tema de la Transfiguración, de la catedral de Toledo.

Juan de Juni

Juan de Juni, de origen francés, tuvo, como Berruguete, una larga formación italiana, pero presentan estilos opuestos. Juni se caracteriza por sus acabados más elaborados, al trabajar de forma más lenta y minuciosa. Sus figuras son anchas y musculosas por influencia miguelangelesca. Se preocupa por la simetría hasta el punto de que necesita contrapesar cualquier gesto de un lado con otro similar en el contrario. Utiliza gestos teatrales que anuncian las formas barrocas, contrastando en él los momentos apasionados con los tranquilos y reposados. Lo más interesante de su obra son los grupos, en los que tiende a colocar las figuras en un reducido espacio resultando recargados, o las imágenes aisladas de gran trascendencia posterior. Destacan el "Santo Entierro" del Museo de Valladolid, el retablo del "Entierro de Cristo" de la Catedral de Segovia y la "Virgen de los Cuchillos" de Valladolid.

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