El Renacimiento en España: un recorrido por su arte
Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Arte y Humanidades
Escrito el en español con un tamaño de 4,17 KB
Arte del Renacimiento español
El Renacimiento, movimiento cultural y artístico iniciado en Italia en el siglo XV, dirigió su mirada al clasicismo romano y al hombre como centro de todas las cosas, superando la tradición teocéntrica medieval.
La llegada del Renacimiento a España fue un proceso lento y desigual. Sus primeras manifestaciones artísticas se remontan a la penúltima década del siglo XV y se extienden hasta principios del siglo XVII. No es sorprendente que Italia fuera la cuna de este movimiento, dado el imponente legado del Imperio Romano, presente incluso durante la Edad Media. El mundo italiano nunca se desvinculó completamente de su pasado clásico, como lo demuestra su peculiar arte románico.
A continuación, exploraremos la arquitectura, escultura y pintura española del siglo XVI.
Arquitectura del Renacimiento
La penetración del Renacimiento en España fue lenta, debido a la fuerte presencia del gótico final isabelino. El Palacio de los Duques de Medinaceli de Cogolludo (Guadalajara), una de las primeras manifestaciones de la arquitectura renacentista en España, muestra una fusión de estilos. Su estructura arquitectónica imita los palacios del Quattrocento italiano, incluyendo la puerta y el aparejo de sillería almohadillada. Sin embargo, la crestería y los ventanales mantienen un estilo tardogótico.
Fases de la arquitectura renacentista española
A lo largo del siglo XVI, la arquitectura renacentista española experimentó diversas corrientes estilísticas, destacando el plateresco y, en su etapa final, el estilo herreriano, que incluso llegó a fusionarse con el primer barroco español de principios del siglo XVII.
Plateresco
El plateresco, característico de la primera mitad del siglo XVI, se desarrolló bajo el reinado de los Reyes Católicos y Carlos V. Combina estructuras góticas con elementos decorativos italianos e influencias mudéjares. Se caracteriza por la profusión de filigrana de piedra en fachadas, frontones, enjutas, entablamentos, basamentos, grutescos, festones y columnas balaustradas. A pesar de esta ornamentación, la estructura de los edificios seguía siendo gótica, con pilares fasciculados y bóvedas de crucería.
Estilo Herreriano
El estilo herreriano, surgido en la segunda mitad del siglo XVI durante el reinado de Felipe II, refleja la austeridad de la Contrarreforma. El Monasterio de El Escorial (1563-1584), que combina monasterio, iglesia, palacio y panteón real, es el ejemplo más representativo de este estilo. De inspiración italiana, pero con una gran sobriedad y desornamentación, su colosal tamaño le confiere una imponente solemnidad.
Escultura del Renacimiento
La escultura renacentista española muestra una clara influencia italiana, especialmente por la estrecha relación entre Aragón e Italia. A pesar de su clasicismo, la fuerte influencia católica hizo que los temas religiosos y funerarios predominaran sobre los mitológicos, con una casi total desaparición del desnudo. Esta escultura, de profundo sentido religioso y gran emotividad, destaca por la originalidad de los materiales empleados, como la madera policromada con la técnica del estofado, utilizada principalmente en los retablos.
Pintura renacentista y el Manierismo de El Greco
Aunque el clasicismo italiano intentó penetrar en España, el fervor religioso católico limitó su influencia. El desnudo, por ejemplo, es casi inexistente, y cuando aparece, está cargado de exaltación mística. Destacan pintores como la Familia Osona, Fernando Yáñez, la Familia Masip (especialmente Juan de Juanes), Alejo Fernández, Alonso y Pedro Berruguete, Fernández de Navarrete, Sánchez Coello, Juan Pantoja de la Cruz, Luis de Morales "El Divino" y, por supuesto, Domenico Theotocopoulos "El Greco", figura principal del manierismo español.
La pintura de El Greco, innovadora para su época, no fue plenamente apreciada en su tiempo. Su reconocimiento como genio del Renacimiento y del Manierismo llegó en el siglo XIX. Su formación en Creta le aportó una fuerte influencia bizantina, visible en su religiosidad y en la simetría de sus composiciones.