Relatos de terror: La Llorona, el Jinete y otros sucesos paranormales
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La Llorona
Cuenta la leyenda que en un lejano pueblo vivía una joven mujer junto con sus tres hijitos. Todo iba muy bien, los niños eran muy felices y su madre los quería muchísimo. Pero una noche lluviosa de invierno ocurrió algo terrible.
Aquella noche, llegó a casa el padre, quien los había abandonado tiempo atrás. Sin él, la familia era feliz, pero esa noche sus gritos y borracheras se volverían a notar en la casa, por no hablar de las brutales palizas que tanto los niños como la madre sufrirían. La mujer siempre había rezado para que no regresara nunca más, pero el destino quiso otra cosa.
Con su odio, el hombre derribó la puerta de un puñetazo y entró gritando que todos fueran a recibirlo. Los niños, espantados, se escondieron y la madre, por amor a sus hijos, se enfrentó cara a cara con su marido. La mujer sufrió un golpe que la dejó sin sentido durante varias horas. Cuando despertó, buscó a sus hijos por todos los rincones de la casa, pero ni los niños ni su marido se hallaban por ninguna parte. Desesperada, corrió bajo la tormenta llorando y gritando sus nombres. Pasaron días, meses, años, muchos años...
Hasta que una noche murió de tristeza. Nadie supo nada de los niños, nadie los vio nunca más, no aparecieron sus cuerpos o alguna señal del hombre que se los llevó.
Desde entonces se dice que su espíritu no descansa en paz y todas las noches se le oye llorar y lamentar con tristeza por los alrededores de un estero. Las mujeres corren tras sus hijos para esconderlos, ya que cuentan que se los puede llevar la Llorona, para volver a ser feliz.
Encuentro en la discoteca
Esta historia le ocurrió a un amigo mío, y yo me la creo:
Mi amigo estaba en una discoteca, bebiendo y bailando, y se enrolló con una chica, una chica según él muy guapa. Se fueron a los baños de la discoteca y tuvieron relaciones sexuales. Él la notaba demasiado fría para el momento tan caliente que estaban teniendo y bromeó con ella sobre ese tema, pero no notó nada raro. Mi amigo la acompañó hasta su portal ya bien entrada la madrugada. Por el camino, la chica dijo que tenía frío y que le dejase su chaqueta. Se metió en su casa y se le olvidó devolvérsela.
Al día siguiente, mi amigo fue a su casa a recoger la chaqueta. Abrió la puerta una mujer mayor (60 años más o menos) y mi amigo preguntó por la chica (creo recordar que me dijo que se llamaba Sara). La mujer (era la madre de Sara) se enfadó muchísimo con mi amigo porque pensó que se trataba de una broma. Sara llevaba muerta más de 3 años. Mi amigo no se lo podía creer. Le contó a la mujer la historia de lo que le pasó la noche anterior, y se fue con su madre a ver la tumba de Sara. Justo encima de la lápida estaba su chaqueta.
Si nadie la ha movido, la chaqueta sigue ahí.
El Jinete del Caballo Blanco
Es muy popular en mi tierra en épocas de Semana Santa.
Sin mentir, esto me traumó en mi niñez, por suerte ya lo superé.
Cuenta la historia de una muchacha de alrededor de 18 años que el último día de Semana Santa, hastiada ya de tanto rezo y pocas fiestas, decidió invitar a sus amigas a una fiesta, pero todas se excusaron dando a entender que ese día debía ser respetado. Ella, al ver que estaba sola, decidió ir a buscar cualquier fiesta, pero su madre le aconsejó que no saliera porque era una falta de respeto al día santo. Ella, haciendo caso omiso, se fue. En el camino se encontró con un muchacho y este la invitó a su casa, donde estaban celebrando una fiesta, y ella aceptó.
Al estar allá, en medio de la fiesta y pasadas las once, se empezó a sentir mareada. Alegando que eran los tragos, se sentó. El muchacho le ofreció su chaqueta y algo de tomar, y ella solo aceptó agua. Se fue para la mesa y al llegar allá vio un banquete servido. Con curiosidad, destapó un plato y se encontró con una mano de un muerto. Aterrada, empezó a destapar cada plato y se encontró con que en cada uno había restos de cadáveres, y el agua y el vino eran pura sangre. Impactada, salió corriendo hacia su casa, pero un jinete de un caballo blanco empezó a perseguirla riéndose fuertemente y gritándole su nombre. Ella corría desesperada y el jinete seguía persiguiéndola y, con alaridos más lamentables, seguía exclamando su nombre. Al llegar a su casa, tocó con desespero y, en el momento en que su madre abrió, el jinete tocó su espalda y, al abrirse la puerta, cayó ella muerta.
En su sepelio asistió el joven que le había invitado a la fiesta. Su madre tenía la chaqueta en la mano y en su interior decía "Johan". Ella se le acercó y preguntó si le pertenecía, a lo cual él asintió con la cabeza. Al terminar, la madre salió del cementerio, pero advirtió que se había olvidado del paraguas. Al volver, pudo ver la chaqueta sobre una lápida. Al acercarse, pudo divisar escrito en la lápida: "Descansa en paz, Johan".
Historias de Ultratumba: El Niño
Hace no muchos años fui a mi rancho, que da un poco de miedo, y como todos saben, a las 7 oscurece. Entonces esa noche, al momento de dormirme, pasaron como 3 horas y me desperté con mucho miedo con un ruido de un niño. Al momento de abrir los ojos, vi la sombra de un niño. Al momento de levantarme de la cama y voltear, ya no vi nada. Esa misma noche sonó el teléfono: era mi tío. Le había ocurrido un accidente a un amigo, él lo supo porque trabaja en un hospital. Al día siguiente, al momento de llegar a mi casa, eran como las 10 de la noche. Al momento de ver hacia enfrente, al abrir la puerta, vi la misma sombra, pero más grande. Pasaron los días y me empecé a asustar y le dije a mi mamá, y desde ese día no me gusta dormir en ese cuarto y mucho menos levantarme en la madrugada. Próximamente subiré otra, pero más ideada.
Zarita – Historias de ultratumba
Bueno, esta es una historia que a mí me sucedió en mi escuela, llamada Alberto Ravell. Bueno, aquí les va…
Yo estaba con mis amigos en deportes. Después de que hicimos todos los ejercicios, nos pusimos a jugar a "Zarita". Zarita es un juego donde se utiliza monedas para hacer contacto con el diablo y las monedas responden las preguntas con cara o sello.
Cuando estábamos jugando, mi amigo Samuel tiró la moneda y dijo: "Zarita, yo me voy a morir", y respondió que sí. Después todos dijimos eso. Cuando nos aburrimos, dijimos todos: "Zarita, Zarita, me puedo salir de este juego", y siempre decía que no. Después volvimos a decirlo y dijo que sí. En ese momento, mi amigo Samuel se volvió loco y se echó a correr por toda la cancha gritando. Después, cuando se recuperó, nos dijo que cuando le empezó la locura dijo que vio a una persona color rojo, cabello blanco y con sangre azul en el suelo, y dijo que se empezó a levantar del suelo y lo empezó a perseguir. Nosotros tratamos de calmarlo, pero no pudimos alcanzarlo, ya que era el más rápido del salón. Después de que se cayó al suelo, empezó a dar golpes como loco y, de la nada, le aparecían rasguños en la piel y la ropa rasgada. Después de eso, mi amigo murió después de que se recuperó a la semana y, cuando vi el anuncio en el periódico, le salía sangre por los ojos… Gracias por escucharme.