El Reinado de Isabel II (1843-1868): Afianzamiento del Sistema Liberal Burgués en España
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Isabel II (1843-1868): El Reinado Efectivo
Este periodo va a suponer el afianzamiento del sistema liberal burgués en España.
El reinado de Isabel II se va a caracterizar por la casi continua permanencia en el poder de las opciones políticas moderadas, que contaban con el apoyo de la corona, que claramente se decantó por este partido. Las tensiones entre moderados y progresistas son constantes.
Socialmente fueron apoyados por la oligarquía económica del país y se buscó el entendimiento con la Iglesia, que convertida en símbolo del Antiguo Régimen, había sido duramente atacada por el liberalismo.
Se perpetúan costumbres ya conocidas, como la intervención de los militares en la vida política; de hecho, al frente de los partidos y de los distintos gobiernos suele actuar un militar.
Otras constantes de estos veinticinco años de reinado fueron las agitaciones sociales, los escándalos de la corte y la inestabilidad de los gobiernos (se sucedieron más de cincuenta).
La Década Moderada (1844-1854)
Se inicia con la declaración de Isabel II como mayor de edad, un periodo de gobierno moderado, en el que el general Narváez y Bravo Murillo se suceden en el gobierno. Se busca asentar el Estado sobre unas bases firmes que robustecen el poder de la corona, organizan un poder centralista y limitan las libertades, reforzando la idea de orden y estabilidad que la burguesía buscaba para enriquecerse en el un nuevo marco económico.
El general Narváez fue la principal figura política de esta década. Estableció un régimen autoritario que, al igual que los regímenes europeos contemporáneos, frenó la oposición de las clases sociales desfavorecidas y proporcionó la estabilidad necesaria para que la burguesía pudiera seguir enriqueciéndose. Ejemplo de la orientación moderada del régimen frente a los problemas de orden público fue la creación de cuerpos especializados como la Guardia Civil (1844), que sustituía a la Milicia Nacional (ciudadanos armados) defendida por los progresistas y garantizaba el orden público y la propiedad privada en todo el territorio; o la creación de un nuevo Código Penal (1848), que permaneció vigente hasta 1996, y un proyecto de Código Civil.
Narváez era un buen organizador, con una clara visión de los problemas del Estado y a él se debe en buena medida la Constitución de 1845 y la mayor parte de la obra legislativa del periodo. Supo controlar al Ejército y mantenerlo, hasta el momento final de la década, alejado de la vida política. Reprimió con dureza los movimientos de protesta popular (como lo prueba los 214 fusilados del primer año de su gobierno), lo que le valió el apoyo de la Corona y de los terratenientes.
Se promulga la Constitución de 1845, de tono moderado, que sucede a la progresista de 1837, y que se caracteriza por:
- Soberanía compartida del Rey y las Cortes, suprimiendo la soberanía nacional. Poder legislativo compartido (Rey y Cortes).
- Conceder amplios poderes a la corona (El Rey podía nombrar ministros y disolver las Cámaras) en detrimento de las Cortes.
- Sistema parlamentario bicameral, con un Senado nombrado por la Corona.
- Restringir el derecho a voto a una mínima parte de la población.
- Reforzar el centralismo del Estado.
- Confesionalidad del Estado: “La religión de la nación española es la religión católica”.
- Recorte de los derechos individuales: limitaba la libertad de expresión y reunión.
Los moderados iniciaron la reorganización administrativa del Estado y emprendieron reformas trascendentales:
- Política centralista. Desde el Gobierno se controla la vida política de provincias, ciudades y pueblos. Se confirma la división territorial de Javier de Burgos en 49 provincias sin ningún vínculo entre sí, dependiendo cada una de Madrid directamente. Se borraban así rasgos comunes que hubieran podido propiciar reivindicaciones regionalistas. A la cabeza de cada provincia se sitúa un Gobernador Civil, nombrado desde el poder central, que preside la Diputación, formada por representantes de los ayuntamientos. La ley de Ayuntamientos establecía que el Consejo de Ministros nombraba a los alcaldes de las ciudades con más 2.000 habitantes. El Gobernador Civil nombraba a los de los pueblos pequeños.
- La Ley de Reforma Fiscal de Alejandro Mon y Ramón de Santillán (1845) tiene como objetivo sanear la maltrecha y caótica hacienda española, eliminando los anticuados impuestos por los modernos directos e indirectos. Los impuestos directos (contribuciones territoriales, industriales y comerciales) tuvieron como resultado el fraude y la evasión fiscal, que no se pudo evitar por la ausencia de un catastro y estadísticas fiables. Los impuestos indirectos eran necesarios para completar la recaudación, pero eran muy impopulares, sobre todo los “impuestos sobre consumos de bienes”, porque encarecían los productos básicos. Al final, recaían más impuestos sobre las clases populares que sobre los grandes industriales y terratenientes.
- Acercamiento a la Iglesia. Los moderados mantienen una postura clerical e intentan restablecer relaciones con el papado tras la ruptura provocada por la desamortización de Mendizábal. En la Constitución de 1845 se declara que “La religión de la nación española es la católica, apostólica y romana”. El acercamiento entre la Iglesia y la ideología moderada llevó a la firma con la Santa Sede del Concordato de 1851. En el Concordato, el Gobierno consigue controlar el nombramiento de Obispos (presentando una terna al Papa) y el reconocimiento de las desamortizaciones pasadas (cuyas posesiones habían sido compradas por terratenientes adeptos al partido moderado). A cambio, se compromete a la defensa de la Iglesia y sus postulados, así como al sostenimiento económico del culto y del clero.
- Reorganización de la instrucción pública. Se organiza definitivamente el sistema educativo en España, destacando la Ley Moyano de 1857. Se estableció un sistema educativo centralizado, siguiendo el modelo francés, con planes de estudio iguales para todo el territorio. Se distingue entre escuelas primarias, con acceso a la mayoría de la población, y secundarias, destinadas a las clases medias. Es un sistema mixto de enseñanza, pública y privada para las enseñanzas primaria y secundaria y exclusivamente pública para la Universidad. A pesar de la clara responsabilidad del estado en la organización del sistema educativo, había un importante margen de maniobra para la Iglesia.
- Creación de una burocracia moderna. La ley de Funcionarios busca una mayor eficacia en el funcionamiento del Estado. Se establece el acceso a la función pública por concurso de méritos y los ascensos por antigüedad y méritos.