Reinado de Carlos IV y la Invasión Napoleónica en España: Crisis y Resistencia

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El Reinado de Carlos IV y la Invasión Napoleónica en España

Carlos IV accedió al trono en 1788 e intentó mantener la política reformista de Carlos III. El estallido de la Revolución Francesa provocó temor en las clases dirigentes. Aceptar el nuevo régimen de Francia, la monarquía constitucional, suponía poner en peligro los privilegios de la monarquía y la aristocracia.

La Reacción Inicial y el Temor a la Revolución

Ante el miedo a que se extendiera la revolución, Floridablanca llevó a cabo una fuerte política represiva. Cerró fronteras, rompió relaciones con Francia, censuró publicaciones y frenó la aplicación de reformas. Su sucesor, el Conde de Aranda, intentó frenar las hostilidades con el régimen francés en virtud del pacto entre los Borbones de España y Francia. Sin embargo, la muerte del rey francés Luis XVI en la guillotina en 1793 y la instauración de la república en Francia provocaron que el gobierno de España, dirigido por Manuel Godoy, se uniera a la coalición de monarquías absolutistas europeas que declararon la guerra a Francia (Guerra de la Convención).

La Subordinación a Francia y la Guerra contra Gran Bretaña

Tras las derrotas militares, Godoy tuvo que firmar la Paz de Basilea y más tarde el Tratado de San Ildefonso con Francia, ante el constante peligro de invasión. España quedó subordinada a Francia y tuvo que apoyarla en la guerra contra Gran Bretaña, donde España salió derrotada. En 1804, Napoleón se proclamó emperador. En 1805, España ayudó a Francia contra el Reino Unido en la Batalla de Trafalgar. Esta pérdida tuvo como consecuencia la miseria y medidas desamortizadoras. Se creó una actitud hostil hacia Carlos IV y el gobierno de Godoy.

La Invasión Napoleónica y la Crisis Política

Napoleón presionó a España para invadir Portugal. Se firmó el Tratado de Fontainebleau, pero en realidad Napoleón pretendía invadir la península. En 1808, las tropas napoleónicas penetraron en España. Godoy pretendió trasladar la corte a Sevilla, pero en Aranjuez tuvo que hacer frente a un motín por los partidarios de Fernando VII. El heredero pretendía subir al trono aprovechando el ataque francés. Carlos IV abdicó en favor de su hijo. Esta crisis política fue aprovechada por Napoleón para dominar España. Convocó a los monarcas en Bayona para hacerlos renunciar a la corona y se la dio a su hermano José Bonaparte.

La Resistencia Española y la Formación de Juntas

La negativa de la población a acatar la soberanía francesa provocó la formación de Juntas con la voluntad de expulsar al ejército francés y restituir el trono de Fernando VII. El pueblo asumía la soberanía y escogía a sus gobernantes. Se constituyó una Junta Suprema Central Gubernativa. Se eligió de presidente a Floridablanca, lo que aseguraba una política de reformas moderadas. Se defendía un sistema político tradicional, basado en el absolutismo y la religión católica.

El Estatuto de Bayona y la Guerra de la Independencia

Napoleón convocó una asamblea de notables españoles en Bayona para asegurar el apoyo al nuevo monarca, José I, y aprobar una carta constitucional. Esto solo fue aceptado por una parte de la población, los afrancesados. Aunque el Estatuto de Bayona no entró en vigor a causa de la guerra. Esta se caracterizó por la resistencia popular, la guerrilla, que se basaba en el profundo conocimiento del terreno y en la colaboración de la población civil. Milicias y somatenes cortaron el avance francés en 1808 hacia Aragón y José I tuvo que abandonar Madrid.

El Final de la Guerra y el Regreso de Fernando VII

Entre 1808 y 1812, Napoleón lanzó una ofensiva a las ciudades principales, pero sus tropas se redujeron por la campaña en Rusia. De 1812 a 1813, el Duque de Wellington marcó el final de la guerra con la expulsión del ejército napoleónico y de José Bonaparte. Napoleón devolvió el trono a Fernando VII y firmó el Tratado de Valençay.

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