El regreso Carmen Laforet Summary

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ROSA CHACEL. Publica Estación. Ida y vuelta, bajo la influencia de la estética deshumanizada descrita por Ortega y Gasset. En el exilio, a diferencia de los otros novelistas, se mantuvo en su concepción antirrealista de la novela como medio para la indagación metafísica y existencial. Destacan: Teresa, una biografía ficticia de la amante de Espronceda,  Memorias de Leticia Valle y Barrio Maravillas.


Ramón J. Sender. Se conocíó como novelista a finales de los años veinte y se convirtió en uno de los principales representantes del Realismo social. De su amplia producción novelística, que incluye narraciones históricas, relatos de intención satírica y novelas autobiográficas, destacamos Réquiem por un campesino español.


MAX AUB. Se inició como novelista de vanguardia, pero luego se uníó a la tendencia rehumanizadora que triunfó en la literatura española de los años treinta. Destaca El laberinto mágico, un ciclo de novelas dedicadas a la Guerra Civil.


Francisco AYALA. Escribe sus primeras obras narrativas inmersas en la estética vanguardista que imperaba en España en los años veinte. A partir del exilio, sus cuentos y novelas manifiestan una concepción ética de la labor del escritor y muestran la sensación de desamparo del ser humano contemporáneo, que vive inmerso en el mundo caótico.

Frente a la visión monolítica del narrador omnisciente, Ayala prefiere la narración de primera persona y el juego de perspectivas.


El renacer de la novela en los años cuarenta.


Nada más terminar la guerra abundó la novela de temática bélica y propósito propagandístico. Son novelas de tesis, con finalidad moralizante y que tratan básicamente el tema de la Guerra Civil desde el punto de vista de los vencedores, que cultivan la novela heroica. Novelas con escasa calidad literaria, preocupadas, sobre todo,  en difundir unas ideas.

Obras representativas de esta tendencia son: La vida nueva de Pedrito de Andía y La fiel infantería.


Otro grupo de novelistas utiliza los viejos moldes del Realismo decimonónico para plasmar las formas de vida de la burguésía. Entre estos novelistas destacan, Juan Antonio Zunzunegui y Ignacio Agustí.


En medio de este panorama dominado por un Realismo tradicional, la publicación de La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, de Nada, de Carmen Laforet y La sombra del ciprés es alargada, de Miguel Delibes. Estas novelas ponen de manifiesto el ambiente opresivo y sin horizontes de los primeros años de la posguerra.  En ellas no aparece el narrador omnisciente del Realismo tradicional y se emplea el relato autobiográfico, en el que el protagonista es el narrador de su propia historia.


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