Regencia de María Cristina estatuto real

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2.3.- El Bienio Progresista: 1854-1856.
En 1854 el régimen moderado ha perdido casi todos los apoyos con que contó en algún momento: la monarquía maniobra con los progresistas tras el asunto de las bodas reales, la oligarquía moderada está dividida ante el clima de corrupción generalizado, (sobre todo en el tema de las concesiones de ferrocarriles), la crisis económica provoca paro obrero y, consecuentemente, descontento. 
Ante la situación, varios generales moderados, pero opuestos al régimen, se pronuncian en Vicálvaro y publican el Manifiesto de Manzanares, en el que se recogían algunas aspiraciones progresistas: reforma de la ley electoral y una mayor apertura en el derecho de imprenta. 
La vicalvarada, apoyada por levantamientos progresistas en las principales ciudades del reino, propicia que la Reina entregue el poder a Espartero, quien lo compartirá con O ́Donnell. Se inicia así el Bienio Progresista. 
Siguiendo la pauta marcada por los moderados en 1844, los progresistas convocan elecciones para unas Cortes constituyentes, que inician la preparación de la Constitución «nonnata» de 1856, ya que nunca fue promulgada. 
Además de la labor de las Cortes constituyentes, el gobierno progresista durante el Bienio está marcado por la inestabilidad que provoca el auge del movimiento obrero, que se manifiesta en forma de huelgas, las exigencias de mantenimiento del orden público por parte de la burguésía y la nueva desamortización, esta vez sobre bienes religiosos y civiles, concretamente municipales, llevada a cabo. 
Respecto a la inestabilidad social, está provocada por la subida de precios que provoca una serie de malas cosechas y por la repercusión sobre las capas más modestas de la sociedad de la desamortización de los bienes comunales efectuada por Madoz. Además se producen los primeros casos de asociacionismo obrero, como la Uníón de Clases, especie de sindicato de los trabajadores textiles, que luchan por la reducción de la jornada, (en 1855 consigue la reducción de las jornada semanal de 72 a 69 horas), y otras mejoras en las condiciones de trabajo. Esta inestabilidad social se manifiesta en forma de huelgas, motines campesinos, algaradas violentas en las ciudades, etc... 
En definitiva, el Bienio acaba cuando el clima de inestabilidad provoca la suspensión de las Cortes, la dimisión de Espartero y su sustitución, a pesar de la oposición protagonizada por la Milicia Nacional, por el general O ́Donnell, líder de la Uníón Liberal.
LA DESAMORTIZACIÓN. 
La desamortización es un proceso jurídico por el que se liberan bienes que hasta ese momento estaban vinculados a un título nobiliario, una entidad religiosa o un municipio. Durante la Edad Moderna, muchos bienes (tierras, rentas, inmuebles), estaban vinculados, es decir, unidos a una institución (título nobiliario, obispado u orden religiosa, municipio). Además, los Reyes Católicos, para preservar estos patrimonios, aprobaron la institución del Mayorazgo, de manera que el patrimonio vinculado a un título nobiliario pasaba íntegramente al heredero primogénito que sólo tenía ciertas obligaciones morales, que no legales, con respecto a sus hermanos menores. A esto hay que añadir la deshonra legal del trabajo, de manera que cualquier miembro de la nobleza estaba obligado a vivir de las rentas que tuviese pero no podía trabajar manualmente y ni siquiera podía emplear su capital en el mundo de los negocios. 
En 1837, Mendizábal, liberal progresista, es jefe del gobierno durante la regencia de María Cristina. España está en esos momentos sumida en la primera Guerra Carlista contra los partidarios de Carlos María Isidro, hermano del anterior rey Fernando VII y líder de los partidarios de la monarquía absoluta. España necesita dinero para mantener un ejército pero el Imperio americano ya se ha independizado (salvo Puerto Rico, Cuba y Filipinas), y a Mendizábal se le ocurre aplicar un programa legislativo que consiste en la desamortización y que consta de las siguientes etapas: 
1o.- Se aprueba una ley desvinculando el patrimonio de las entidades a las que estaban unidas: así, a partir de ahora un noble o un eclesiástico pueden disponer libremente del patrimonio. 2o.- Se aprueban leyes de manera que los patrimonios pertenecientes a la Iglesia o a la nobleza que no cumplan determinadas condiciones (por ejemplo, se obliga a los monjes y frailes cuya comunidad no llegue a doce miembros a concentrarse en una casa mayor; por su parte, los nobles que no ocupen efectivamente sus tierras también las pierden) se convierten en bienes nacionales. 3o.- Todos los bienes nacionalizados son vendidos en pública subasta teniendo preferencia el pago en títulos de deuda pública. A fin de evitar la concentración de la propiedad en pocas manos se reserva una parte de las tierras para sortearlas entre los campesinos. Las consecuencias principales del proceso desamortizador fueron la concentración de la propiedad de la tierra en manos de la nobleza y de la burguésía, los únicos que dispónían del dinero y los títulos de deuda pública para acudir a las subastas; la amortización de gran cantidad de capital de la burguésía en la adquisición de tierras, más por razones sociales, (prestigio), que por razones económicas, lo que redundó en el retraso industrial y comercial de España; la disminución de parte de la deuda que arrastraba el Estado español y el aumento del número de jornaleros, campesinos sin tierras obligados a mal vivir o a emigrar.

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