Refranero Español: Virtudes y Vicios

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2 Teoría

En las antiguas canciones medievales los trovadores solían incluir uno o varios versos que se repetían al final de cada estrofa. Es lo que, en la actualidad, conocemos como “estribillo”. Aquellas primeras muestras poéticas utilizaban como estribillos breves sentencias populares, rimadas o en forma de proverbios. Los trovadores provenzales llamaron a esta secuencia poética refrain, y éste es el origen de la palabra española “refrán”. A pesar de los numerosos estudios eruditos, de las compilaciones y de las investigaciones filológicas, no parece existir consenso respecto a este espinoso asunto. La Real Academia tampoco es muy explícita: define el refrán como un “dicho agudo y sentencioso de uso común”.

Los rasgos principales del refrán son la popularidad, la practicidad y la generalidad, es decir, el refrán tiene un origen común, anónimo: es el pueblo el que lo crea, lo difunde, lo modifica, lo amplia e incluso lo olvida. El sentido de la popularidad debe ser considerado de modo restrictivo, en el sentido de que una comunidad, un pueblo o una región puede generar refranes propios, adaptados a sus circunstancias particulares, a su ámbito geográfico, laboral, social, etc. Cada comunidad tiene su propia estructura diferenciada, y el refrán se remite directamente a esta estructura social, a sus hábitos y costumbres, a su sentido moral, o a aquellos que, por su especial configuración temática, afectan al ser humano independientemente de sus condiciones concretas. Estos refranes son los de índole moral o sentimental.

El refrán es el resultado de la experiencia, por tanto tiene un valor práctico. Remite siempre a la utilidad: desde este punto de vista, el refrán es el método más acabado de pedagogía popular. Es un método de enseñanza. Mediante los refranes se aprenden los comportamientos sociales, los conceptos morales, los recursos naturales, y un sinfín de datos prácticos y útiles para la vida en común. Pudiera decirse que el refranero es, en cierta medida, el Catón de la vida social y cultural. Son enseñanzas prácticas porque están encaminadas a mostrarnos el mundo en su versión más genuina; el refranero es advertencia, consejo, aviso, descripción. El refranero es también un modo de estabilización social: su apariencia vetusta y conservadora se debe a este componente regulador de las actividades humanas. Señala siempre los hábitos y costumbres comunes, rechaza la extravagancia y pone en funcionamiento el desarrollo social: el trabajo, las relaciones, la organización, la salud, etc.

El refranero es empírico: nace de la experiencia acumulada durante los siglos en una comunidad o en un grupo social. Por tanto, es capaz de ofrecer de manera sintética, breve, concisa y ajustada una valoración general respecto a todos los temas posibles. Un hecho concreto remite a una experiencia general siempre que ese hecho haya sido repetido en las mismas condiciones y se haya obtenido el mismo resultado.

Aparte de estas tres características esenciales, los refranes cuentan con un valor añadido seguramente mucho más atractivo: su composición artística. El refrán es simbólico, metafórico, comparativo, descriptivo, jocoso, irónico, etc. Utiliza los modos literarios en la rima en la medida de sus secuencias sintácticas, en los grupos fonéticos y, en general, pone en acción todo el repertorio de los poetas. Éstos se han valido del refranero como el refranero ha utilizado las formas de expresión cultas. En un flujo continuo, el pueblo ha observado los usos elevados de la lengua y, a su vez, los sabios han tenido siempre presentes las creaciones populares. Desde los orígenes de la literatura española, y en sus más altas representaciones, los refranes han estado presentes. En La Celestina, en Cervantes, en Lope, en Gracián, en los románticos y en la literatura del siglo XX, estas expresiones colectivas han tenido su hueco y su función.

Esta recopilación ha tenido presente estas características a la hora de ordenar y comentar los refranes. La sabiduría popular sólo se ocupa del hombre, de sus inquietudes, de su posición social, de su trabajo, de sus relaciones. El hombre es el destino de sus enseñanzas y de sus consejos. La tradición ofrece dos conceptos que reúnen toda la actividad humana: las virtudes y los vicios. Todo cuanto atañe al ser humano puede englobarse en estas dos categorías: se han estructurado los refranes de acuerdo con las virtudes: Prudencia, Esperanza, Caridad, Coraje, Templanza, Fe y Humildad; y los vicios: Avaricia, Lujuria, Ira, Gula, Envidia, Pereza y Soberbia. También según la franja horaria en la que se encuentran, según el mes, si son anversos, referentes a la vida...
Se estudia su origen, su evolución, los hechos que los originaron y las circunstancias en que se forjaron. Se hace referencia especial a los siglos XVI, XVII y XVIII, porque en estos siglos se mantiene con mayor vigor la expresión refranera. En los comentarios se tiene en cuenta la tradición cultural bíblica o religiosa, los usos campesinos, rurales o urbanos, la historia mítica olvidada y las costumbres perdidas.

2 VIRTUDES

2.1 Prudencia

La prudencia enseña al hombre a discernir lo que es bueno o malo, para seguirlo o rechazarlo. Así se define esta virtud, estimada por la historia y los pueblos como una de las virtudes cardinales y considerada principal en el repertorio de la cultura sapiencial castellana. Siendo el refranero la expresión ajustada del saber práctico y probado, no es de extrañar que una buena parte de su contenido se vincule a la advertencia, el aviso o la amonestación. De ese modo nos enseñan los refranes a seguir por la senda de la cordura, de la templanza y la moderación en nuestras acciones. En ocasiones parecerá el refranero apocado y tímido, pero el saber colectivo no entiende de héroes ni extravagancias, no busca la gloria ni la exaltación, sino el vivir pacífico y sosegado, sometido a las normas de la colectividad en armonía con el prójimo. Y mas: como compendio de sabiduría popular, el refrán es el depósito donde se conservan los argumentos para sopesar nuestros actos, y en esta reflexión, limitar los riesgos de la integridad de las propiedades, el cuerpo y la reputación.
Nos da noticia Sebastián de Covarrubias (1539-1613) de cómo los antiguos romanos tenían a Jano, primer rey latino, por varón sabio y prudente, y por esta razón lo pintaban con dos caras, por el cuidado con que gobernaba su reino, atendiendo tanto a los asuntos pasados como a los que estuvieran por venir. Esta perspicacia en la evaluación de los peligros y las fortunas para conducirnos por la experiencia es lo que denominamos prudencia. Ver más allá y ver mejor no es cosa de ojos, sino de inteligencia y prudencia. Por tal decían del famoso príncipe Federico, que aun siendo tuerto era muy prudente: “Mas ve Federico con un solo ojo que el resto de los príncipes con los dos.”

CADA MOCHUELO A SU OLIVO

Señala la conveniencia de mantenerse al margen de asuntos que no nos incumben. Esta expresión se utiliza cuando se sugiere que cada cual se vaya a su casa o que cada cual se ocupe de lo que le es propio.

POR CALLAR A NADIE VI AHORCAR

Señala la bondad del silencio. Con este refrán se da a entender que el mucho hablar puede acarrear desgracias, pero el callar no siempre obliga ni ofende, y, por tanto, no resultará ningún mal de estar con el pico cerrado.

AL QUE QUIERA SABER, POQUITO Y AL REVÉS

La prudencia enseña a desconfiar de los que lo quieren averiguar todo. Este refrán se refiere especialmente a ciertas personas que pretenden conocer asuntos privados que no les competen. Este tipo de gentes, llamadas “metomentodo” o “cuzos”, no preguntan para conocer los problemas y ayudar, sino para murmurar y chismorrear a cuenta de los demás.

A ENEMIGO QUE HUYE, PUENTE DE PLATA

Se expresa ante la posibilidad de librarnos de algún importuno o de cierta persona que consideramos peligrosa, perjudicial o molesta. Sugiere también la necesidad de facilitar la huida de gentes que nos están haciendo mal. Otras formas son: A ENEMIGO QUE HUYE, DIEZ BENDICIONES. Y esta otra, un tanto menos complaciente: A ENEMIGO QUE HUYE, GOLPE DE GRACIA.

A CAMINO LARGO, PASO CORTO

Recomienda este refrán no precipitarse en tareas que requieren mucho tiempo. En general, recuerda que todas las labores y negocios necesitan su tiempo y que, como dice el proverbio LA PRISA NO ES BUENA CONSEJERA. En sentido literal, el consejo de caminar lentamente cuando se emprende un viaje largo a pie es muy recomendable, con el fin de no agotar las fuerzas antes de lo necesario.

AGUA QUE NO HAS DE BEBER, DÉJALA CORRER

Uno de los principales actos de prudencia consiste en no inmiscuirse en asuntos ajenos, ni de palabra ni de obra. El conocidísimo refrán del que nos ocupamos ahora hace referencia a esta circunstancia: aquello que no nos incumbe debemos dejarlo pasar y desentendernos de ello. La sabiduría popular ha utilizado la semejanza de la vida con el curse de los ríos y ha comparado los accidentes de una y otro. Así lo han hecho también los grandes poetas de todos los tiempos.

NO ES ORO TODO LO QUE RELUCE, NI HARINA LO QUE BLANQUEA

Se advierte sobre la necesidad de desconfiar de aquello que tiene apariencia muy agradable, tanto en las personas como en las cosas. También sugiere que en las cosas hermosas se hallan, a veces, grandes peligros o inconvenientes.

PEZ VIEJO NO TRAGA ANZUELO

La prudencia aprendida en el escarmiento es también el motivo de este refrán, que utiliza la figura de un animal (pez) y su correspondiente daño (anzuelo) para referirse al hombre y a los peligros que le acechan. La vejez es símbolo de sabiduría y prudencia: el paso de los años enseña los lugares donde están situadas las trampas y los errores en la vida nos hacen escarmentados y desconfiados. La prudencia y la desconfianza de los ancianos escarmentados de los errores se refleja en el siguiente refrán: AÑOS Y DESENGAÑOS HACEN A LOS HOMBRES HURAÑOS. Otros refranes similares con animales son: PÁJARO VIEJO NO ENTRA EN JAULA. Y UNA VEZ SE LA PEGAN AL GALGO, PERO A LA SEGUNDA ENCOGE EL RABO.

2.2 Esperanza

La Esperanza es la virtud mediante la cual se expresa el deseo de acontecimientos agradables o beneficiosos. Representa también el estado de ánimo según el cual vemos como posible aquello que deseamos. En términos religiosos, implica la confianza en la Providencia, la confianza en que Dios otorgará los bienes que se anhelan.
La Esperanza se representaba en la antigüedad como una dama con atuendo verde, una mujer melancólica e ilusionada en el porvenir. El verde de los campos en primavera muestra la pronta sazón del trigo y el verde de los frutos promete la abundancia de alimento en el verano. El color verde ha significado, desde entonces, el deseo de ver satisfechas las esperanzas de los hombres. En la Edad Media, los autores de novelas caballerescas señalaban que los galanes solteros o enamorados debían portar una cinta verde. Esta señal daba a entender que el caballero tenía puestos sus ojos en alguna damisela o bien que aún esperaba encontrar a la dama de sus sueños. La sabiduría popular ha reflejado estos orígenes en algunas ocasiones: se dice que los mozos que visten de verde se tienen por guapos, es decir, andan enamoriscados o buscando amores. Las imágenes de las vírgenes, llamadas de la Esperanza, siempre llevan un manto verde.

De la Esperanza se dice que es el único bien que siempre tiene el ser humano consigo, pues todo se puede perder y todo puede irse al traste, pero la Esperanza permanece en el corazón del hombre: “La esperanza es lo último que se pierde”. Así lo certificaba también uno de los grandes poetas del Siglo de Oro español. Lupercio Leonardo de Argensola (1559-1613), quien dedicó a este asunto una canción titulada, precisamente, A la esperanza: “El bien de la esperanza / solo quedó en el suelo / cuando todos huyeron para el cielo. / Si la esperanza quitas / ¿qué le dejas al mundo?”.

CUANDO UNA PUERTA SE CIERRA, CIENTOS SE ABREN

Indica la variedad de caminos para lograr los objetivos y señala la necesidad de mantener la esperanza ante los imprevistos y las desilusiones. De imprevistos, golpes y palos supo mucho don Quijote de la Mancha, pero a pesar de los reverses de la vida jamás se dio por vencido en su aventura de caballero andante. En el capítulo 1, XXI el famoso hidalgo habla con Sancho en estos términos: “Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de todas las ciencias, especialmente aquel que dice: DONDE UNA PUERTA SE CIERRA, OTRA SE ABRE”. Y es muy cierto que no hay gentes en el mundo que más necesiten de la esperanza que los caballeros andantes, y más ninguno, nuestro inmortal héroe don Quijote.

A FALTA DE PAN BUENAS SON TORTAS

Este refrán recomienda la conformidad ante la escasez o la mengua. En general, señala la conveniencia de acomodarse con buen talante a lo que se posee, y cuando no se tiene nada, alegrarse con lo poco o mucho que se reciba. Hay que recordar que la masa de las tortas resultaba antaño muy dura y que se utilizaba como sustituto del pan de levadura cuando éste escaseaba.

SALUD, DÍAS Y OLLAS COMPONEN COSAS

Este refrán recuerda que la salud y el alimento son los únicos elementos imprescindibles para vivir. Señala la esperanza de obtener bienes mayores siempre que contemos con estos tres aliados: la buena condición física, el tiempo y el sustento. En caso de apuro, conviene conformares con lo dicho.

A CUALQUIER DOLENCE ES REMEDIO LA PACIENCIA

Recomienda soportar con mansedumbre los dolores físicos y morales de la vida, porque ni para el restablecimiento (tras una enfermedad) ni para las ofensas es recomendable la ira o la imprudencia. El conocimiento práctico del refranero sabe que EL TIEMPO LO CURA TODO, y que esperar a que escampe es siempre el mejor método para andar sobre seguro. Una variante del refrán sobrescrito es A CIALQUIER DOLOR, PACIENCIA ES LO MEJOR.

VIVIR BIEN ES LO QUE IMPORTA, QUE LA VIDA ES CORTA

Recomienda este refrán acomodarse cuanto se pueda a los placeres que nos ha otorgado la vida y aconseja buscar los medios para gozar de lo que hemos logrado. Del mismo modo parece indicar que debemos alejarnos de las quimeras y preocupaciones que amargan nuestros años. La idea de la brevedad de la vida ha sido expuesta por numerosos poetas y filósofos. Séneca se ocupó de este tema en su magnífica De vita brevis (De la brevedad de la vida). Nos recuerda el filósofo cordobés que no es cierto que la vida sea corta, sino que más bien la malgastamos y la abreviamos ocupándonos en asuntos vanos (deseo de gloria, dinero, poder, el juego, etc.). Dice Séneca que estas necias ocupaciones nos roban el tiempo y que nuestros días sólo están bien invertidos si los dedicamos a la sabiduría. He aquí sus palabras: “Es larga la vida, si de ella sabes hacer buen empleo”. También en la Roma clásica solía utilizarse el proverbio CARPE DIEM, esto es: “aprovecha tu tiempo”, para indicar la brevedad de la vida y la necesidad de gozar de ella mientras dura. Más irresponsable y farandulera es la expresión española moderna VIVE LA VIDA.

NADIE DIGA “BIEN ESTOY” SIN AÑADIR “HOY POR HOY”

Nos recuerda que los males y desgracias pueden sobrevivir de improviso; y que lo que hoy es alegría puede ser pesar mañana. Escribió el estoico Séneca que es locura hacer planes para la mañana porque no conocemos el término de nuestra vida, y afirmaba que ignoramos qué ha de ser de nosotros en el instante inmediato. Lope de Vega decía, por su parte: “Nadie puede asegurar que va a vivir un instante más a partir del momento en que lo dice”.

A PERRO FLACO, TODO SON PULGAS

Dice el presente refrán que los desgraciados tienden a recibir más desgracias y a sufrir más. Como sugiere otro proverbio: LAS DESGRACIAS NUNCA VIENEN SOLAS. Se utilizan cuando a una persona acuciada por los males le llegan otros nuevos y más graves. En términos generales, se entiende que los miserables tienen más probabilidades de encontrar en su vida nuevas desdichas.

TODO MI GOZO EN UN POZO

Se utiliza esta expresión para señalar la decepción ante las expectativas o esperanzas que se tienen depositadas en el porvenir. En general, representa el pesar de quien se ve defraudado cuando espera un bien y le sucede un mal.

QUIEN VA Y VUELVE HACE BUEN VIAJE

Afirma la esperanza de volver a quien emprende un viaje. Señala, además, que las ausencias causan doble dolor: por los que arriesgan su vida en los caminos llenos de peligros y por los que permanecen a la espera de su regreso. Por eso, el volver de nuevo a casa es la mejor de las noticias.

A CADA GORRÍN LE LLEGA SU SAN MARTÍN

El presente refrán avisa que a todos nos llega el momento de purgar nuestras culpas. Especialmente está dirigido a los malvados y a los tiranos que han engordado (como los marranos) a costa de las penalidades ajenas. Esta amenaza tiene una variante sin rima, mucho más común: A CADA CERDO LE LLEGA SU SAN MARTÍN. Estas expresiones hacen referencia a la matanza del cerdo, que suele realizarse al llegar el invierno, en tono el día 11 de noviembre, día de san Martín. Por esta razón, en algunas zonas rurales se llama “sanmartinada” la fiesta del sacrificio del gorrino, o gocho, o marrano, o puerco, o guarro, o cochino, o porcachón, o tocino, o tunco, o chancho que de todas estas maneras se denomina a este benéfico animal.

2.3 Caridad

Los filósofos de todos los tiempos dicen de la caridad que es una virtud opuesta a la envidia y al odio. las religiones, y especialmente la cristiana, la señalan como la virtud que consiste en amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como si fuera uno mismo. Sin embargo, la caridad se ha entendido y se entiende de modos bien distintos. En general, decimos de una persona que es caritativa si se muestra compasiva y solidaria al sufrimiento y los pesares de los demás.
En este último sentido debían entenderlo los pícaros que aparecen en las novelas españolas del Renacimiento y del Barroco. “Ya no hay caridad en el mundo”, solían decir cuando les negaban el alimento, o cuando les negaban un lugar donde dormir, o, cuando, con peor suerte, los apaleaban. Aunque la historia y la literatura española está plagada de pícaros, vividores y zangarrones (son muy famosos Pablos, el Buscón, y Guzmán de Alfarache, entre otros), lo cierto es que el más famoso representante de este género de vida es Lázaro de Tormes, conocido como El Lazarillo de Tormes, cuya vida cuenta él mismo en una breve novela aparecida en 1554. Conforme a los preceptos de Erasmo de Rotterdam (1466-1536), el autor del Lazarillo lamenta el egoísmo de los hombres, y recomienda la caridad, la amistad y la piedad. De modo que el pobre muchacho pasa la vida entre “tolondrones”, “repelones” y “coscorrones”, y sin otra ocupación que buscar de qué comer y cómo hallar algún sustento. Así, el pobre Lázaro moría dos veces: a golpes y de hambre. “Me cumple avivar el ojo y avisar, pues soy solo, y pensar cómo me sepa valer”, decía. Y de esta manera, estando atento y listo, pudo llegar Lázaro a ser un hombre de provecho. Cierto que para ello debía consentir que su esposa “visitara” al Arcireste, pero eso son habladurías.

HAZ BIEN Y NO MIRES A QUIÉN

Este conocido refrán es la máxima expresión de la caridad y la bondad con que debe conducirse el hombre en el transcurso de su vida. Refleja el desinterés de la persona que ayuda y coopera con los demás sin necesidad de pago o deuda.

DA Y TEN, Y HARÁS BIEN

Recomienda la caridad, pero también aconseja la prudencia en la ayuda del necesitado.

EL QUE DE CAMPO VIENE, CALDO QUIERE

Indica la necesidad de alimento, paz y descanso que necesita la persona que ha estado laborando durante todo el día; y más que alimento, el refrán alude al sosiego de la casa familiar. Era común que los labradores pasaran toda la jornada en los campos: en sus zurrones llevaban la comida del medio día, que, en ocasiones, no iba más allá de pan, queso y vino. Si las tierras se hallaban cerca, las esposas y las mozas se acercaban con el capazo portando en él viandas más apetitosas: garbanzos, torreznos, verduras, etcétera...

DONDE COMEN DOS, COMEN TRES

En ocasiones este refrán se completa con la coletilla, “se echan qué”. Expresa la actitud hospitalaria de quien está dispuesto a repartir sus alimentos (u otra cosa cualquiera) con un recién llegado que los necesita. El refrán, si le añadimos la coletilla, resulta un tanto más egoísta y parece indicar que conviene no compartir los alimentos con los demás. La caridad es un elemento peculiar en el refranero popular español: he aquí otros refranes con el mismo sentido: LA MESA DE SAN FRANCISCO, DONDE COMEN CUATRO COMEN CINCO. DONDE COMEN TRES, COMEN CUATRO. Este último ejemplo tiene una variante: DONDE CABEN TRES, CABEN CUATRO.

ERROR CONFESADO, MITAD PERDONADO

La caridad impone perdonar a quien yerra o se equivoca. Más aún: la caridad exige perdonar a quien se arrepiente. Por esta razón este refrán señala que el arrepentimiento es la actitud más propia para que nuestros errores sean disculpados. Sin embargo, no todos los refranes son caritativos con las culpas ajenas. En el siguiente, por ejemplo, se recomienda

EL MUNDO PROMETE Y NO DA; Y SI ALGO TE DA, TE COSTARÁ

Este refrán de tono filosófico asegura que nada se obtiene de balde en esta vida y que cada bien que se logra resulta caro y gravoso. Como los falsos amigos que ofrecen mucho y no dan nada, así el mundo muestra todas sus maravillas y después las esconde para los privilegiados. Los pícaros del Renacimiento español, apaleados y hambrientos, solían decir “ya no hay caridad en el mundo”, para indicar la crueldad y la falsedad de una sociedad hipócrita. Otro refrán dice: AL MISERABLE Y AL POBRE, TODO LE CUESTA EL DOBLE.

HAY MÁS REFRANES QUE PANES

Este curioso refrán alude a la inmensa cantidad de enseñanza y consejos que la gente está dispuesta a ofrecer, y a la escasez de su utilidad práctica. Se podría considerar un anti-refrán, porque reconviene a las personas que hablan por refranes. Estas gentes refraneras encuentran un proverbio para cada asunto, sugieren soluciones para cada problema o argumentan sus creencias ensartando el refranero. Contra estos molestos consejeros, la sabiduría popular ha construido este refrán como contestación. De este modo se indica que las sentencias son útiles como conceptos morales pero resultan poco efectivas ante necesidades prácticas inmediatas. Por otro lado, el refranero se elogia a sí mismo cuando alaba las bondades de estas sentencias breves cargadas de sabiduría: HOMBRE REFRANERO, MEDIDO Y CERTERO. Y: QUIEN HABLA POR REFRANES ES UN SACO DE VERDADES.

HAZ LO QUE BIEN DIGO, Y NO LO QUE MAL HAGO

Distinto a otros refranes que sugieren poner en práctica los consejos, éste enseña que los consejos pueden ser perfectamente buenos aunque el consejero no los lleve a cabo. Es notable que el refranero tenga soluciones para todos los problemas referentes a la palabra y la acción. En este caso, se recalca la bondad de los buenos avisos en sí mismos, sin necesidad de que se encuentren actos que los confirmen. Los médicos fumadores suelen repetir este refrán muy a menudo.

DE BIEN NACIDOS ES SER AGRADECIDOS

Este refrán es uno de los más conocidos y utilizados de todo el compendio refranero. Expresa una cualidad moral muy valorada en la antigua Castilla de hidalgos y nobles. Se decía “bien nacido” por oposición a “mal nacido”, es decir, por oposición a la descendencia bastarda o de orígenes dudosos. Una variante de este refrán es: QUIEN ES AGRADECIDO ES BIEN NACIDO.

SI ME LO HAS DE DAR, NO ME LO HAGAS DESEAR

Reprimenda a los que muestran y guardan. La sabiduría popular reniega de los que ofrecen y no dan, y de los que enseñan y retiran. Así nos comportamos con los perros y los gatos, a los que mostramos un pedazo de pan y se lo escondemos inmediatamente. Por esta razón, lo que conviene a los animales, como juego, no es propio de los hombres: tanto más cuando hay necesidad. Sugiere el refranero no prometer lo que no se va a otorgar.

NO HAY DUELO SIN CONSUELO

Como señala una sentencia popular: TODO TIENE REMEDIO EN ESTA VIDA, EXCEPTO LA MUERTE. Se quiere decir que no hay desgracia que no tenga remedio o, al menos, que no pueda ser aliviada.

AL BUEN CONSEJO NO SE HALLA PRECIO

Encarece este refrán las bondades de las advertencias, siempre que provengan de quien nos quiere bien.

OFRECER Y NO DAR ES LO MISMO QUE ROBAR

Señala la maldad con que se conducen las personas que prometen y no otorgan. En la cultura árabe la negación de los compromisos es considerada como un gravísimo pecado y una gran ofensa. Así lo entendieron los súbditos musulmanes del alcaide de Ronda, Abdalá, en tiempos de Reconquista. Los caballeros cristianos apresaron al alcaide y a su sobrino y los musulmanes propusieron comprar la libertad de los nobles árabes por cierta cantidad de oro. Los cristianos aceptaron el trato pero, tras haberse quedado con el tesoro, sólo entregaron al alcaide, y retuvieron al sobrino con el fin de obtener más riquezas. Enterado de esta infame actitud, el rey Juan II de Castilla (1404-1454) recriminó a sus caballeros y mandó que el joven árabe fuera llevado a palacio. Los caballeros cristianos pensaron que el rey deseaba cobrar él mismo el rescate. Por eso se decía en los campamentos cristianos que Juan II quería “el oro y el moro”.

2.4 Coraje

Aunque en ocasiones se confunde con la ira o la animadversión, el Coraje ha sido entendido habitualmente como un estado del corazón que proporciona valor y ánimo. Tampoco debe asociarse a la fanfarronería o a la soberbia, pues éstos son defectos morales, en tanto el Coraje es una virtud por la cual el hombre se siente con el arrojo necesario para afrontar las pesadumbres o los inconvenientes que se presentan.

El valor ante la adversidad lo encarnan los héroes. Los estudiosos de la literatura y de las artes han descubierto que un héroe es aquel que se sobrepone a todos los reverses de su azarosa existencia. No vale, por tanto, que un hombre ejecute una acción arriesgada para convertirse en héroe. Es necesario afrontar los peligros desde la desgracia para ser considerado como tal. Los literatos suelen utilizar un recurso bien conocido desde el principio de los tiempos: consiste en colocar a su protagonista en un estado lamentable. A continuación se le somete a numerosas pruebas y se le agobia con más penurias. Si el protagonista supera todos los contratiempos y sale triunfante de su experiencia, es considerado un héroe y, por lo tanto, un representante del Coraje del hombre. Ulises es uno de los héroes más apreciados por la posterioridad. (Su verdadero nombre, Odiseo, da título al relato de sus aventuras: La Odisea, de Homero). El objetivo de Ulises es volver a Ítaca con su esposa Penélope, pero su viaje se ve impedido por la oposición de los dioses, el mayor inconveniente posible. Todos los inconvenientes imaginables se cruzan en su camino: gigantes, sirenas, brujas, tempestades, etcétera. Sin embargo, triunfa, y su triunfo es mayor cuanto mayores han sido las penas que ha sufrido.

El refranero castellano no va tan lejos como Homero. En las sugerencias del saber popular basta con tener valor, esperanza, tenacidad y paciencia.

UN SOLO GOLPE NO DERRIBA EL ROBLE

Encarece nuevamente la necesidad de actuar con paciencia en la consecución de los objetivos. Porque los logros requieren mucho esfuerzo y trabajo, y es insensatez pretender que, al primer intento y sin sudor, consigamos dar fin a nuestras obras.

A BUEN HAMBRE NO HAY PAN DURO

Suele completarse este refrán con la coletilla “ni falta salsa a ninguno”. Argumenta que, cuando la necesidad aprieta, el hombre se crece en su valor. De modo concreto, el refrán señala que la miseria obliga a no pararse en inconvenientes, aunque estos pudieran ser grandes en otras circunstancias. Porque el desgraciado no se muestra exquisito en lo poco que halla, y todo le sirve. Los remilgos son para el que tiene donde elegir, no para el que ha de conformarse con lo que haya. El famoso pícaro Lázaro de Tormes tuvo un amo hidalgo, miserable y pobre, aunque su vanidad le impedía reconocer su pobreza. Como la mesa no se disponía, Lázaro sacó unos mendrugos de pan y se preparó para comer. El amo lo observaba y se le deshacía la boca de hambre, pero su orgullo le impedía solicitar al pobre Lázaro uno de sus mendrugos. Esta fue su conversación:

-Ven acá mozo. ¿Qué comes?
Yo lleguéme a él y mostréle el pan. Tomóme él un pedazo de tres que eran, el mejor y el más grande, y díjome:
-Por mi vida, que parece éste buen pan.
-¡Y cómo! ¿Ahora -dije yo-, señor, es bueno?
-Sí, a fe, dijo él.
-¿adónde lo hubiste? ¿Si es amasado de manos limpias?
-Yo no sé de eso -le dije-. Mas a mí no me pone asco el sabor dello.
-Así plega a Dios -dijo el pobre de mi amo. Y llevándolo a la boca, comenzó a dar en él tan fieros bocados como yo en el otro.
-Sabrosísimo pan está -dijo-, por Dios.

En el mismo sentido deben comprenderse los siguientes refranes: A BUEN SUEÑO, NO HAY CAMA DURA. CON BUEN SUEÑO HASTA UN LEÑO.

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