Reformas del bienio: modernización social y política en España
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Las grandes reformas del bienio
Durante el bienio reformista y antes de probar la nueva constitución, se llevaron a cabo un conjunto de reformas estructurales que pretendían la modernización social y política de España. Lógicamente, limitaban y reducían los privilegios históricos de las élites y respondían a las expectativas generalizadas de cambio democrático de las clases medias y el movimiento obrero.
2.2 La reforma educativa
Convencido de que el atraso español podía superarse mediante un buen sistema educativo, el gobierno de Azaña se entregó a la difícil tarea de sustituir los métodos y los profesores religiosos por otros de una enseñanza progresista. Muchas de las medidas secularizadoras componían el repertorio legislativo de los países avanzados. Sin embargo, otras como la disolución de la Compañía de Jesús o la prohibición de la enseñanza a las congregaciones religiosas eran excesivamente agresivas y entrañaban un grave riesgo de enfrentamiento entre la opinión católica y el régimen republicano.
2.3 La reforma militar
Al mismo tiempo que intentaban dar un giro radical a la enseñanza, el gobierno republicano abordaba la espinosa tarea de modernizar el ejército, cuya abundancia de mandos, escasa formación de los soldados y anticuado material le habían hecho perder capacidad técnica. Una de las primeras decisiones de Azaña, ministro de la guerra en el gobierno provisional, fue la de ofrecer a un gran número de oficiales la jubilación anticipada con el sueldo íntegro. Otras medidas importantes tendieron a disminuir la amplitud de la jurisdicción militar en beneficio de la civil, así como el cierre de la Academia General de Zaragoza dirigida por el general Franco. Se limitó la primacía de los militares africanistas y se prestigiaron las armas de artillería e ingenieros, especialmente maltratadas en los años anteriores. Las reformas de Azaña irritaron a amplios sectores del ejército que vieron en ellas un propósito encubierto de minar el poder y el prestigio de los militares.
2.4 La reforma agraria
La esperanza republicana lleva, sobre todo, el nombre de reforma agraria, grave problema social y técnico que se arrastraba desde hacía dos siglos. Extensos latifundios en Extremadura y Andalucía, campesinos hambrientos y arrendatarios explotados esperaban un remedio. En el ánimo de muchos, el régimen de Azaña estaba llamado a acabar con todas las lacras del campo español mediante una distribución más justa de la propiedad y una mayor atención a sus rendimientos. Para ello, era urgente aprobar una ley que expropiara grandes fincas y las repartiera entre campesinos sin tierras. Con un fondo de agitación creciente en el campo, el proyecto de reforma agraria chocaba con la resistencia de los latifundios y de los partidos de derecha y centro, que la hacían estancar en las discusiones del congreso.
2.5 Las leyes laborales
Con la misma urgencia, el gobierno republicano estableció su política laboral bajo la dirección del Ministerio Socialista de Francisco Largo Caballero, llevando a cabo distintas reformas, entre el desagrado de los empresarios y las esperanzas de los trabajadores. La gravedad de los enfrentamientos sociales en la España rural empujaba a conceder satisfacciones inmediatas: extensión al campo de la jornada de ocho horas, prolongación de los contratos de arrendamiento de tierras para evitar abusos de los patronos, y laboreo forzoso de tierras donde existiesen braceros en paro.