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Los principios de la moral humana: el emotivismo moral



La moral es un asunto que nos interesa por encima de todos los demás, dice Hume. La razón de esta importancia concedida a la moral está en que la moral trata de las acciones humanas en cuanto que son buenas o malas. De ella se ocupa la Ética, la cual debe ser considerada una ciencia al igual que las matemáticas o la física.


La ética se ocupa de los juicios que hacemos acerca de la bondad y maldad de las acciones humanas.  Decimos, por ejemplo, que robar es una acción moralmente mala, y dar limosna, moralmente buena.
Ahora bien,
¿cómo podemos saber qué es lo bueno y qué es lo malo desde el punto de vista moral? Esta pregunta es la pregunta por la fundamentación de los juicios morales. No es una pregunta nueva sino uno de los interrogantes eternos de la Ética. Lo que sí es innovador es la respuesta que da Hume a la pregunta.


Antes de Hume, la mayoría de los filósofos reconocían que la razón o intelecto era la facultad que permitía a los hombres saber qué es lo bueno y qué es lo malo (Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino). Un ejemplo claro de este planteamiento era el intelectualismo socrático: el que hace una  acción  mala es  simplemente  un ignorante  que no ha hecho  uso de la razón y,  en consecuencia, desconoce lo qué es bueno. Este punto de vista es conocido como Racionalismo moral
.


El punto de vista de Hume es completamente distinto; es, más bien, un punto de vista que critica el Racionalismo moral. Según Hume, si hacemos uso de la razón jamás encontraremos en una acción, por ejemplo, un asesinato, algo que nos permita decir que es una acción mala y que, por tanto, no debe realizarse.  Ahora bien, ocurre que las acciones despiertan en los sujetos emociones  o sentimientos  de  aceptación  o rechazo. Es en estos sentimientos donde se fundamentan los juicios morales. El que una acción sea buena o mala depende de las emociones que despiertan o suscitan en nosotros. Sentimos sentimientos de placer o satisfacción ante una acción buena y malestar o dolor ante una mala, y de esta manera la aprobamos o la rechazamos. Lo que es bueno o malo moralmente no es, por tanto, algo que "se razona" previamente sino algo que “se siente".  En definitiva, frente al intelectualismo o Racionalismo moral clásico, el emotivismo moral humeano
.

Un sentimiento de gran relevancia moral es el de la simpatía, es decir, la capacidad para “padecer con”, para alegrarnos con los éxitos de los demás y entristecernos con sus fracasos. Gracias a este sentimiento la vida de los demás no nos resulta indiferente.


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