Proyecto republicano de Francisco de miranda

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A lo largo de seis años se intentó la construcción en España de un régimen democrático. Esto significaba superar el liberalismo conservador de la etapa anterior e introducir los principios democráticos: sufragio universal masculino, amplios derechos políticos y reformas sociales para avanzar en la igualdad (reforma fiscal, enseñanza pública…)

A partir de 1866 se produjo una grave crisis económica (agrícola, industrial y financiera) que, unida al desgaste político del orden isabelino (sobre todo tras la muerte de Narváez); desencadenó una revolución contra la monarquía.
Los sublevados fueron aquellos grupos marginados del poder:  progresistas, demócratas y republicanos que se unieron (Pacto de Ostende), para presentar una alternativa al sistema, basada en la democratización de la vida política y en la recuperación económica, a ellos se sumó la Uníón Liberal con su nuevo líder Serrano. 

El movimiento, encabezado por los militares Prim (progresista) y Serrano (unionista), estalló en Septiembre de 1868  y obligó a Isabel II a exiliarse. Se formó un Gobierno Provisional, que impulsó un programa de reformas. Las nuevas Cortes aprobaron la Constitución de 1869, de carácter democrático y progresista.

La nueva
Constitución establecía la monarquía como forma de gobierno y hubo que buscar un rey para España. El elegido fue Amadeo de Saboyá, de la casa real italiana, con una concepción democrática del papel de la monarquía, el cual llegó a la Península en Diciembre de 1870; el mismo día fue asesinado Prim, su principal valedor. Amadeo contó siempre con la oposición de los moderados, los carlistas y la Iglesia, que se mantuvieron fieles a los Borbones. Por su lado, muchos demócratas se proclamaron republicanos y algunos promovieron insurrecciones a favor de la República. Además, el nuevo rey tuvo que hacer frente al estallido de dos conflictos armados: una insurrección en la isla de Cuba (1868) y una nueva guerra carlista, que se inició en 1872. Falto de apoyos y con demasiados problemas por resolver, Amadeo de Saboyá renunció al trono en Febrero de 1873.

Ante la abdicación del rey, las Cortes españolas votaron por una gran mayoría la proclamación de la República (Febrero de 1873). Pero ese resultado no reflejaba un apoyo real a la nueva forma de gobierno, ya que la mayoría de los diputados de la Cámara eran monárquicos. La República nacíó, pues, con escasas posibilidades de éxito, aunque fue recibida con entusiasmo por los sectores populares de las ciudades. Se redactó un proyecto de Constitución (1873) que reflejaba un amplio programa de reformas sociales y  propónía organizar el Estado de forma federal.

Pero la República tuvo que enfrentarse a un buen número de problemas: las guerras carlista y cubana crecieron en importancia; las divisiones entre los propios republicanos dificultaron la actuación de los gobiernos y, finalmente, los republicanos más radicales precipitaron revueltas sociales y levantamientos como el de Cartagena y otras localidades, que se proclamaron cantones independientes.  Se sucedieron cuatro presidentes en apenas once meses: Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar. Además, los monárquicos no aceptaron el régimen republicano y empezaron a organizarse para restaurar la monarquía con Alfonso de Borbón, el hijo de Isabel II.

En Enero de 1874, un Golpe de Estado protagonizado por el general Pavía disolvíó las Cortes y entregó la presidencia del ejecutivo al general Serrano. Este último intentó estabilizar un régimen republicano de carácter conservador y presidencialista, pero la base social que podía apoyarle optó por el regreso de la monarquía. 

El 29 de Diciembre de 1874 el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto proclamó rey de España a Alfonso XII.


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