La Protesta Universitaria y el Desarrollo Económico en España
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La protesta universitaria: Los conflictos volvieron a estallar en 1965, y se declaró el estado de excepción en 1969. Los estudiantes que se oponían al régimen encontraron el apoyo de numerosos profesores. La oposición universitaria se identificó cada vez más con organizaciones de extrema izquierda y rechazó al PCE y al PSOE, a los que consideraba partidos revisionistas y reformistas.
Los movimientos vecinales y ciudadanos: Se trataba de asociaciones de vecinos clandestinas que se concentraban en las barriadas obreras y populares de grandes urbes como Madrid y Barcelona. Comenzaron por reivindicar para sus barrios infraestructuras básicas, pero derivaron en la protesta política exigiendo democracia y cambio.
La oposición política tradicional: Sus militantes promovían los movimientos estudiantiles, vecinales y sindicales, ya que el líder del sindicato CCOO, Marcelino Camacho, era comunista. La estrategia del PCE, conocida como eurocomunismo, tuvo mucho éxito y consistió en fomentar la unidad de clases contra el franquismo y la reconciliación nacional, rompiendo con el comunismo soviético. El PSOE no se renovó hasta 1972, cuando los grupos sevillano (Felipe González, Alfonso Guerra), vasco (Nicolás Redondo, Enrique Múgica) y madrileño (Pablo Castellanos) se hicieron con el partido. Los nuevos dirigentes trasladaron la dirección del PSOE a España y eligieron como líder a Felipe González. Ambos partidos dirigieron distintas coaliciones democráticas unitarias de oposición: la Junta Democrática (1975).
El incremento del terrorismo: La organización terrorista más importante fue ETA. En la práctica, esta organización derivó hacia el independentismo radical y el leninismo, llevando a cabo asesinatos, secuestros y chantajes a empresarios. Aparecieron otras organizaciones terroristas de extrema izquierda, como el Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico (FRAP) y los Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO), constituidos ambos en 1975. La extrema derecha (Gerrilleros de Cristo Rey), por su parte, organizó constantes provocaciones y atentados, presionando para que el régimen no cediese a las reivindicaciones de la oposición.
4.1 La España de la autarquía (1939-1951): Tras la Guerra Civil, el franquismo adoptó una política económica de autarquía, es decir, muy dirigista e intervencionista, y de aislamiento y autosuficiencia con respecto al mercado exterior. Como consecuencia, se produjeron un estancamiento económico generalizado, escasez, hambre y el racionamiento de productos básicos. La adopción de esta política autárquica se debió a las siguientes causas:
- Las enormes pérdidas materiales y de capital humano ocasionadas por la Guerra Civil.
- Los obstáculos internacionales.
- El nacionalismo económico proteccionista adoptado por el régimen.
Corrupción y el mercado negro: La autarquía benefició a ciertas élites. Surgió una corrupción ilimitada y estructural: algunos políticos y funcionarios otorgaron a empresas y negociantes licencias para exportar o importar. Adquirió gran relevancia el mercado negro, conocido también como estraperlo.
La agricultura: Durante la autarquía, la agricultura entró en una profunda crisis. Los agricultores se veían obligados a vender al Estado sus productos a bajo precio. La carestía hacía crecer el mercado negro. Se impusieron (hasta 1952) las cartillas de racionamiento, una pequeña ración de productos básicos.
La industria: La actividad industrial se estancó. Un importante sector industrial público agrupado en el Instituto Nacional de Industria (INI, 1941). Iberia, empresa de aviación, se integró en el INI en 1943. Además, el Estado nacionalizó Telefónica (1945) y creó la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles (Renfe, 1941). Otras empresas del INI fueron Endesa y SEAT.
Los salarios y las finanzas: En la etapa autárquica de la economía, los salarios descendieron a un nivel inferior al de antes de la Guerra Civil, mientras que los precios aumentaron vertiginosamente, lo que se tradujo en la pérdida de nivel de vida y de poder adquisitivo. La inflación de los años cuarenta fue, probablemente, la más elevada de la historia de España. El régimen de Franco no intentó una redistribución positiva de la renta a través de los impuestos, es decir, obteniendo recursos de los más ricos para beneficiar a los menos pudientes.
4.2 El agotamiento de la autarquía (1951-1959): Entre 1951 y 1959, hubo un progresivo abandono de la política autárquica. Causas:
- El fin del bloqueo diplomático amplió las posibilidades comerciales y económicas.
- Hombres más liberales en los ministerios del ámbito económico.
- Los dirigentes del régimen adquirieron conciencia del agotamiento del modelo autárquico.
- Mayor integración con la economía internacional; España ingresó en organismos como la OECE, FMI y el Banco Mundial.
Consecuencias de la liberalización económica: Crecimiento económico sostenido: En torno al 5% anual, mientras que la renta por habitante se incrementó más de un 30% a lo largo de la década. Dicho crecimiento fue especialmente notable en la industria.
Recuperación del crecimiento agrícola: Comenzó a extenderse, además, la mecanización del campo y el uso de fertilizantes. Pese a todo, continuó el proteccionismo sobre la producción de cereales.
Reforma agraria conservadora: Reformas de carácter técnico: no se alteró la propiedad. Una política hidráulica orientada a la extensión del regadío y a la construcción intensiva de embalses y pantanos. Se unió la colonización de los nuevos territorios de regadío.
Enorme crecimiento industrial: Esta actividad económica se convirtió en la auténtica protagonista de la década. La dependencia española del petróleo era cada vez mayor y en 1973 alcanzó el 65% de la energía consumida en el país, desplazando al carbón.
4.3 El desarrollismo (1959-1975): El plan de estabilización de 1959. Esta política económica permitió romper definitivamente con el modelo autárquico y apostar por una economía de mercado, facilitando las exportaciones y la entrada de turistas y de inversión extranjera en el país para corregir el desequilibrio de la balanza de pagos. De esta forma, se avanzó hacia un modelo de economía liberal y se inició una década de crecimiento económico que no se detendría hasta 1975.
Los planes de desarrollo: La política económica se concretó en los Planes de Desarrollo (se aplicaron cuatro entre 1964 y 1976). Apertura hacia el exterior (hasta entonces impedida por el propio franquismo) que llevó a una planificación estatal coherente.
Las actividades económicas: El eje de la actividad económica se desplazó de la agricultura a la industria y, en menor grado, a los servicios. El campo se mecanizó y esto permitió que se incrementaran los beneficios y hubiera excedentes de mano de obra. El capital y los trabajadores pudieron destinarse a la fabricación industrial. Las actividades que más crecieron en la época del desarrollismo fueron la construcción y el turismo. El fenómeno turístico revolucionó la costa mediterránea española y sirvió de estímulo a su vez para el sector servicios y la actividad constructora e inmobiliaria.
Los ingresos procedentes del extranjero: El déficit de la balanza comercial se compensó con las transferencias de dinero o remesas que los emigrantes españoles enviaban desde el extranjero, así como con el turismo y la entrada de capital procedente del exterior. Aproximadamente, un millón de trabajadores españoles emigraron. El sacrificio de los emigrantes y sus remesas de capital contribuyeron a financiar el crecimiento en la década de 1970, a mantener altos los salarios y a disminuir la conflictividad social.
Los límites del desarrollismo: El crecimiento económico presentó las siguientes deficiencias importantes:
- Creciente dependencia de la coyuntura económica exterior.
- Grandes desequilibrios regionales.
- Inexistencia de una reforma fiscal. La falta de ingresos impidió hacer frente a los gastos sociales.
- Escasez de bienes públicos y servicios sociales.
- Control y concentración del poder económico. Cincuenta y una familias controlaban la mitad de los consejos de administración de las grandes empresas españolas. La burguesía financiera se convirtió, así, en la élite de poder más importante en España.
5.1 La evolución demográfica: Durante el franquismo, la población española experimentó uno de los mayores crecimientos vegetativos de toda su historia. El crecimiento fue debido al descenso de la mortalidad, que se redujo a la mitad, y al lento descenso de la tasa de natalidad. Esta incluso se incrementó en los años más prósperos (1956-1967), conocidos como del baby-boom. A lo largo de casi cuarenta años, el descenso de la natalidad fue insignificante. Se debió a razones sociopolíticas y a la mentalidad de la época. La emancipación de la mujer retrocedió unos veinte o treinta años durante el franquismo. Los movimientos interiores de población se intensificaron hacia las ciudades y las regiones costeras mediterráneas e insulares, el País Vasco y Madrid. Emigración por motivos laborales a Alemania, Francia, Suiza y otros países europeos, que afectó a unos dos millones de españoles.
5.2 Modernización social y evolución de las mentalidades: Descenso espectacular de la población que trabajaba en la agricultura. El sector industrial pasó a ser el predominante. El sector servicios aumentó considerablemente.
Mentalidades en el primer franquismo: La sociedad de los años cuarenta y cincuenta se distinguió por una rígida jerarquización en la que predominaban los valores tradicionales y religiosos y la moral católica; la mentalidad que se oponía a estos valores fue reprimida, así como cualquier signo de liberalización y modernización de costumbres. Las armas fundamentales en la conformación de esta moral y mentalidad fueron la educación y la censura, en las que tuvo un papel decisivo la Iglesia. En el ámbito educativo, se llevó a cabo la depuración de todos los docentes de izquierdas y liberales. Se redujeron las inversiones y se transformó la educación pública en subsidiaria de la enseñanza privada religiosa. Se suprimió la coeducación y se insistió en el papel de la mujer como madre y esposa. Hasta la década de 1960 no se recuperó el impulso por crear nuevos institutos y plazas docentes.
Mentalidades en el tardofranquismo: El impacto de la expansión económica sobre la mentalidad (gracias a la influencia del turismo), el aumento del nivel de vida y el desarrollo de la incipiente sociedad de consumo fue muy grande. El cambio de mentalidad producido a partir de la década de 1960 contrastó con el régimen político y social y sus instituciones, que se convirtieron en obsoletas. Los cambios sociales ocurridos en España en las últimas décadas del franquismo permitieron la creación de una nueva clase media conformista, satisfecha y agradecida a Franco por el periodo de paz de que disfrutaba. Ley General de Educación (LGE, 1970). Esta ley, promovida por el ministro José Luis Villar Palasí, decretaba, entre otros aspectos, la escolarización obligatoria hasta los catorce años y el nacimiento del Bachillerato Unificado Polivalente (BUP).
Los creadores: Los artistas, escritores e intelectuales tuvieron unas limitaciones políticas y de censura creativa difícilmente superables.
El ocio en el primer franquismo: La popularidad del cine en las décadas de 1940 y 1950 era tan grande que fue usado como medio de propaganda del régimen. Junto al cine se encontraba la radio y el fútbol. El cine y el fútbol constituyeron las actividades de ocio de masas más importantes de los cuarenta y cincuenta.