Proceso de institucionalización Franco

Enviado por Chuletator online y clasificado en Historia

Escrito el en español con un tamaño de 6,77 KB

La evolución política del régimen estuvo siempre condicionada por la coyuntura exterior.
Durante la primera etapa del franquismo, la totalitaria o azul, la evolución política del régimen estuvo condicionada por la Segunda Guerra Mundial, pasando de una inicial neutralidad a una no beligerancia como consecuencia de las victorias iniciales del Eje. La abierta simpatía por Alemania e Italia motivó el envío de la División Azul (unos 47.000 militares voluntarios) para combatir en el frente oriental contra la Uníón Soviética entre 1941 y 1945.
Cuando comienza el declive del Eje, el franquismo vuelve a declararse neutral, intentando acercarse a los que serían vencedores mediante una serie de leyes que pretendían mostrar una imagen más representativa. En 1942 se promulga la Ley Constitutiva de las Cortes, que establecía la formación de Cortes (se reunirían por primera vez el 17 de Marzo de 1943) elegidas en parte por Franco y en parte mediante sufragio indirecto, estando representados de esta manera la familia, el municipio y los sindicatos. Su función era refrendar las propuestas legislativas del dictador. En 1945 se promulga el Fuero de los Españoles, una teórica declaración de derechos y deberes basados en la moral católica tradicional, que no supuso ningún tipo de garantías democráticas. El mismo año se promulga la Ley de Referéndum Nacional, que reconocía el derecho a voto de los españoles para consultas sobre asuntos del Estado.
Al término de la Segunda Guerra Mundial, la dictadura franquista queda aislada internacionalmente, tanto diplomática (se marchan los embajadores extranjeros excepto el argentino y España no es admitida en la recién creada ONU en 1946), como económicamente (Francia cierra las fronteras). Para atajar este grave problema, Franco tomó algunas medidas para intentar borrar la imagen fascista de su régimen: suprimíó el saludo con el brazo en alto y promulgó la Ley de Sucesión de 1947, por la que España se convertía en reino, pero declaraba a Franco Jefe del Estado a perpetuidad y le legitimaba para designar sucesor a título de rey. Se creaban dos nuevas instituciones que debían regular la transición: El “Consejo de Regencia” y el “Consejo del Reino”. En 1948 consiguió que el nieto de Alfonso XIII, el futuro príncipe Juan Carlos, se educara en España bajo su tutela.
El comienzo de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Uníón Soviética dio un valor político importante al anticomunismo del régimen franquista, siendo la posición estratégica de España de alto interés militar. En 1949, la banca estadounidense concedíó a España un importante préstamo y en 1950 la ONU anuló el aislamiento
diplomático, regresando los embajadores extranjeros. En 1952, España era admitida en la UNESCO y en 1953 Estados Unidos firmaba con el gobierno español el Pacto de Madrid, por el que se creaban bases militares estadounidenses en España a cambio de ayuda militar y económica. Ese mismo año, El Vaticano firmó con el régimen franquista un Concordato. Finalmente, en 1955, España era admitida en la ONU como miembro de pleno derecho, con lo que se rompía definitivamente el aislamiento internacional, a la vez que se consolidaba el poder de Franco.
En 1957, el modelo autárquico y totalitarista estaba agotado. Franco y los dirigentes franquistas eran conscientes de que España debía salir de su aislamiento y buscar un cierto reconocimiento por parte de las democracias occidentales. Ese mismo año se firma el Tratado de Roma que dará paso a la constitución del Mercado Común Europeo, lo que supondría para España un riesgo de marginación por el nuevo ámbito económico y político que se iba a formar. Y ese mismo año, comienza la transformación del régimen franquista, con la constitución de un gobierno que deja fuera a Falange y supone el ascenso de los tecnócratas, pertenecientes al Opus Dei, y los reformistas del movimiento y su proyecto común de aproximación económica a la Europa occidental. Sin perder el carácter fuertemente autoritario, el régimen desarrolla la denominada democracia orgánica, que no engañó a las democracias parlamentarias europeas, porque a pesar del lavado de cara de las instituciones españolas, el régimen franquista seguía siendo una dictadura, lo que impedía la integración del país en el Mercado Común Europeo.
La transformación comienza con la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento (1958), que establecía como forma de Estado la monarquía (aún sin rey), que debía ser católica, social y representativa (pero no se aceptaban ni los partidos políticos ni las elecciones libres). Siguió con la Ley de Bases de la Seguridad Social (1963) completada con la Ley de la Seguridad Social de 1966, la creación del Tribunal de Orden Público para reprimir los llamados “delitos políticos”, la Ley de Prensa de 1966, propuesta por el entonces ministro de Información, Manuel Fraga, que levantó algo la presión de la censura. La Ley Orgánica del Estado (1966) fue la última de las Leyes Fundamentales del Movimiento, donde se desarrollaba el concepto de democracia orgánica y se establecía el sufragio restringido para elegir a la tercera parte de los procuradores en Cortes entre los candidatos de la familia, los municipios y el sindicato. En 1967 se aprueba la Ley de Libertad Religiosa por la que se concedía libertad de culto a las religiones no católicas. El proceso de institucionalización del régimen franquista concluye con la promulgación de la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1969), por la que Juan Carlos de Borbón, nieto de Alfonso XIII, fue designado sucesor de Franco “a título de rey”, si bien la nueva monarquía debía estar apoyada en el espíritu de la sublevación del 18 de Julio y sus principios fundamentales, lejos de la democracia y el parlamentarismo. Con el nuevo proceso de institucionalización del régimen, las distintas familias políticas de la primera etapa pierden su antigua influencia. La figura clave en esta transformación va a ser el almirante Carrero Blanco, hombre de confianza de Franco y quien debía representar la continuidad del sistema desde su cargo de Presidente del Gobierno (desde 1973). Pronto se rodéó de políticos católicos, conservadores y partidarios de la aproximación económica a Europa (López Rodó), pero manteniendo el autoritarismo. Se les denominó tecnócratas o aperturistas. Chocaban con otro sector, encabezado por José Solís, que pretendían el incremento de la influencia del Movimiento y la Organización Sindical y que no acababan de ver claro la continuidad monárquica.

Entradas relacionadas: