Problemas derivados de los usos industriales y urbanos

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3.1. La contaminación del aire: lluvia ácida y efecto invernadero

Se trata de emisiones a la atmósfera de gases nocivos (constituidos de carbono, azufre, nitrógeno...), junto con partículas en suspensión de composición muy variada, que alteran el equilibrio natural de la atmósfera y pueden ser dañinas para las personas y para los componentes de su medio ambiente.

Los principales agentes contaminantes proceden de la utilización masiva de combustibles fósiles en actividades de transporte, industriales, generación de energía eléctrica en centrales térmicas y calefacción doméstica.

Con el crecimiento económico y demográfico vivido por España en los últimos años se ha producido también un enorme incremento del volumen de contaminantes emitidos a la atmósfera. El problema se agrava por su concentración en reducidas áreas geográficas, aunque sus consecuencias son planetarias. Las mayores concentraciones de contaminantes atmosféricos se producen en las grandes ciudades (Barcelona, Madrid, Valencia), en las zonas de concentraciones industriales (Huelva, ría de Bilbao, Avilés, Cartagena y la bahía de Algeciras) y en los alrededores de las centrales térmicas (norte de León, Teruel).

Los problemas más evidentes de la contaminación atmosférica son los que tienen que ver con la salud de las personas (enfermedades respiratorias y cardiovasculares, aumento del número de cánceres, etc.) pero incide también en la pérdida de biodiversidad.

Entre los procesos negativos desencadenados por la contaminación atmosférica destacan:

  • La campana de polvo (smog) es un fenómeno de neblina característico de las grandes ciudades, ocasionado por la concentración en el aire de partículas de polvo y humo. Estas ascienden en las zonas centrales de las ciudades (las zonas con temperaturas más elevadas) y descienden en la periferia. Producen alteraciones en las plantas y los edificios y enfermedades pulmonares en el ser humano. Estas concentraciones peligrosas son características de las ciudades en invierno, cuando una situación anticiclónica (ausencia de lluvia y viento) mantiene los humos del tráfico, calefacciones e industria flotando sobre la ciudad.
  • La lluvia ácida consiste en precipitaciones que contienen disueltas en el agua sustancias químicas (ácido sulfúrico y ácido nítrico), originadas por la mezcla del vapor de agua del aire con las emisiones de óxidos de azufre o de nitrógeno de las centrales térmicas y de los automóviles. Afecta negativamente a la vegetación (deforestación), empobrece los suelos y contamina las aguas, dificultando la vida acuática.

El efecto invernadero está provocado por la emisión a la atmósfera de gases como el dióxido de carbono (CO2) o el metano, procedentes de la quema de combustibles fósiles. Estos gases, presentes de manera natural en la atmósfera, tienen la función de retener parte de la radiación solar e impedir que escape al espacio exterior - actuando del mismo modo que el cristal de un invernadero - contribuyendo con ello a regular la temperatura terrestre. Sin embargo, el aumento en los últimos años de la emisión de estos gases por la acción humana hace que la cantidad de calor retenido sea mayor, ocasionando un aumento global de la temperatura de la Tierra y cambios climáticos.

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